Rendimiento derivado del reto

La humanidad lleva cultivando el maíz poco más de 10 mil años, y desde su origen ha sido un alimento básico, el cual se ha ido modificando a lo largo de la historia consiguiendo el tamaño de plantas y mazorcas que posee hoy en día, esta mejora ha impulsado la producción mundial de sólo 205 millones de toneladas en 1960 a más de 850 millones en la actualidad; sin embargo, a futuro los riesgos son grandes, especialmente para los países en desarrollo como lo es México, donde se tendrá que asegurar el suministro de alimentos frente a una demanda que se intensificara dado el constante crecimiento de la población, una mayor esperanza de vida y cambios en los patrones de consumo, siendo que en contraste se espera una mayor rigidez de la oferta, a causa del agotamiento de la expansión de tierra cultivable, la degradación de la ya predispuesta y la escasez de agua.

Frente a tal escenario, se requiere de un incremento en la productividad a fin de satisfacer el consumo, no obstante, ampliar los rendimientos estará supeditado a los efectos negativos del cambio climático, como el incremento de la temperatura, reducción de la precipitación, y una mayor frecuencia de eventos extremos entre ellos sequías, inundaciones, lluvias intempestivas, heladas, granizos, etc., lo que ha grandes rasgos representa una potencial crisis social y ambiental en las próximas décadas; coyuntura adversa que apremia a una persistente búsqueda y perfeccionamiento de alternativas y estrategias sustentables basadas en una cordial ilación entre la experiencia y la tecnología, que permitan sostener, fortalecer y potenciar la producción y la competitividad de las unidades de baja, mediana y gran escala.

“A pesar de los grandes contrastes que la modernidad impone al campo, y los enormes riesgos que la agricultura conlleva dada su naturaleza, afortunadamente también hemos podido observar cambios positivos dentro del concepto del cultivo de maíz, mediante el desarrollo y adopción de instrumentos tecnológicos de apoyo, y a un acompañamiento efectivo y decidido, así como gracias al conocimiento adquirido que nos deja el desempeño de esta labor con el paso de los años, experiencias tanto de éxito como de fracaso que forjan el carácter y nos van convirtiendo paulatinamente en productores más técnicos, o viceversa, creando con ello un enfoque que nos permita entender a mayor profundidad la interacción existente entre las plantas y los diferentes componentes de su entorno, no solo el agroclimático, sino también el social y el económico”; así lo determinó el Ing. Rafael Meza Topete, productor descendiente de generaciones dedicadas al campo y gerente de desarrollo de Agroproductos El Cedro, con alrededor de 7 años promoviendo el cultivo de dicha gramínea bajo esquemas de alto rendimiento, quien en el reciente ciclo primavera-verano 2019 sembró y lideró una valiosa parcela de innovación, la cual constó de una superficie de 5 hectáreas de maíz destinadas a la obtención de forraje a través del ensilaje, establecidas en tierras próximas a la localidad de Santiago perteneciente al municipio de Pabellón de Arteaga, Aguascalientes, dentro del distrito de riego número 01, estando así regida bajo la modalidad de riego por goteo con agua de la Presa Calles, unidad de producción en la que definitivamente se entrelazó la técnica y el conocimiento, lo que incrementó diametralmente el rendimiento, disponiendo materiales de alto potencial genético, entre ellos 4 híbridos de maíz blanco y 2 de amarillo.

“Para desarrollar este ensayo productivo, nos dimos a la tarea de buscar una parcela que representara un verdadero reto, con condiciones difíciles y un historial de rendimiento de silo bajo, por ello estos suelos poseen el penoso antecedente de 10 a 13 toneladas de forraje dadas significativas deficiencias en genética, nutrición y control de malezas así como de plagas y enfermedades, en cambio hoy, con un buen manejo y gracias a la aplicación de la tecnología, estimamos superar las 80 toneladas de forraje verde con el 30% de materia seca, lo que indica un incremento como del 600% en comparación al ciclo anterior, reflejando así en términos generales que con esfuerzo y acompañamiento se pueden lograr importantes resultados aún en tiempos y circunstancias desfavorables”.

