Cultivo con arraigo

Al hablar del cultivo de chile necesariamente se hace referencia a un gran legado histórico entorno a un producto emblemático que confiere identidad a estas tierras y las proyecta como símbolo de liderazgo y laboriosidad, depositarias de las raíces y expresiones más entrañables de la cultura nacional, en las cuales toman forma los rasgos y valores que definen con dignidad y orgullo la idiosincrasia del mexicano; destacada apreciación imposible de plasmar sin el talento y el esfuerzo de generaciones de hombres y mujeres de campo, productores con vocación, que son prueba manifiesta de grandes virtudes y capacidades, gracias a los cuales, mediante su firme desempeño, toman vida y color los suelos de la región quienes como toda madre fecunda con pasión y cuidado ofrecen sus mejores frutos.

Por ello, a pesar de que la producción represente todo un desafío,  es necesario construir una nueva idea que fomente respeto y pasión por el trabajo de campo, con el fin de preservar dichos méritos distintivos e incrementar el rendimiento y la calidad de los productos, basados en una acertada combinación entre la tecnología y la experiencia, tal como durante más de tres generaciones Los Rancheros® han tratado de hacerlo, dedicándose a la producción, comercialización y exportación de frutas y verduras, heredando facultades como el trabajo en equipo, la superación continua y el desarrollo sustentable, comprometidos con la eficiencia y la innovación, siempre procurando la preservación del medio ambiente y el progreso de su entorno socioeconómico.

“Hemos forjado una rica tradición a lo largo de poco más de 60 años en el cultivo y abastecimiento de bienes agroalimentarios como el chile, entre otras hortalizas, con lo cual buscamos compartir al mundo el sabor y la cultura de la cocina mexicana, filosofía que ha posicionado a Los Rancheros® como una empresa versátil y altamente competitiva al dar valor a los productos del campo, protagonista en el mercado nacional e internacional de forma ascendente y profesional, logrando así el rango de ser una organización sustentable y exitosa”; determinación realizada por el Ing. Carlos Narváez Prieto, agricultor por vocación y sucesor de generaciones dedicadas al campo, encargado de producción dentro del Rancho El Durazno, unidad que forma parte de la empresa agrícola Los Rancheros®, situado precisamente en la localidad de El Durazno perteneciente al municipio de Cosío del Estado de Aguascalientes, innovador espacio productivo en el que dentro del más reciente ciclo se han establecido cultivos como ajo, zanahoria, brócoli y chile, de este último bajo una superficie de 14 hectáreas principalmente en la modalidad de anchos y una parte de jalapeños, destinados en su totalidad para el mercado de consumo en fresco.

“Las condiciones agroclimáticas de la región hasta cierto punto han sido favorables para la producción, lo que ha impulsado el desarrollo de una fuerte orientación hortícola intensiva, con la plantación y manejo de cultivos como el chile, producto representativo y altamente demandado en los diferentes mercados, por lo cual figura como una atractiva alternativa capaz de generar un mayor nivel de rentabilidad para el agricultor, además de ser una importante fuente generadora de empleo, y aunque los riesgos y contrastes que la agricultura moderna impone son grandes, afortunadamente también existen significativos avances en diferentes conceptos del cultivo en campo, gracias al desarrollo y adopción de herramientas tecnológicas de apoyo, como componentes para un manejo más efectivo del agua de riego con sistemas de goteo los cuales sin duda han cambiado la perspectiva y han abierto la posibilidad de ser más productivos con un menor desgaste de recursos naturales, económicos y humanos, así como la implementación de cubiertas plásticas o acolchados que retienen la humead y controlan la maleza, además del constante mejoramiento genético lo que ha permitido el incremento de las densidades de población y con ello el aumento en el potencial de cosecha, pero sobre todo a través de la ampliación en los límites del conocimiento, lo que definitivamente nos ha permitido entender mejor la simbiosis generada entre las plantas y su entorno, creando así mejores estrategias basados en información más específica, sin dejar de reconocer que este es un ramo muy dinámico en el que todos los días estamos aprendiendo cosas nuevas, dado que ningún año es igual a otro, de ahí la necesidad de una observación y una capacitación constante para un progreso continuo”.

