Fructífero entorno productivo 2ª parte

La producción de tomate y pepino en invernadero implica una operación muy intensiva, con altos costos y un mayor requerimiento de mano de obra; es así como se delineó a tal actividad económica en la primera parte de este reportaje enfocado a compartir experiencias en torno al importante ramo de la agricultura protegida, relevancia por lo que se da seguimiento con el desarrollo del tema en esta su segunda entrega a través del amable intercambio vertido por el Sr. Giovanni Uriel Llamas Guzmán, productor con alrededor de 4 años de experiencia en el manejo de ambientes controlados, dentro de la unidad de producción conocida como Invernadero Las Capillas el cual cuenta con poco más de 15 años de labores, ubicado en suelos pertenecientes al municipio de Pánuco, Zacatecas, y en el que para el presente ciclo se estableció con una superficie de 7 hectáreas de invernáculo, 5 de jitomate y 2 de pepino.

“En términos generales las condiciones de la región son favorables para la producción de este tipo de hortalizas bajo cubierta, con clima propicio ya que sentimos que no es demasiado caliente en comparación a otras zonas productoras del país, aunque hay circunstancias como el exceso de lluvias que van algo en contra ya que se incrementa la humedad relativa dentro del invernadero y con ello se disparan las condiciones propicias para que comiencen a desarrollarse alteraciones en el cultivo, ocasionadas principalmente por hongos, bacterias y virus, por lo que en estas épocas de precipitaciones por lo general nos la pasamos fumigando constantemente sobre todo tratando de controlar lo que son los tizones”.

“Tratando de prevenir posibles complicaciones por cuestiones sanitarias, siempre buscamos hacer uso de compuestos biológicos como el extracto de flor de cempasúchil, chicalote y pino; además para la bacteria metemos Agry-Gent Plus, formulación sistémica la cual penetra a la planta a través de los estomas y se transporta por el xilema a todos los puntos de crecimiento controlando el problema, o Kasumin, complejo de origen biológico con amplio espectro de acción, y para los tizones o el mildiu en pepino usamos Previcur”.

“Dentro del invernadero es mucha la mano de obra que se necesita para realizar labores culturales, tales como enredar o tutorar, podar, deshierbar, fumigar, cortar, etc., y desafortunadamente cada vez se batalla más para encontrarla, por lo que siendo honestos es poca la gente con la que contamos en el presente ciclo, dado que deberíamos tener por lo menos 8 personas por hectárea y solamente traemos a 4, situación por la que sencillamente no nos damos abasto al desempeño propio de esta actividad y en ocasiones problemas como el desarrollo de malezas u otros nos llegan a ganar”.

“De igual forma también la cosecha es manual; maduro el fruto entra la gente a cortar y lo va colocando en cajas plásticas para posteriormente ser transportado a la corredora donde se lavara, se encerara, se seleccionara y se empacara de acuerdo al tamaño y hasta al color que el mercado demande. A grandes rasgos en la corredora el tomate o el pepino pasa primero por los cepillos, ahí se va limpiando y encerando; posteriormente llega a la banda donde la gente lo va clasificando y lo va colocando en una especie de contenedores para finalmente empacarlos en cajas de cartón e irlos estibando en tarimas, que es como se trasporta hasta la plaza de consumo”.

Para finalizar, el Sr. Llamas Guzmán señaló; “este año toda la comercialización ha sido exclusivamente local, y aunque años pasados si hemos exportado con un mayor valor comercial del producto, también son mayores los gastos y los requerimientos de calidad e inocuidad, por lo que sentimos que más o menos se compensa una cosa con otra”.

“Cambiar de costumbres o de ideología es uno de los principales retos que tenemos que superar como productores, sobre todo en el sentido de no esperar hasta que el problema se presente para tomar acciones al respecto, haciéndonos a la idea de que haya o no haya alteraciones tenemos que ir previniendo, lo que es hasta más económico y eficiente, ya que tratar de curar es más complicado y más caro, y si nos tardamos, ya con solo la mitad de las plantas, ya ni para que moverle”.

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