Origen de buenos frutos

La elevada y creciente demanda de hortalizas requiere de una producción sostenida y de alta calidad, por lo que para responder a dichas exigencias el agricultor debe orientar sus capacidades hacia un perfil más moderno donde sea posible la adopción de la mejor tecnología disponible en su entorno, entendiendo que bajo los nuevos estándares comerciales son aceptables solo aquellos frutos con características sobresalientes, por lo que dentro de un esquema hortícola actual es esencial dar los primeros pasos oportuna y correctamente, ya que en gran medida, en ello se sustenta la culminación de un sistema intensivo exitoso, planteamiento del que se desprende la gran importancia que posee el hecho de llevar a campo plantas sanas y con la fortaleza necesaria para soportar de inicio el estrés que el proceso de trasplante genera así como todas las demás  condiciones adversas que en el medioambiente se pudiesen presentar.

“Llevar plantas fuertes y resistentes para su trasplante a campo es una labor sumamente complicada pero muy satisfactoria, la cual definitivamente requiere de mucho trabajo y atención dado el extenso número de variables que tenemos que manejar y dominar, como la buena generación de raíces y macices óptima de la planta, la aplicación correcta de agua y nutrientes, el empleo y conducción de personal de apoyo calificado, dentro del invernadero el buen control de temperatura, humedad y radiación, entre otros factores ambientales, además, en campo una inicial y correcta preparación del terreno para acondicionarlo lo mejor posible tratando con ello de crear una superficie suave y uniforme que facilite la propia plantación así como labores posteriores”; así lo señaló Saul Ignacio Ruiz, agricultor por vocación y tradición familiar, sucesor de generaciones dedicadas al campo, involucrado en tareas agrícolas desde niño, por lo que a su corta edad cuenta con una notable capacidad y destreza dentro de temas productivos, liderando de esta forma, en conjunto con su señor padre, Ignacio Ruiz, la unidad de producción llamada Rancho Sandra, ubicado en suelos pertenecientes al municipio de Cuauhtémoc, Zacatecas, próximo a la localidad de Piedra Gorda, enfocado principalmente al desarrollo de cultivos hortícolas como cebollas, ajos y chiles, entre otros.

“Hoy más que nunca el ramo de la producción agrícola impone rigurosos desafíos y traza grandes contrastes, como son fenómenos naturales adversos, inestables e inermes condiciones comerciales, además del progresivo y constante incremento económico de los insumos necesarios para producir, aunque afortunadamente también existen considerables avances en diferentes conceptos del cultivo en campo, gracias al desarrollo y adopción de la tecnología, como componentes para un manejo más efectivo del agua de riego con sistemas de goteo los cuales sin duda han cambiado las expectativas y han abierto la posibilidad de ser más productivos con un menor desgaste de recursos naturales, económicos y humanos, así como la implementación de cubiertas plásticas o acolchados que retienen la humedad, regulan la temperatura del suelo y controlan la maleza, y formulaciones de última generación orientadas a una correcta protección y nutrición vegetal, entre otros adelantos técnicos que satisfactoriamente le han dado un giro positivo al panorama agrícola, pero sobre todo a través de un mejor entendimiento de la simbiosis generada entre las plantas y su entorno, sin dejar de reconocer que este es un sector muy dinámico en el que todos los días estamos aprendiendo cosas nuevas, dado que ningún año es igual a otro, por lo que sentimos que poco a poco hemos ido mejorando, lentamente pero seguimos avanzando”.

“Dentro de Rancho Sandra, para lo que es la crianza y producción de plántula, contamos con un invernadero de una superficie aproximada de media hectárea, modelo batisierra muy famoso en Almería, España, en aquellos tiempos cuando mi papa lo trajo, siendo así de los primeros de su tipo en llegar al Estado, por lo que ya tiene sus años, y de inicio fue construido para producir tomate solo que por ciertas circunstancias no se dieron las cosas y ya no se siguió con ese cultivo, por lo que tratando de reutilizarlo para otra cosa, vimos la opción de acondicionarlo para lo que es la producción de planta, colocando un agribon en la parte intermedia-superior como aislante, ya que al ser muy alto, de aproximada de 6.50 metros, todo el calor sube, por lo que necesitábamos un método para mantener el calor generado por los calefactores en la parte de abajo, idea que se le ocurrió a mi padre y a la fecha nos ha funcionado muy bien. Desde el principio se optó por hacer poca planta, de hecho, nada más hacíamos para nosotros, pero paulatinamente, viendo que la plántula salía bien, algunos conocidos, familiares y amigos, nos solicitaron les apoyáramos en ese proceso, por lo que año con año se nos llena el invernadero, razón por la que estamos pensando en expandirnos un poco y hacer otra nave para seguir con el negocio de la maquila de plántula”.