“Siempre buscamos trabajar a través de la más renovada genética, con semillas hibridas de gran calidad que permitan obtener altos rendimientos por hectárea y que tengan mayor resistencia a plagas y enfermedades, resultando con ello en sistemas o programas productivos más eficientes y competitivos. Por lo que para el presente ciclo estamos manejando variedades de chile ancho o poblano como Sequoia y Marques, el primero de la compañía semillera Harris Moran, material de alto potencial productivo, de planta compacta con cobertura densa, frutos de pared gruesa y alto peso específico de excelente uniformidad, y el segundo de Lark Seeds, es un nuevo híbrido que genera frutos de una calidad sobresaliente, de color verde oscuro y gran tamaño, sumamente uniformes mayormente a dos venas y con paredes muy gruesas, la planta es muy fuerte con un alto grado de ramificación lo que proporciona una excelente cobertura; y en jalapeños tenemos Colossus también de Lark Seeds, sobresaliente en tamaño de los frutos, calidad y productividad, con una rápida recuperación de la planta entre cortes, excelente rebrote, y de gran adaptabilidad, además del novedoso material llamado Fundador de Nunhems distribuido en la zona por Premier Seeds, chile jalapeño con fuerte desarrollo vegetativo indispensable para sostener largos periodos de producción vigorosa, el cual presenta tamaños grandes que van de las 5 a las 6 pulgadas, color verde intermedio con excelente precocidad, y posee una alta tolerancia a bacterias”.

“A grandes rasgos, hemos optado por estas variedades en base a su tamaño, color, forma y sabor, es decir, de acuerdo a lo que los clientes o el consumidor piden. Asimismo, todos los años ponemos pequeñas parcelas de validación para ir observando que cualidades son las que vienen e ir considerando características a tomar en cuenta a futuro, por ello, este año plantamos un ensayo con distintos híbridos, en el que afortunadamente se dieron las condiciones propicias para poder evaluar su desarrollo, a través de una fructífera línea de variedades principalmente de Sakata tales como Alteño, Sargento, Mariscal, Capitán y Almirante dentro del segmento de los poblanos o anchos, en guajillos Cardenal y el nuevo pasilla Campesino, así como gracias a la cooperación de Premier Seeds se establecieron los jalapeños Mezquital, Monte Verde y Río Verde, los guajillos Vetagrande y Edén, y el húngaro GS-872, entre otros”.

“En promedio, dentro de nuestras tablas de producción comercial, estimamos y esperamos un rendimiento por arriba de las 35 toneladas por hectárea en el caso de los anchos, ya que como referencia tenemos el año pasado donde efectivamente alcanzamos esas 35 toneladas por lo que para este ciclo confiamos subir a unas 38 toneladas de chile por hectárea, y en el jalapeño tenemos planeado llegar a las 40 toneladas por hectárea si Dios no dispone otra cosa. Por lo general a este tipo de chiles les damos 3 cortes, en el primero se va la mejor calidad, el segundo son los medianos, y el tercero es el arrastre, y como se ha mencionado el propósito principal al que enfocamos estos chiles es para su comercialización en fresco, con la intención de obtener mejores márgenes económicos, acortando el ciclo o vendiéndolos rápidamente, evitando con ello maniobras como el secado y demás gastos y riesgos que dicho proceso conlleva”.

“El sistema productivo que implementamos podría definirse como envarado a campo abierto, en camas o surcos con acolchado plástico a un hilo irrigado por una cinta de goteo de alto flujo, con un metro de distancia entre camas, y de 25 a 26 centímetros de espaciamiento entre plantas, por lo que estamos hablando de una densidad de población de aproximadamente 37 a 38 mil plantas por hectárea, marco de plantación que hasta le fecha nos ha funcionado bastante bien en este rancho, dada la holgura o amplitud la cual permite una mayor aireación u oxigenación del cultivo, así como un fácil paso de los rayos solares lo que abona a un mejor proceso fotosintético, reduciendo además la competencia por agua y nutrientes, dando como resultado plantas más vigorosas y productivas”.

