Frente de lucha campesina; cruzada personal por una revolución agrícola nacional 3ª parte

Dejando las húmedas tierras del sur del país, retorna a Aguascalientes para cuidar de sus padres, a quienes la edad ya comenzaba a cobrar factura, y él, como buen hijo y fiel a sus convicciones, los asistió hasta el último momento; como el fruto, consciente del árbol del que proviene. “Yo quería retribuirles hasta el último día de sus vidas. -acepta con ternura- lo logré, hice que vivieran felices, que no tuvieran las carencias que vivieron toda la vida”.

Pero no toda su guerra se ha visto envuelta en batallas triunfales con el sabor de la victoria. Al mismo tiempo, ha visto el horizonte oscuro de las complicaciones en varios ámbitos de su vida. De entre todos los tragos amargos de su constante batalla, rememora con especial atención el momento donde fuera difamado por un portal digital, acusado de ser el culpable de numerosos ataques sexuales contra alumnas en toda su época como docente, estando laborando en varios estados de la República. Pero, de forma paradójica, fue en su peor momento donde pudo ver el fruto que había sembrado en su camino; “en ese momento pude sentir verdadero apoyo… gente venía de todos lados, de las oficinas, del campo… para ofrecerme su ayuda… ellos me decían: Manuel, yo sé de qué pie cojeas, pero de ahí no… ahí supe el poder social que poseía. Todo un séquito de personas dispuestas a combatir por mí”.

“Soy como Zapata o Villa, ellos nunca traicionaron, pero fueron traicionados” afirma, comparando su cruzada con la de otros legendarios. Esta frase, encierra más que una comparativa; es la clara referencia y una terrible advertencia del alto costo que un emprendimiento de este vuelo puede tener, y en el cual hombres más grandes han perecido. Pero al mismo tiempo, es un faro de inspiración cuyo recuerdo es perpetuo y anima a otras generaciones a mantener viva la llama del deseo de cambio agrícola.

Además, le quedaba dar la casta por otro frente, en esta ocasión, algo personal; su familia. El mantener el liderazgo en una guerra sin cuartel le pone en una situación comprometedora con el núcleo afectivo en casa, donde sabe que hay que mantener un balance sobre la familia y el trabajo. “Es difícil, hay que tratar de dosificar las situaciones. Pero al final, todo es cuestión de respeto. Si lucho por la gente, que no vaya a luchar por mi familia, tengo que hacerlo porque es mi gran tesoro”.

En este punto, el camino ya está andado y la rueda sigue girando, es turno entonces de recapitular los logros y ver cuál será el camino a seguir en una lucha que ha crecido para convertirse en algo más grande que su propia persona. Él lo sabe, y es por ello que usa su experiencia para reflexionar sobre su siguiente paso, hacia donde se dirigirá este proyecto y en las manos de quién recaerá la titánica y noble labor que se ha convertido en motivo de superación; “me siento satisfecho por mis estudios, por haber salido de la nada, por tener esa sensibilidad para seguir defendiendo a la gente”.

Espera la 4ª parte de esta semblanza, en próximas ediciones…

Bryan Pichardo Gallegos / El Despertar del Campo

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