Llega el turno de los tomates
Tras el acero y el aluminio, ha llegado el turno del jitomate, dado que el Gobierno Federal de los Estados Unidos ha puesto fin al Acuerdo de Suspensión del Tomate por el que la agroindustria mexicana estaba exenta del pago de aranceles para introducir su producto en el mercado estadounidense.
La medida se traduce en la imposición de una cuota compensatoria del 17.5% que los exportadores mexicanos de tomate o jitomate llevaran a cuesta a partir del pasado 7 de mayo de 2019, lo cual debe cubrirse como garantía para poder realizar exportaciones al país vecino. Esto constituye además una victoria para los productores de Florida, quienes llevan años denunciando supuestas prácticas de dumping (baja artificial de precios) por parte de los agricultores mexicanos.
Dicho pago implicará un costo anual superior a los 350 millones de dólares para el exportador mexicano, y se espera que muchos pequeños y medianos exportadores se vean imposibilitados de hacer frente a esta pesada carga financiera.
La eliminación del Acuerdo de Suspensión implica que, a partir de dicha fecha, el Departamento de Comercio de Estados Unidos reactivará la investigación antidumping suspendida desde 1996, y su determinación final la deberá emitir a más tardar el 19 de septiembre de 2019; asimismo, la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos emitirá 45 días después su determinación final de daño a la industria, lo que podría suceder alrededor del 1 de noviembre de 2019. Con ello se definirá ya sea la aplicación definitiva de impuestos antidumping a la exportación de tomates al país vecino, o bien, se volverá al libre comercio en este producto.
Ciertos efectos de tal decisión pudiesen derivar en el aumento de la tensión de las relaciones comerciales entre México y EUA, el incremento del precio del tomate al otro lado de la frontera, significativas pérdidas económicas tanto para la industria mexicana como para la estadounidense, y un distorsionado fortalecimiento de las posturas proteccionistas.
Este Acuerdo de Suspensión, funcionó o estuvo vigente desde 1996, regulando por 23 años las exportaciones mexicanas de tomate al mercado estadounidense, permitiendo así a los productores mexicanos aprovechar las ventajas comparativas que tiene el país para la producción de tomate; y surgió a raíz de una petición de Florida al Departamento de Comercio de Estados Unidos para que iniciara una investigación antidumping sobre la industria tomatera mexicana, pero en aquel entonces el Gobierno presidido por el demócrata Bill Clinton, decidió no adoptar medidas proteccionistas y firmó el Acuerdo de Suspensión, revisable cada cinco años, sin embargo, el Gobierno de Trump dio un giro en la última revisión del acuerdo e informó en febrero pasado que se retiraría del mismo el día 7 de mayo, como así ocurrió.
Y aunque esta batalla mexicana contra el dumping comenzó hace décadas, en esta etapa final fueron los senadores republicanos por Florida Marco Rubio y Ted Yoho quienes hicieron presión por el cambio, del cual los grandes beneficiados por la imposición de aranceles al tomate mexicano son los propios productores de Florida, quienes fueron en un primer momento los que levantaron la voz y sostuvieron una coerción constante. No obstante, para muchos productores e importadores de tomate mexicano, las acusaciones de dumping carecen de fundamento, planteamiento que a la larga se verá reflejado en que la decisión del Departamento de Comercio no mejorará la situación de los productores de Florida, ya que según coinciden, su verdadero problema radica en que su tomate es menos popular entre los consumidores estadounidenses por ciertas características de atractivo y calidad.
En cualquier caso, queda la esperanza que la suspensión del acuerdo no es definitiva, ya que las autoridades de Estados Unidos llevarán a cabo una nueva investigación antidumping y, en caso de que se determine que el tomate mexicano no causó perjuicio a los productores estadounidenses, se reembolsará el dinero recaudado con las cuotas compensatorias; por lo que se confía en que esta próxima evaluación termine por dar la razón al productor mexicano, en caso contrario las bajas o daños se mantendrán siendo cuantiosos para ambas partes.
Cabe señalar algunos datos que muestran la trascendencia de las exportaciones del tomate mexicano al mercado norteamericano, como el que uno de cada dos tomates que se consumen en Estados Unidos son de origen mexicano (el mercado estadounidense absorbe cerca del 95 por ciento de las exportaciones totales de tomate mexicano), por ende es este el tercer producto agrícola en importancia dentro del volumen de exportación de México, solo después de la cerveza y el aguacate, dando así en el 2018 una derrama de recursos cercana a los dos mil millones de dólares.
En tanto un estudio de la Universidad de Arizona advirtió que la ruptura del Acuerdo de Suspensión y la aplicación de derechos compensatorios provisionales, puede suponer incrementos de precio del producto de entre el 38 al 70 por ciento, situación de la que resultaran como principales afectados los consumidores estadounidenses de tomate.