Fruto emblemático

El tomate, también conocido como jitomate derivado de la lengua náhuatl, es uno de los cultivos más populares y de mayor extensión en el mundo, aunque nativo de los Andes en Sudamérica donde se encuentra la mayor variabilidad genética y abundancia de tipos silvestres, y México es considerado como uno de los centros más importantes de domesticación de esta especie, donde ocupa un lugar preponderante dentro de los diferentes programas de producción hortícola, sumamente ligado al progreso agrícola y rural del país, sobre todo en su carácter intensivo, considerando el gran número de mano de obra empleada y la sustancial derrama económica generada, posicionándose así como base de una pujante industria agroalimentaria.

Desde un punto de vista agronómico, el manejo racional de los recursos naturales, económicos, tecnológicos, climáticos, y humanos de forma conjunta, es fundamental para el funcionamiento adecuado del cultivo, ya que todos se encuentran estrechamente relacionados, y la actuación sobre cualquiera, incide en el resto, por ello que la producción de jitomate continúa siendo todo un reto, y aunque pareciera que no se ha hecho nada, ni se ha logrado nada en la búsqueda de un desarrollo, son bastantes los avances alcanzados en las diferentes áreas del conocimiento e innovación, no obstante, cabe reconocer que hoy en día quien invierte y planta una hectárea para la producción de esta hortaliza, realmente está estableciendo un gran compromiso, el cual se lograra sacar adelante en la medida que tanto el productor como los demás eslabones de la cadena se involucren con mayor contundencia e inteligencia.     

“Sin duda en el campo todos los días se aprende algo nuevo, siempre hay cosas por conocer y mejorar, más aún cuando entendemos que ningún año es igual a otro, de ahí que en la agricultura no existan recetas exactas, lo que hace de éste, un trabajo complicado, donde debe de interactuar la experiencia y la tecnología para lograr resultados favorables”; determinación realizada por el Ing. Alejandro López Domínguez, agricultor, líder de la Agrícola El Sabino, unidad de producción perteneciente al Ejido de Ojuelos, del municipio de Fresnillo, Zacatecas, próxima a la localidad de Las Catarinas, tierras donde por segundo año se estableció el cultivo de jitomate determinado en campo abierto, bajo una superficie de alrededor de 10 hectáreas para el presente ciclo.

“Nuestra experiencia como productores en el estado, es relativamente corta, ya que apenas tenemos 2 años produciendo en el municipio de Fresnillo, aunque traemos un poco de conocimiento bajo esquemas diferentes en el desempeño agrícola en otros estados de la república, dado que en lo personal venimos del Estado de Quintana Roo donde producíamos tomate bajo el sistema de agricultura protegida en invernadero, y por cuestiones familiares, ahora nos atrevimos a entrar al campo abierto en Zacatecas. Y a pesar de que las condiciones agroclimáticas entre ambas entidades son totalmente diferentes, desafortunadamente la constante sigue siendo la incertidumbre comercial y el incremento en el costo de los insumos, principales desafíos que como productores nos limitan bastante para seguir produciendo alimentos, por lo que definitivamente los precios de los productos del campo son determinantes para poder obtener utilidades y con ello poder continuar, considerando que el nivel de rendimiento siempre va en relación a la inversión realizada, y realmente son muchos los cultivos que fracasan porque sus precios no los pagan, optando así por ser finalmente abandonados, de ahí la necesidad de asegurar y estabilizar los mercados, para que el productor se pueda desempeñar con mayor confianza y dedicación”.