“En esa misma tesitura, hemos optado por considerar, como vía única, la importancia que juega el empleo de genética avanzada a través de la implementación de semillas híbridas de alto rendimiento, las cuales poseen fortalezas y cualidades únicas, que conforme a una conducción agronómica eficiente pueden ser base en la expresión de mejores parámetros productivos; por ello sembramos diferentes variedades del portafolio de Syngenta®, estableciendo así dentro del segmento de maíces blancos al SYN914W® el cual aporta rendimientos estables y seguros aún bajo presión por estrés, así como el 6018W® híbrido de grano cremoso, con gran poder de germinación y vigor, ciclo a cosecha de 160 a 165 días, de alto potencial de rendimiento, también el SYN921W® que muestra una sobresaliente combinación de rendimiento y sanidad, con mazorcas de 16 a 18 carreras de grano con alta calidad, y el nuevo SYN925W® híbrido de reciente introducción de alta productividad y gran sanidad, asimismo, dentro de los amarillos, sembramos el conocido maíz N83N5® estable seguro y confiable, para cosechar en menos de 6 meses con un ciclo que va de los 170 a los 175 días, de un color y calidad de grano preferido por la industria, además del SYN307® de gran flexibilidad para adaptarse a diversas condiciones y fechas de siembra, con una sobresaliente sanidad de raíz, tallo y hojas”.

“Si nuestra intención es alcanzar una elevada producción tenemos también que fijar altas densidades de población con una mayor nutrición, en ese sentido, iniciamos realmente con el establecimiento de 82 mil semillas, menos el 3% de perdida que es lo que calculamos, nos da una densidad de población de 72 mil plantas por hectárea, dispuestas a doble hilo con una cintilla de alto flujo para el riego por goteo marca Toyodrip en la parte central de la cama, una separación entre hilos de 50 centímetros y una distancia entre camas de 1 metro, con una fecha de siembra del 12 de junio y germinación el 19 de junio de 2019. La fertilización se determinó en base a un análisis de suelo y al rendimiento buscado, por lo que en unidades totales empleamos 199 de nitrógeno, 98 de fósforo, 7 de potasio, 2 de calcio, 5 de magnesio y 158 de azufre, distribuidas a la siembra, en la escarda (22 días después de germinación, 11 de julio), en fertirriego (42 días de germinación, 20 de julio) y a los 70 días después de germinación (28 de agosto) también vía fertirriego, resultando así en un costo nutricional por hectárea de $7,345 pesos; dentro de este componente tenemos que entender que la planta es un ser vivo, que como todos nace, se desarrolla, se reproduce y muere, por lo que nuestra función como productores es determinar, lo más acertadamente posible, qué es lo que el cultivo necesita de acuerdo a cada una de sus etapas vegetativas, con la intención de que las plantas no se estresen y estén bien comidas para que manifiesten su mayor potencial genético”.

“Antes de sembrar es indispensable llevar a cabo una buena preparación del terreno, y dadas las difíciles condiciones de este suelo empezamos con la labranza desde el mes de noviembre 2018, donde iniciamos aflojando la tierra con pasos de volteo y subsuelo, posteriormente se metió la rastra, se desterronó y se niveló, buscando dejar la superficie lo más mullida y uniforme posible, dando las condiciones optimas para una buena cama de siembra que facilite la germinación de la semilla”.

“Otra de las claves del éxito, no solo en maíz sino en cualquier otro cultivo, es el correcto manejo del agua, por ello nuestros riegos los programamos previendo evitar el estrés hídrico, de acuerdo a un monitoreo constante de los factores que interactúan con las plantas, desde antes de que nazcan hasta su cosecha, como lo son la humedad del suelo, la etapa fenológica, la velocidad del viento, y según las propiedades climáticas de radiación, temperatura y precipitación, indicadores que nos muestran si es necesario el suministro de agua o no. Conforme al tamaño de la planta es la cantidad o el tiempo que se da de riego, normalmente de inicio cuando aún están pequeñas son pocas las horas necesarias, pero en tanto van creciendo también la demanda de agua se incrementa, sobre todo en floración y llenado los riegos tienden a ser más pesados, para que la humedad abra y abastezca correctamente toda el área radicular”.

