Trampa alimenticia a base de melaza y piña

La mayoría de las especies de gusanos plaga que dañan la cosecha de hortalizas y cultivos básicos, tienen una ventana de control limitada cuando se utilizan insecticidas convencionales, ya que solo necesitan de unas cuantas horas, a uno o dos días, para penetrar el fruto en desarrollo y quedar fuera del alcance del plaguicida aplicado. Afortunadamente, la fase adulta de muchos de estos gusanos plaga, son palomillas, que son atraídas por frutas en proceso de descomposición, o soluciones azucaradas.

El trampeo de las palomillas con cebos alimenticios tiene la ventaja de que: 1) pueden atraer de manera continua durante todo el tiempo que están activas las fases adultas de dichos lepidópteros; 2) atraen tanto machos como hembras (la fecundidad promedio de las hembras atrapadas va desde 500 hasta más de 3000 huevos), a diferencia de las trampas con feromona, las cuales solo atrapan machos; 3) son una herramienta efectiva para eliminar varias especies plaga al mismo tiempo, además, comparadas con las trampas de luz, las trampas alimenticias atraen de manera más uniforme tanto machos como hembras; y 4) son una herramienta de control eficiente y amigable con el ambiente.

En el Campo Experimental Zacatecas del INIFAP (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias) se diseñó una trampa para atrapar palomillas adultas de insectos que en su fase larvaria (gusanos) atacan a los cultivos de chile, tomate, tomatillo, lechuga, maíz, frijol y cereales en el estado de Zacatecas. La trampa resulta eficiente para atrapar adultos (palomillas) de la familia Noctuidae tales como gusano cogollero, Spodoptera frugiperda; gusano soldado, Pseudaletia unipuncta; gusano elotero, Helicoverpa zea; gusano soldado del betabel, Spodoptera exigua; gusano trozador negro, Agrotis ipsilon; gusano trozador veteado, Peridroma saucia; y gusano trozador occidental del frijol, Striacosta albicosta; estas trampas atrapan un número similar de machos y hembras de los insectos mencionados.

La trampa se realiza utilizando garrafones cuadrados de plástico, con capacidad de 20 litros. Se hace una ventana de 20 x 20 centímetros en las dos caras del garrafón que son más anchas, en tanto que, en una de las caras más delgadas, la ventana es de 15 x 20 centímetros; una cara del garrafón se deja intacta. Las ventanas se hacen a una altura de 10 centímetros a partir de la base del garrafón.

El cebo se elabora utilizando las proporciones siguientes: 3 kilogramos de melaza, 1 litro de agua y media piña bien madura hecha pedacitos; el cebo se deja fermentar por 4 días a temperatura ambiente. Una vez fermentado, se diluye al 90%, mezclando 9 litros de agua por cada litro del cebo alimenticio; se vierten 4 litros de la solución en cada garrafón, y cada 2 a 3 días se debe de rellenar el cebo alimenticio de la trampa, de manera que nunca quede el fondo del garrafón descubierto. Como las palomillas son de hábitos nocturnos, los cebos pueden cubrirse con algún costal durante el día, con el fin de reducir el riesgo de atrapar insectos benéficos, y a la vez reducir las pérdidas por evaporación; los cebos se colocan a una altura de 0.5 metros del suelo.

Lo ideal es colocar cada trampa separada a 50 metros una de otra, de tal manera que la primera trampa debe de estar a 25 metros de la orilla del cultivo, y de ahí, se caminan 50 metros más en línea recta para colocar la siguiente trampa, y así hasta terminar de cubrir todo el cultivo. Por lo tanto se requieren 4 trampas por hectárea, aunque cuando se tengan capturas de más de 50 palomillas por noche se puede incrementar el número de trampas por hectárea durante el tiempo que dure esa población de palomillas presente en el campo de cultivo.

e-mail: mena.jaime@inifap.gob.mx

 

 

 

Jaime Mena Covarrubias / Investigador de Entomología, Campo Experimental Zacatecas del INIFAP

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