“Por otra parte podemos reconocer que la productividad y eficiencia es un renglón en el que se ve reflejado un avance significativo, gracias a la tecnología del entorno que hemos podido adoptar y aplicar, a través de la implementación de sistemas como el acolchado plástico que retiene la humedad e incrementa la temperatura del suelo, entre otros beneficios, riegos tecnificados como el goteo, mejoras en equipos y maquinaria, en genética, en técnicas y prácticas de manejo, y por supuesto en nutrición y protección vegetal, entre otros factores, que han venido a enriquecer tanto la cantidad como la calidad de las cosechas. En ese sentido, por lo general optamos por implementar una buena genética que nos brinde el potencial deseado y probado en la zona, por lo que el material que estamos manejando, es la variedad llamada Galilea de Hazera Seeds, tomate tipo Roma o Saladette de habito determinado, apropiado para su cultivo en campo abierto, de plantas fuertes y vigorosas con buena cobertura de follaje, de fruta grande, consistente y fina, de coloración rojo intenso, con una larga vida de anaquel; además, establecimos algunas camas con muestras como Hércules, Vanessa, Sheena y Gabbi, para observar con claridad la expresión de sus características principales y su adaptación a nuestras condiciones ambientales particulares”.

“A grandes rasgos, el sistema de producción que implementamos, es tomate en piso, sobre camas con cubierta plástica o acolchado de 1.60 metros, con una sola cintilla para el riego por goteo; la distancia entre plantas es de 40 centímetros, por lo que traemos alrededor de 196 plantas por cama, densidad y espaciamiento que hasta el momento nos ha dado resultados aceptables, ya que teniendo en cuenta que es una planta que arbolea, entre mayor densidad, hay un menor desarrollo, dado que hay mucha competencia tanto por espacio como por agua, nutrientes, aire, radiación, etc., por lo que tratamos que la distribución sea lo más amplia posible, evitando posibles alteraciones, asimismo, tanto la altura como el ancho de las camas, están en función a que exista un correcto drenaje del agua para que ésta no se llegue a estancar, además de que al levantar el bordo se estimula una menor compactación del suelo, por lo que la raíz encuentra la oportunidad de explorar una mayor superficie, generando con ello una mayor área radicular y así un mejor desempeño del cultivo, lo que a final de cuentas resulta en un mayor rendimiento”.

“En el proceso, comenzamos con la maquila de la planta, la cual se manda hacer o a criar en un semillero, esto dura de 22 a 25 días aproximadamente, dependiendo del trato que se le dé, después de ese período, una vez que se encuentre fuerte y bien desarrollada se trae en camiones directamente al campo para su trasplante, en ocasiones se le da un día de reposo para que libere el estrés del traslado. Las fechas de plantación en esta región varían mucho por las condiciones del clima frío, por lo que no podemos hacerlo en marzo donde aún hay riesgos de heladas, siendo así que siempre empezamos con los trasplantes a finales de abril”.

“De forma casi paralela al desarrollo de la plántula, realizamos lo que es la preparación del terreno, que normalmente consiste en volteos, arrastres, si por ahí hay pendientes se nivela el terreno, posteriormente se forman las camas, se aplican los fertilizantes de fondo, y enseguida se procede a iniciar con el acolchado tirando la cintilla y el plástico, así finalmente entra la gente a plantar. Una vez realizado el trasplante transcurren 90 días para llegar a madurez fisiológica, e iniciar con los primeros cortes, de ahí es aproximadamente 1 mes de cosecha, dándole regularmente de 3 a 4 cortes, dependiendo del estado del cultivo, aunque cabe reconocer que las condiciones de este año no han sido del todo favorables para el desarrollo del jitomate, por lo que esperamos sacar al menos un rendimiento de unas 70 toneladas por hectárea, ya que las fuertes lluvias y los aniegos que estás generaron, han afectado severamente el desempeño de las plantas, sobre todo si se compara cuando las circunstancias son las ideales, donde hemos llegado a levantar de 100 a 110 toneladas por hectárea, lo que ciertamente muestra una lamentable reducción del rendimiento de un 30 a un 40%, merma a la que además se le pueden atribuir otros factores, como plagas y enfermedades, temperaturas, problemas del suelo, entre otros”.