En síntesis, todos los maíces para su máxima expresión productiva dependen de una aportación óptima de agua, de una buena fertilización, pero también de un control temprano de malezas, así como de plagas y enfermedades, concepto respecto del cual el Ing. Meza Topete señaló; “siempre debemos de tener en cuenta que sino combatimos eficientemente las principales alteraciones del cultivo, lo más seguro será una disminución en el rendimiento y por tal motivo una pérdida económica como productores, de ahí la importancia de implementar herramientas útiles de control, criterio por el que manejamos un línea muy completa de herbicidas e insecticidas de Syngenta® que nos han dado excelentes resultados en la protección del cultivo, y gracias a ello, de inicio a fin hemos tenido una parcela sobresalientemente limpia, lo que suprime daños y competencias negativas, liberando así el poder máximo de las plantas”.

“Prácticamente desde que depositamos la semilla, existe el riesgo de la presencia de organismos que interfieran en el desarrollo normal de las plantas, como gusano de alambre, gallina ciega, gusano cogollero, gusano soldado, araña roja, por ello la necesidad de estar constantemente monitoreando, en nuestro caso hicimos uso de trampas para estar observando la migración de palomillas, y de este modo establecer un enfoque preventivo, evitando dar respuesta cuando ya tenemos el problema encima, lo que aparte de ser más costoso es menos efectivo. Para el caso del gusano cogollero, realmente los dos jugadores que participaron en su control fueron los insecticidas Denim® y Ampligo®, y una aplicación extra de Engeo® en cuestión de araña roja, la cual no estaba contemplada de inicio, pero dada la sequía se conjuntaron las condiciones idóneas para que se propagara la plaga con mayor facilidad; definitivamente estas tecnologías, nos ayudan a que antes de que nos ataque por completo alguna alteración, nuestra planta ya esté protegida con los activos, y con el simple hecho de que controlemos a la maleza antes de que se coma los nutrientes o el fertilizante que aplicamos al suelo, desde ahí ya estamos ganando kilos, o que limpiemos de gusanos antes de que se coman las hojas igualmente desde ese momento ya vamos ganando”.

“Cabe reiterar, que si lo que buscamos son altos rendimientos, lógicamente tenemos que invertirle al cultivo, en todas las áreas mencionadas, en genética, nutrición y protección, energéticos, maquinaria y equipos, mano de obra, tiempo, etc., no obstante, es un precio que vale la pena, ya que siendo eficientes e inteligentes nos puede retribuir con mayores ganancias, que a final de cuentas es de lo que se trata, de que al agricultor le quede dinero en el bolsillo”.

Para finalizar, el Ing. Rafael Meza agregó; “ante el actual escenario global necesariamente como productores tenemos que reformar nuestra receptividad o afinidad a la innovación, como un medio que nos de la capacidad para aplicar un desempeño más técnico mediante la adopción de herramientas de evolución que nos permitan maximizar los beneficios y moderar la presión sobre los recursos”.

“Además, sabemos que vienen años difíciles, razón por la que tenemos que aprender a trabajar en equipo, con asesoría calificada que nos facilite la adopción de la más avanzada tecnología, desarrollada por empresas verdaderamente comprometidas con la mejora continua en cada una de sus herramientas enfocadas a lograr el alto rendimiento para que la agricultura sea un negocio rentable”.

Incrementar los rendimientos en maíz, entre otras cosas, depende de la utilización de semillas mejoradas, las cuales poseen genes y cualidades únicas que liberan la expresión de máximos resultados conforme a una conducción agronómica apropiada, y bajo el establecimiento de paquetes tecnológicos eficientes, con esquemas de siembra precisos, nutrición y riego focalizado, así como un control efectivo e integral de plagas, enfermedades y malezas.

Las grandes limitantes y desafíos de la agricultura, hoy se tienen que convertir en la principal motivación que dinamice y genere un enfoque de evolución, el cual permita fortalecer la producción.

 

 

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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