Fuente de vitalidad y sustento con raíces en campo

Extensa como es la historia de la lechuga en América, es la de sus productores, quienes han mantenido sus tradiciones más arraigadas en el manejo, aunque con grandes diferencias en los sistemas conforme a las distintas regiones productoras del país.

En el mundo existe una gran variedad de lechugas comerciales, pero en México, las más cultivadas son la romana y la orejona, aunque también las variedades baby leaf y escarola; además, cabe señalar que el cultivo de lechuga se da en 22 estados de la República, siendo Guanajuato, Zacatecas, Puebla, Aguascalientes y Baja California los punteros en ese ramo respectivamente, y gracias a ese trabajo desempeñado por las y los agricultores mexicanos, el país se coloca como el noveno productor a nivel mundial.

Dentro del plano regional, en Zacatecas el principal municipio productor es Loreto, seguido de Noria de Ángeles, Villa de Cos y Villa Hidalgo; y en el estado de Aguascalientes destacan por su producción de lechuga los municipios de Asientos, Rincón de Romos, Pabellón de Arteaga, San Francisco de los Romo, Jesús María y Calvillo. En conjunto, estas 2 entidades superan un volumen de producción aproximado de 130 mil toneladas anuales de lechuga.

Por otra parte, en el país, la lechuga se puede encontrar disponible prácticamente todo el año, aunque existe mayor disponibilidad en 2 períodos, de febrero a abril y de julio a agosto. Como se ha mencionado, el tipo de lechuga más común es la romana, de forma oval y compacta, con hojas largas y redondas, crujientes, de sabor suave y acuoso, ampliamente utilizada en la elaboración de tacos dorados, tostadas y sándwiches, siendo Guanajuato, Zacatecas y Aguascalientes sus principales productores.

La orejona tiene hojas largas que abrazan el tallo, de textura crujiente y un hermoso color verde oscuro y como otras lechugas, alrededor del 17% es proteína, y sus principales estados productores son Guanajuato y Puebla. Baby leaf son brotes tiernos que se recolectan cuando su tamaño aún es bastante pequeño, de ahí su nombre; es una hortaliza considerada especial por estar orientada al segmento del mercado gourmet, por su diversidad de texturas y colores, se produce principalmente en el estado de Baja California. Y la escarola es de un sabor ligeramente amargo que da ese toque especial, además es de fácil digestión, depurativa y diurética, en sí es la verdura con mayor contenido de ácido fólico que se conoce, y esta variedad se produce con más frecuencia en la Ciudad de México, sembrando principalmente la de hojas rizadas.

El consumo de esta verdura usualmente es en fresco en infinidad de recetas y como base de ensaladas. Desde hace siglos, la lechuga ha sido pieza fundamental en el arte culinario, y actualmente posee una gran demanda por su alto valor nutritivo, abastecedor de vitaminas y minerales, así como gracias a la conciencia de mantener la salud a través de un mayor consumo de vegetales y frutas, lo que a la vez ha permitido su crecimiento en el campo de las exportaciones.

En el ámbito agronómico, cabe indicar, que el cultivo de lechuga presenta su mejor desarrollo con temperaturas entre los 14 y 18° centígrados por el día, y de 5 a 8°centigrados por la noche, pues esta hortaliza exige diferencia de grados entra ambas partes, siendo que las noches frescas son esenciales para producir lechuga de calidad. Como temperatura máxima puede soportar hasta los 30° centígrados, y como mínima hasta los -6° centígrados. 

Para establecer este cultivo, lo primero es criar o desarrollar la plántula que se usara en el trasplante al terreno definitivo, esto en la región por lo general se hace en charolas dentro de un semillero o invernadero, etapa que lleva un periodo de alrededor de 30 días, donde se hacen aplicaciones de nutrientes, insecticidas y fungicidas; comúnmente, el trasplante se realiza colocando una planta por espacio y de forma que la parte superior del cepellón quede a nivel del suelo, para evitar podredumbres a la altura del cuello y la desecación de raíces. Cabe precisar que, para plantar una hectárea se requieren alrededor de 300 charolas de 200 cavidades cada una, lo que da una densidad aproximada de 60 mil plantas por hectárea.

Los suelos ideales para el cultivo son los ligeros, arenoso-limosos, con buen drenaje, situando el pH óptimo entre 6.7 y 7.4, pero si son excesivamente ácidos es necesario encalar. En siembras de primavera, se recomiendan los suelos arenosos, pues se calientan más rápidamente y permiten cosechas más tempranas; en otoño, lo más apropiado son los suelos francos, ya que se enfrían más despacio que los suelos arenosos; y en verano, son preferibles los suelos ricos en materia orgánica, pues hay un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos y el crecimiento de las plantas es más rápido.

Para lograr un producto de calidad se requiere un buen drenaje, así como un buen abastecimiento de agua. El sistema radicular de la lechuga es muy reducido en comparación con la parte aérea, por lo que es muy sensible a la falta de humedad y soporta poco un periodo de sequía, aunque éste sea muy breve; la humedad relativa conveniente para este cultivo es del 60 al 80%.

Finalmente, otro dato impórtate, es que normalmente la lechuga dura en campo alrededor de 3 meses, lo que implica aproximadamente 105 días de cultivo hasta la producción, lapso relativamente corto, sobre todo si se compara con otro tipo de hortalizas.

Espera la 2ª parte de este artículo, en próximas ediciones…

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