“Definitivamente, dentro de la producción de jitomate se pueden presentar un sinfín de preocupaciones y problemas tanto internos como externos, más aún cuando hablamos de campo abierto, con fenómenos sobre todo climáticos, que pueden llegar acabar con cosechas completas. Hablando de los suelos, en los arenosos tenemos muchas dificultades con el desarrollo del cultivo, son muy pobres de nutrientes, y debemos tener un excelente riego de gran precisión, por ese lado, afortunadamente aquí tenemos suelos arcillosos, que son un poco mejores para este tipo de cultivo, no obstante, como todo buen agricultor, antes de iniciar, mandamos hacer análisis de suelo, fitopatológico para ver que enfermedades hay, y estudios nutrimentales para saber a ciencia cierta como estamos en nutrientes disponibles, y la verdad es que nosotros en cada ciclo mandamos hacer análisis para entender y conocer bien al enemigo contra el que nos vamos a enfrentar, así como determinar las necesidades o deficiencias que tienen las plantas para poderlas aportar”.

“Con ese tipo de exámenes hemos encontrado que hay muchos hongos patógenos en el suelo, entre otras alteraciones, que limitan el desarrollo del cultivo, por lo que se requiere de un poco de tratamiento antes de plantar, una desinfección dependiendo del nivel de población, para no llegar a colocar la planta, y que sean estos patógenos de los que hablamos, como lo es Fusarium, Phytophthora, Pythium, Rhizoctonia, Nematodos, por mencionar algunos, los que ya la estén esperando para colonizarla y reproducirse”.

Uno de los temas principales a considerar dentro de la producción de tomate, es la correcta aplicación de agua y nutrientes, por lo que el Ing. López Domínguez señaló; “en sí, el jitomate es un cultivo que demanda de muchos elementos, entre ellos los principales son nitrógeno, fósforo y potasio, básicos para cualquier planta, así como microelementos, ya para determinar las dosis y los tiempos correctos, tenemos que conocer y manejar bien un sinfín de factores, por ello que se diga que en la agricultura no existen fórmulas únicas o mágicas, y mucho menos en lo que es el jitomate”.

“En este cultivo tenemos que estar sobre la observación constante, e ir buscando los indicadores que nos señalen la falta o el exceso de nutrientes, si, por ejemplo, la planta está muy quedada o demasiado pequeña, tenemos que aplicar más nitrógeno para que desarrolle, de igual forma si va muy grande tenemos que detenerla bajando los valores, y esto varia de un suelo a otro. Una herramienta muy útil para diseñar las aplicaciones, es el análisis nutricional del suelo, en base a lo cual determinamos la fertilización de fondo, ya durante el ciclo vamos monitoreando y también hacemos análisis foliares para poder ver en que nutrientes andamos bajos y en que estamos muy arriba, con ello ir tratando de nivelarlo en las diferentes dosis de suministro”.

“De igual forma la aplicación eficiente del agua depende de un gran número de condiciones, y para determinar los períodos y lapsos de tiempo del riego, necesitamos entender cada una de las variables que interactúan dentro del desarrollo fisiológico de las plantas, para poder interpretar elementos como la humedad, la saturación del suelo, el clima, la estructura del cultivo, y en base a ello decidir si se aplica agua o no es necesario, o si se alarga el tiempo o se acorta. Como principio siempre tenemos que ir observando la planta, cuando ésta es aún demasiado pequeña con poca raíz, los riegos son por lapsos cortos, para que el bulbo de humedad no sea tan amplio y se evite el desperdicio de agua y fertilizantes, y conforme la planta se va desarrollando, la intensidad del riego también debe de ir aumentando, ya que lógicamente la demanda del cultivo crece; nosotros monitoreamos mediante medidores de humedad establecidos en diferentes puntos del cultivo, siendo estos los que nos van dando la referencia de en qué momento las plantas necesitan agua, esto en conjunto con el tacto y dada la experiencia, nos da el instante óptimo de regar para no estresar el cultivo, (estos medidores traen una base de porcelana y un nanómetro, y van calculando como va disminuyendo o aumentando la humedad, por ejemplo, cuando damos un riego muy pesado, marca un nivel que nos indica que nos pasamos, y otro nivel que nos dice que hace falta, esto lo tenemos que traducir a horas de riego necesarias, siendo que en un suelo arenoso vamos a tener que regar un poco más para lograr una buena humedad, ya que la retención de agua en este tipo de terrenos es menor que en un suelo arcilloso, como el nuestro, que mantiene por más tiempo la humedad”.