“Una vez que tenemos lista la semilla, el Sistema Producto Chile de Aguascalientes nos hace el favor de producirnos o criarnos la plántula en charolas dentro de sus semilleros o invernaderos, etapa que dura alrededor de un mes para lograr plantas sanas y vigorosas completamente aptas para su trasplante al terreno definitivo. Dispuesto el material comenzamos con la plantación de chile, labor que en este año la realizamos para finales de marzo; y por ejemplo, en lo que son chiles anchos se dice que de trasplante a cosecha se llevan un lapso más o menos de 100 a 110 días, pero este año se ha presentado bastante calor por lo que podemos observar que su madurez se adelantó un poco, iniciando así a cosechar en las primeras semanas de julio, fechas en las que se realizó el primer corte, y entre cada corte damos un espaciamiento o periodo de recuperación de la planta de alrededor de 10 días para que ésta retome fuerzas y continúe formando y desarrollando las siguientes generaciones de frutos”.

“Desde mucho antes de plantar empezamos a preparar el suelo donde se establecerá el cultivo de chile, sembrando forrajes de invierno como avenas con la idea de integrar abonos verdes al terreno, lo cual además de permitir una correcta rotación agrega nutrientes e incrementa el nivel de microorganismos benéficos mejorando así la estructura de la superficie. Posteriormente y de manera casi paralela a la crianza de la plántula iniciamos con el acondicionamiento de tierras; en primer lugar realizamos un buen volteo, se dan algunos pasos con rastra procurando que la superficie quede lo más mullido posible, si la situación lo requiere tratamos de nivelar, de ahí se empiezan a marcar las camas para entrar con la acolchadora y meter el plástico y la cintilla, tratando de crear la mejor estructura posible para que no se batalle al momento de la plantación, ya de ahí empezamos a nutrir dependiendo de las condiciones del ambiente y de la planta, tanto agua como fertilizantes van conforme a dichos factores, también vamos observando muy de cerca el aspecto fitosanitario respecto de plagas y enfermedades, para ir tratando principalmente de prevenirlas antes que de combatirlas, buscando sobre todo llevar un manejo lo más apegado posible a controles o practicas biológicas para disminuir al máximo las aplicaciones químicas, y así al final del día obtener productos inocuos, con gran sabor y calidad”.

El manejo racional de los factores ambientales y agronómicos de forma conjunta, es fundamental para el funcionamiento adecuado del cultivo, ya que todos se encuentran estrechamente relacionados, y la presión sobre cualquiera, incide en el resto, por ello uno de los principales temas a considerar dentro de la producción de chile, es la correcta aplicación de agua y nutrientes, por lo que el Ing. Narváez indicó; “dentro de la parte nutricional del cultivo, podemos señalar que se realiza mediante programas muy flexibles, ya que ciertamente no podemos precisar una fórmula exacta, dado que la agricultura no es como una receta de cocina, varía de una condición a otra, por lo que definitivamente la aportación de nutrientes a la planta tiene que ser muy dinámica, determinada por el estado del cultivo, monitoreando constantemente que características son las que se van manifestando, y que sea la misma planta la que vaya expresando que es lo que necesita, sin embargo, a grandes rasgos podemos decir que el chile como muchas otras plantas demanda de elementos básicos como el nitrógeno, fósforo y potasio, este año hemos ocupado bastante calcio dado el fuerte calor que se ha presentado, ya que el agua no daba el abasto necesario para que dicho elemento subiera a la planta, de ahí que tuvimos que realizar algunas aplicaciones foliares para compensar ese requerimiento, por otra parte, cabe señalar que fue el análisis de suelo quien nos precisó que no se ocupaba fertilización de fondo, aunque de cualquier forma optamos por meter algo de composta para empezar a reactivar los microorganismos”.