“Durante este ciclo manejamos lo que es plántula de chile guajillo tanto criollos como híbridos de las variedades cardenal y castillo, además de algo de planta de chile pasilla. Lo que son híbridos los colocamos en la parte central del invernadero tratando de protegerlos un poco más, cuidando más que nada la inversión, ya que ahorita esta demasiado elevado el costo de las semillas, y de esa forma, por ejemplo, cualquier plaga que por alguna fisura de la malla antiáfidos logre entrar, pues se queda en las plantas de las orillas y ahí detectamos lo antes posible para que no nos llegue al centro con los híbridos”.

“En total traemos alrededor de 7,500 charolas de plantas, las cuales fueron sembradas aproximadamente a mediados del mes de enero 2022, señalando que son más o menos 90 días el tiempo necesario para que las plantas de chile estén listas para su trasplante, aunque también depende mucho de como quiera la planta el agricultor, algunos les gusta muy chica a otros más grande, pero por lo general la buscan pequeña y bien maciza tratando con ello de que resista bien los fuertes vientos que comúnmente se presentan en la región. Lo que es la siembra de las charolas, lo hacemos manualmente, lo que genera una importante fuente de empleo; antes de ello desinfectamos las charolas con sales cuaternarias de amonio y cloro, se dejan unos 8 o 10 días para que se sequen y desaparezca cualquier residuo de cloro, de ahí entonces si ya se procede con lo que es la siembra”.

“Son charolas de unicel de 312 cavidades, en las cuales dependiendo de como lo quiera el cliente, es la cantidad de semillas de colocamos, por ejemplo, en los híbridos generalmente solo se siembra una sola semilla tanto por su costo como por el alto porcentaje de germinación que posee, y en lo que son criollos a algunos agricultores les gusta de 2 semillas por cavidad, incluso tenemos quienes quieren hasta de 3 semillas. Después de la siembra, la charola se pasa a germinar, anteriormente se usaba un cuarto especifico de germinación para mantener la temperatura, pero era bastante arriesgado, ya que era mucha la responsabilidad para quien se quedaba de encargado a cuidarlas, dado que se le podían bajar mucho los grados o subirse, por lo que ya tenemos varios años que aquí mismo dentro del invernadero las germinamos, las apilamos sobre la banqueta, les ponemos un hule negro y las sellamos, con las cortinas cerradas a menos que haga mucho calor, de ahí solo es esperar a que empiecen a emerger las plantas, pero se tienen que estar revisando a diario para en cuanto este germinando comenzar a extender las charolas en el invernadero, labor en la que duramos alrededor de un mes para colocar cada charola en su lugar; el tiempo que transcurre para que la semilla germine varia, por ejemplo, el guajillo criollo tarda alrededor de 8 días, los pasillas son un poco más tardados creemos que porque es más dura la semilla llevándose de 13 a 15 días, y en los híbridos es más rápido ya que desde el sexto día se puede empezar a ver germinación”.

“Dentro del invernadero la temperatura no debe de bajar de los 5 grados centígrados, sí por cualquier circunstancia esta por debajo de ese rango, inmediatamente tenemos que prender los calentones, asimismo, no debe de pasar de los 45 grados centígrados, por lo que siempre tratamos de tenerlo lo más ventilado posible, evitando con ello cualquier tipo de problemas por estrés”.

“Hablando de lo que es la nutrición vegetal en esta etapa, aquí lo que hacemos es que hasta que haga cruz la planta, hasta que saque las hojas verdaderas que es cuando la planta ya puede asimilar los nutrientes, es cuando empezamos a aplicar ciertos elementos, aunque también hay que ver que el sustrato sobre el cual se siembra la semilla, que es peat moss trae algo de nutrientes, pero de cualquier forma paulatinamente le vamos agregando en cada riego algunos más; lo manejamos cada tercer día, un día se le aplica pura agua, otro va con nutrición, entendiendo que por el tamaño de las plantas es mínimo lo requerido, no pasa de un gramo a un gramo y medio por charola. Por lo general regamos a diario dos veces al día, una en la mañana antes de que pegue mucho el sol y otra pasada por la tarde, de 5 a 6 p.m. en adelante, ya que no haya sol”.