“Tanto la falta como el exceso de humedad son malos para este cultivo, situación que en este ciclo nos ha quedado clara, dado que realmente le duele la humedad de más, sobre todo en esta variedad que manejamos, material que es muy sensible a la bacteria, alteración que se nos detona con lluvias abundantes, además de los tizones, problemas que tratamos de controlar mediante la aplicación de productos registrados para tomate, evitando primeramente el uso de moléculas demasiado agresivas que persisten por mucho tiempo en la fruta, con formulaciones de marcas registradas, certificadas por Cofepris, utilizadas bajo las dosis recomendadas, ni altas ni bajas, solamente la que indica la etiqueta; en ese sentido, aplicamos bactericidas a base de cobres, de sulfato de gentamicina, oxicloruros de cobre, moléculas que son las tradicionales y que son las más fáciles de conseguir en la región, aunque cabe señalar que lo que está dañado ya no se lo quitamos con nada, pero si podemos parar o bloquear el avance de la bacteria y que en las hojas nuevas ya no se siga propagando, lo que nos da más tiempo o la oportunidad de seguir trabajando sin que colapse por completo el cultivo”.

Para finalizar, el Ing. Alejandro López agregó; “el mundo cambia a un ritmo vertiginoso, por lo que todos los años son diametralmente diferentes, en el pasado nos tocó una sequía extrema, y hoy la condición cambia al grado de no saber qué hacer con tanta agua, sobre todo en esta región donde históricamente no estamos acostumbrados a recibir tantos centímetros cúbicos en tan corto tiempo, ya que dicen que ahora llovió lo que llueve en dos años, fenómenos naturales que suponemos se han intensificado dando el inminente cambio climático que sufre el planeta, por lo que no nos queda de otra más que irnos acostumbrando y tratando de adaptarnos a las nuevas circunstancias, ya que hoy los años atípicos serán los típicos, pero no solamente son distintos climáticamente, sino también comercialmente, dado que la temporada pasada estuvimos vendiendo jitomate lo más caro a 1.80 pesos el kilo en campo, y ahora está un poco mejor, hablando sobre los 6 a 7 pesos kilo, pero con las serias limitantes ambientales ya mencionadas, y las dificultades comerciales existentes derivadas de la presente crisis sanitaria, por lo que sin temor a equivocarme, considero que el principal reto para el productor, sin duda es el mercado, dado que siempre nos estamos tronando los dedos antes de que salga la cosecha, para que ojalá y ande bien el precio, ya que de ello depende si nos va ir bien, si vamos a sacar la inversión, porque primero pensamos en sacar por lo menos los costos antes de que nos quede un peso para ganar, aunado a que estamos a expensas principalmente de los coyotes, que son quienes tienen las relaciones, quizá yo conozca 2 o 3 comercializadores directos, pero conozco más intermediarios o coyotes, y desde un punto de vista personal no está mal, ya que a final de cuentas son ellos realmente quienes hacen posible que el productor saque su cosecha del campo, se vale y siempre ha sido parte del negocio, pero si vemos que la parte comercial es la que más difícil se nos pone, y a todo eso y más, es a lo que el agricultor se enfrenta y con lo que tiene que lidiar en el día a día”.

La brecha productiva y competitiva sigue siendo grande, por lo que es necesario implantar la mejora continua como una verdadera filosofía, tratando de alcanzar mayores niveles de eficiencia, teniendo siempre presente que este es un sector económico que permite muy pocos o casi ningún error, dejando fuera rápidamente a quienes no cuentan con la capacidad ni el conocimiento para poder organizar y planificar cada uno de los elementos necesarios para la producción y su comercialización.

Espera la 2ª parte de este interesante reportaje, en próximas ediciones….

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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