“De igual forma la aplicación eficiente de agua depende de un sin número de condiciones, y para determinar los periodos y lapsos de tiempo del riego, necesitamos entender cada una de las variables que interactúan dentro del desarrollo fisiológico de las plantas, para poder interpretar factores como la humedad, temperatura, radiación, evapotranspiración, saturación, estructura del cultivo, etc., y en base a ello determinar si se suministra agua o no es necesario, si se alarga el tiempo o se acorta; como principio siempre se tiene que estar monitoreando la planta, cuando ésta es aún pequeña con poca raíz, la demanda de agua es mínima por lo que los riegos tienden a ser por intervalos muy reducidos, pero conforme la planta se va desarrollando, la intensidad del riego también debe de ir aumentando, ya que lógicamente el requerimiento del cultivo crece. El hecho de que tengamos sensores de humedad en todos los campos de riego, no implica que dejemos de ir personalmente a escarbar y ver directamente qué es lo que la planta requiere, por ello todos los días estamos caminando las parcelas, muestreando, para comparar lo que nos dicen los sensores con lo que a simple vista se ve o al tacto se siente, en base a lo cual decidimos el volumen de agua que regamos a diario, por ejemplo, en julio antes de cosechar donde la radiación y el calor estuvieron a su máxima expresión regamos por lapsos de 2 a 2 horas y media diario, evitando picos o altibajos muy marcados buscando mantener lo más estable al cultivo tratando de que las plantas se estresen lo menos posible”.

Llegada la madurez fisiológica del cultivo, el proceso de cosecha juega un papel esencial, estimación respecto de la cual Carlos Narváez determinó; “asentado el punto exacto para la cosecha, básicamente una vez que los chiles están en tamaño, forma, color y consistencia o bien macizos como se dice, se entra con personal para el corte manual del fruto y su inmediata comercialización, ya que como se ha dicho prácticamente todo se destina para su consumo en fresco, aunque cabe señalar que en otros ciclos hemos cortado en tamaños para empaque de exportación, con empaque para mercado nacional, actualmente lo que más se mueve y lo que más está pidiendo el mercado es a granel, pero si nos piden para exportación seleccionamos tamaños, si nos piden empaque de cartón lo hacemos, por lo que básicamente nos acomodamos a las necesidades del cliente”.

Para concluir, el Ing. Narváez Prieto agregó; “siempre hemos tratado de apostar a una gradual y constante tecnificación, sobre todo por dos razones, una el incremento de la eficiencia, y dos, el mejoramiento de la calidad, sobre todo hoy en día donde sino producimos más con menos estaremos fuera de competencia, de ahí la importancia en la implementación de la tecnología como herramienta de evolución”.

Gracias a dicha visión progresista la cual impulsa la generación de productos innovadores y de alta calidad, Los Rancheros® han logrado mantenerse vigentes en el ámbito nacional y posicionar sus principales marcas en el mercado internacional exportando a países como USA, Canadá, Brasil, Francia, España, Australia, Italia, Austria, Países Bajos, Chile, Argentina, Inglaterra, Sudáfrica, entre otros. En ese sentido, es imprescindible el apego a ciertas normas de calidad e inocuidad, por lo cual los sistemas de gestión de productos agrícolas a nivel mundial son necesarios si se desea llegar a otras regiones del mundo, los cuales además de estar enfocados en la inocuidad alimentaria, son herramientas que sirven de diferenciación transmitiendo al consumidor una imagen de responsabilidad que garantiza su seguridad, por ello Los Rancheros® cuentan con importantes certificaciones como GLOBALG.A.P., PRIMUS GFS, USDA ORGANIC, SENASICA, EU ORGANIC, FDA, ÖKO GARANTIE BCS, KOSHER, y HALAL, entre otras, que en su conjunto son precisos estatutos de acreditación los cuales exigen y motivan a un desempeño diario con los más altos estándares de confianza y eficiencia.

Agrícola seriamente comprometida en cumplir con los más altos parámetros de calidad, empleando sistemas productivos basados en prácticas sostenibles, las cuales disminuyen la presión sobre los recursos naturales e impulsan el desarrollo de productos saludables.

Espera la 2ª y última parte de este valioso e interesante reportaje, en próximas ediciones…  

 

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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