Resiliencia ante la crisis

La agricultura y sus servicios de logística deben considerarse esenciales, por lo que es necesario redoblar los esfuerzos para garantizar el buen funcionamiento de las cadenas de valor alimentarias y promover la producción y disponibilidad de alimentos diversificados, inocuos y nutritivos para toda la población; al hacerlo, es necesario dar prioridad a la salud de los consumidores y trabajadores, respetando las medidas de seguridad, como la realización de pruebas, el distanciamiento físico y otras prácticas higiénicas.

En la actualidad, todos los países -en especial los que tienen una participación destacada en el comercio-, deben garantizar que siga siendo una fuente estable, transparente y fiable de alimentos. Durante la crisis de los precios alimentarios de 2007 a 2008, las respuestas políticas impulsadas por el pánico -como las prohibiciones de exportación y el rápido aumento de la compra de existencias alimentarias mediante importaciones-, agravaron las perturbaciones en los mercados.

Mientras que el suministro de alimentos se vio restringido por las adversas condiciones meteorológicas que se registraron en todo el mundo en 2007-2008, este comportamiento hace más difícil el equilibrio entre la oferta y la demanda mundiales de alimentos, aumentando la volatilidad de los precios y, en última instancia, contribuyendo a ella. Estas consecuencias inmediatas resultaron muy perjudiciales para los países de bajos ingresos dependientes de la importación de alimentos y para los esfuerzos de las organizaciones humanitarias por adquirir suministros; por ello es necesario que los países colaboren para fortalecer la cooperación durante esta pandemia que afecta a todas las regiones del mundo, además de asegurar que las políticas -como las medidas a corto plazo para restringir el comercio-, no distorsionen los mercados globales.

A medida que la pandemia ralentice las economías, el acceso a los alimentos se verá afectado negativamente por la reducción de ingresos y la pérdida de empleo, así como por la falta de disponibilidad de alimentos en los mercados locales. Los esfuerzos deben centrarse en apoyar el acceso a los alimentos de los pobres y los vulnerables y de las personas cuyos ingresos se ven más afectados. Implementar medidas adecuadas de protección social, como las transferencias de efectivo y la inversión en actividades de recuperación temprana en respuesta al Covid-19 es fundamental para salvar tanto vidas como medios de subsistencia; asegurar que esas medidas lleguen a todos será fundamental para evitar una mayor propagación de la pobreza y el hambre.

Por todo ello, hoy más que nunca es indispensable una acción colectiva decisiva para garantizar que esta pandemia no amenace la seguridad alimentaria y la nutrición, y para mejorar la resiliencia ante futuras crisis.

Una vez más agradecemos su atención, y lo invitamos para que nos comparta sus comentarios.   

El Despertar del Campo, La Nueva Visión Del Agro…

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