Un Premio Nobel Sonorense 3ª parte

Él (Norman Borlaug), al principio no lo creyó, hasta que junto con los enviados se hicieron las llamadas telefónicas y se confirmó la noticia, se le había concedido el Nobel de la Paz por sus contribuciones para combatir el hambre en el mundo; un notición.

Sus investigaciones habían servido para paliar el hambre a más de mil millones de seres humanos en la India, África, Pakistán y una parte considerable de Asia. Se reconocía así al humilde agrónomo, genetista, fitopatólogo, humanista, padre de la agricultura moderna y de la Revolución Verde.

“Fue noticia de 8 columnas en los periódicos locales, pero por desgracia mucha gente no entendió muy bien de lo que se trataba”, reitera García Leyva; “no se tenía tanta información sobre el significado y los alcances del mencionado premio, y menos que la agricultura pudiera contar a efecto de otorgar el galardón a alguien”.

“El más grande cambio que tuvo el trigo en 10 mil años” … se dio con Borlaug y su gran equipo de trabajo, ¿qué tal?, una parte del premio lo destinó a crear un fondo de becas para estudiantes de agronomía y biología de escasos recursos a través de la Fundación Borlaug que por años presidiera Germán Pablos Tirado.

Quiso mucho a Sonora y trataba de estar cuando menos una vez al año en el Yaqui. Se daba sus escapadas nostálgicas para visitar los terrenos experimentales de origen con especial énfasis en el Tec del Valle del Yaqui y el CIANO.

Borlaug murió en 2009 a los 95 años de edad en Dallas Texas. En diálogo con el profesor Christian Neyoy Siari, un agrónomo estudioso de la vida del Nobel -y para información de los jefes de nomenclatura de los ayuntamientos siempre urgidos de nombres valiosos para las calles y avenidas de los municipios- van las interrogantes, ¿alguien en la historia moderna ha hecho desde Sonora tanto por la humanidad?, ¿con que personaje ha estado Sonora tan ligado a un Premio Nobel?, la respuesta sin duda es Norman Borlaug; una vida fascinante de quien, sin duda, nació para servir, y que a punto esta -precisamente- de conmemorarse el 106 aniversario de su nacimiento.

Retomando esta admirable historia, cabe señalar que en 1944 Borlaug fue jefe del programa de trigo de un proyecto conjunto de la Fundación Rockefeller y la Secretaría de Agricultura de México, conocido como la Oficina de Estudios Especiales. En ese entonces México no era un gran productor de trigo, pero su producción aumentó de 250,000 toneladas en 1945 a un millón de toneladas en 1956, con lo cual llegó a la autosuficiencia en ese segmento productivo; y en 1965 la producción se elevó a un nivel diez veces mayor, alcanzando 2.5 millones de toneladas en un período de 20 años, esto, sin duda, como resultado del esfuerzo por mejorar la productividad de las variedades de trigo, encabezado por el Dr. Norman Ernest Borlaug, conocido como el padre de la Revolución Verde, quien nació en una granja de Iowa, Estados Unidos, el 25 de marzo de 1914.

Con la creación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en México en 1966, Borlaug asumió el liderazgo del Programa de Trigo, cargo que ocupó hasta 1979. De esta forma, pasó la mayor parte de su vida trabajando en México en el desarrollo de nuevos tipos de plantas de trigo de alto rendimiento resistentes a las enfermedades; además, contribuyó con la formación de jóvenes científicos en métodos de investigación y producción; desde sus primeros días en México, implementó un programa de pasantías, pero con la creación del CIMMYT, éstas se dieron a nivel internacional.

A mediados de la década de 1960, el Doctor Borlaug llevó al continente asiático sus plantas mexicanas, lo que desató la llamada Revolución Verde en la producción de trigo en India y Pakistán. Entre 1964 y 2001, la producción de trigo en India aumentó de 12 a 75 millones de toneladas, mientras que la producción de trigo en Pakistán aumentó de 4.5 a 22 millones de toneladas.

Espera la 4ª parte de este destacado artículo, en próximas ediciones…

 

 

Bulmaro Pacheco / Escritor

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