“Para saber que la planta esta completamente lista para ser trasplantada, le hacemos algunas pruebas, como tomar una y voltearla con el cepellón hacia arriba, si ésta soporta ese peso sin doblarse es señal de que está bien maciza; otra es agarrarla y enredarla en el dedo, soltarla y si vuelve a su forma original es que ya está buena y si se queda enredada es que le falta; además nos fijamos en su tamaño, buscando que ya tenga la medida que a nosotros nos gusta, así una vez que posea la suficiente macices y la talla deseada, es cuando decimos que ya esta lista para su trasplante, para ello empezamos a sacar las plantas manualmente de las charolas y las vamos colocando en cajas de plástico para poder moverlas al terreno donde serán plantadas. Como dato extra, una vez que se saca toda la planta del invernadero, quitamos todo, agribon, cables, etc., prácticamente quedan nada más las banquetas, para ya que se llegue la cosecha del chile, poder colocar hules en el suelo y secar chiles criollos, por lo que también lo usamos como un tipo de túnel de secado”.

La plantación representa una de las etapas más críticas en la producción dado el grado de estrés inducido en las plantas como resultado de su manipulación para el establecimiento al terreno definitivo, por ello el fin en ésta labor debe ser minimizar los agentes de presión y crear las condiciones idóneas para que cada plántula arranque su crecimiento de forma natural lo antes posible, sana y uniformemente, mediante su adecuada distribución de acuerdo a un diseño que provea el espacio justo y facilite su desempeño productivo, planteamiento respecto al cual el señor Saul Ruiz, agregó; “para comenzar a plantar en campo, tratamos de darle el mayor número de condiciones favorables para que la planta se estrese lo menos posible y comience rápidamente su desarrollo, primero que nada acondicionamos perfectamente el suelo, metemos subsuelo para romper la dureza y si son tierras muy compactadas se tiene que meter el arado para voltear o sacar la capa de tierra inferior y darle oxigenación, de ahí metemos algunos pasos con rastra y si se ocupa volvemos a meter el subsuelo pero cruzado, desterronamos, nivelamos, y comenzamos a marcar para posteriormente iniciar a acolchar”.

“La acolchadora que nosotros metemos viene aplicando en un solo paso lo que es el fertilizante de fondo, la cintilla para el riego por goteo y lógicamente también lo que es plástico para la colcha; ya después los regadores conectan todas las cintas con las líneas laterales de abastecimiento de agua, y se comienza a regar un día antes de plantar, o mínimo 12 horas antes para facilitar el trasplante y que exista una buena cantidad de humedad para que la planta no se estrese tanto por el calor”.

“Metemos una sola cinta por cama, y los orificios del acolchado tienen un espaciamiento de 30 por 30 centímetros en pata de gallo, buscando dar la amplitud requerida para que este tipo de cultivo se desarrolle sin problemas, porque, aunque ahorita la planta es demasiado pequeña, con el tiempo adquiere un gran tamaño, siendo una planta muy frondosa en su etapa de madurez, razón por la que también metemos estaca o envarado; con ese diseño estamos manejando aproximadamente una densidad de 30 a 35 mil plantas por hectárea. El hule del acolchado es de 1.10 metros, pero ya cuando se coloca cubriendo el suelo se reduce un poco, creando así camas de 90 centímetros de ancho, y se dejan calles entre camas de igual dimensión”.

“La plantación se hace manualmente a través de personal con bastante experiencia de aquí mismo de la localidad. Básicamente empiezan cuando amanece, y lo hacen por tarea la cual consiste en terminar cierta cantidad de terreno, pueden acabar desde las 10 o 11 de la mañana, temprano prácticamente antes de que comience el sol fuerte del medio día; con alrededor de 20 personas, alcanzamos a abarcar lo que vienen siendo aproximadamente 2 hectáreas de plantación, que esa vendría siendo la tarea por día”.

“Para el proceso propiamente dicho de plantar, la gente utiliza los dedos de su mano para ir incrustando en el suelo el cepellón o las raíces de la planta, a una profundidad de alrededor de unos 4 a 5 centímetros, que es en cuanto quede bien cubierto el cepellón; lo insertan y cubren o sellan bien el orificio con los mismos dedos, tratando con ello de que la raíz no quede expuesta porque se seca. Además del fertilizante granular que suministramos de base, que es de absorción lenta por lo que le va ir ayudando poco a poco, también cuando sacamos la planta del invernadero para trasplantarla a campo le aplicamos un tratamiento, sumergiendo las cajas en una solución que lleva ciertos nutrientes, enraizadores, entre otros compuestos, buscando ayudarle lo más posible dándole lo suficiente para que llegue en las mejores condiciones y se arraigue rápida y correctamente en campo”.  

Por último, Saul Ignacio Ruiz añadió; “nuestra meta para el actual ciclo es plantar alrededor de 30 hectáreas de chile guajillo, así como algo de pasilla para su deshidratación, superficie en la que para cubrirla duramos alrededor de 10 a 15 días plantando, obviamente dependiendo del clima, ya que, si por ejemplo llueve, hace mucho aire o frio, eso nos puede llegar a retrasar bastante”.

Espera la 2ª parte de este interesante reportaje productivo, en próximas ediciones…

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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