Raíz del futuro
Conocida como pastanaga en idioma catalán, cenoura en portugués, carotte en francés, carota en italiano, will carrot en inglés, möre gelbe rübe en alemán, y zanahoria en español, sin duda, es el cultivo hortícola de raíz más importante a nivel mundial, imprescindible dentro de cualquier cocina por su versatilidad, consumida tanto en fresco, así como hervida o procesada en jugos, ensaladas o conservas; sus múltiples virtudes nutricionales, con una gran riqueza en minerales y vitaminas esenciales, unidas a sus excelencias culinarias hacen de ella uno de los alimentos más necesarios y populares.
En México, este ramo productivo muestra un significativo potencial de desarrollo con diferentes ventanas de oportunidad, tanto en el mercado interno que consume la mayoría de la producción en fresco, así como en el de exportación, el cual se basa en la calidad del producto y en sus ventajas geográficas y climáticas, por lo que en las últimas décadas se ha dado un importante mejoramiento en el rendimiento del cultivo y en las técnicas o prácticas de manejo, buscando satisfacer con ello la creciente demanda. De esta forma, entidades como Guanajuato, Puebla y Zacatecas, son consideradas como las principales productoras del país, en ese orden respectivamente, las cuales en conjunto constituyen más del 70% de la superficie sembrada; asimismo, dentro del plano local, en Zacatecas se pueden distinguir los municipios de Villa de Cos, Guadalupe y Pánuco como los punteros en este cultivo.
Por lo que precisamente es en el municipio de Villa de Cos, en suelos pertenecientes a la comunidad de Chaparrosa, donde se localiza la unidad de producción llamada Rancho San Isidro, el cual cuenta con una superficie actual de aproximadamente 10 hectáreas de zanahoria, entre otras con diferentes cultivos, a cargo del Sr. Héctor Manuel Castañeda Reyes, quien tiene poco más de 25 años de actividades dentro del sector agrícola, involucrado en tareas de campo desde niño, por lo que cuenta con un amplio conocimiento y habilidad en la producción, valiosa experiencia adquirida a través del tiempo, la cual amablemente comparte señalando que; “a pesar de los grandes desafíos y contrastes que implica la agricultura hoy en día, es posible observar un significativo desarrollo dentro del concepto del cultivo de zanahoria, mejoramiento que hemos logrado principalmente a base de esfuerzo y persistencia, así como gracias a la innovación e implementación de herramientas tecnológicas de apoyo que nos permiten controlar mejor los componentes esenciales del entorno que inciden sobre las plantas, tales como una genética renovada y resistente, sistemas de riego de alta precisión, cuidado y nutrición vegetal específica, plataformas de monitoreo, maquinaria y equipo especializado, entre otros adelantos que al ser integrados en los programas productivos tradicionales, ha grandes rasgos han incrementado el rendimiento y la calidad del producto, aunque con ello también van en aumento los costos ya que el valor de los insumos necesarios marcan una clara tendencia ascendente, pero cuando confluyen condiciones sociales, económicas y ambientales positivas, puede llegar a ser una actividad rentable y competitiva”.
“Optamos desde hace algunos años por utilizar la variedad Musico de Vilmorin, zanahoria de tipo Nantes de gran uniformidad, calidad y rendimiento, cilíndrica con puntas redondas en la madurez, de piel lisa y un color naranja intenso tanto interno como externo, además es tolerante o aguanta más lo que son tizones y alternaria entre otras enfermedades, pero sobre todo se caracteriza por su fisonomía muy fina o muy bonita, y de un apetecible sabor, por lo que ha estado funcionando bastante bien en el mercado, ideal para su consumo en fresco”.
“Para obtener cosechas aceptables, no solo es necesario disponer de una buena calidad genética y condiciones climáticas favorables, sino también es indispensable adecuar un apropiado manejo del cultivo, a fin de controlar positivamente su entorno, permitiendo con ello un adecuado desarrollo de la raíz, y promoviendo así la expresión del máximo potencial productivo del híbrido. En ese sentido, el sistema de producción que implementamos es en surcos con 4 hilos de plantas y una cintilla al centro para el riego por goteo, el espaciamiento de un surco a otro es de 1 metro, y la distancia entre plantas es de 1 a 2 centímetros o un dedo de separación; es así que la densidad de siembra aquí, es de alrededor de 1 millón 500 mil semillas por hectárea”.
“Además de representar el comienzo de labores, la preparación del terreno, es un factor decisivo para la formación de la raíz, tanto para facilitar la germinación o emergencia de la planta dado que la semilla es muy pequeña y el crecimiento es lento al comienzo por lo que el suelo debe quedar suelto o bien mullido para permitir el correcto desarrollo inicial del cultivo, pero sin pulverizar demasiado ya que eso promueve la generación de costras en la superficie y la perdida de aireación; así como para evitar la malformación de la zanahoria ocasionada por tierra demasiado compacta. Para ello, se realizan pasos de subsuelo, arado, rastra, y metemos un rototiller, rotovátor o rotocultor que es un implemento de labranza que, mediante aspas montadas sobre un eje accionado por la toma de fuerza del tractor, desmenuzan el suelo al girar, ya que como se sabe la tierra debe de quedar bien molida para que tape solamente lo requerido por la diminuta semilla, porque si se cubre de más no nace, es muy delicada, tiene que quedar más o menos un medio centímetro enterrada, nada más en cuanto no se vea”.
“Posteriormente, una vez creada esa capa de tierra fina que asegure un buen contacto entre la semilla y el suelo, se realiza la siembra directa mediante una sembradora mecánica, cabe señalar en esta etapa, que el buen funcionamiento de la sembradora es crucial para una adecuada uniformidad de la distribución de la semilla, tanto en profundidad como horizontalmente, por ello, con anterioridad se trata de calibrar el equipo checando las distancias deseadas mediante el correcto acoplado de los engranes de la máquina, además, al momento de la siembra siempre va alguien detrás de la sembradora revisando que no se tape, o que algún terrón o cualquier otra alteración vayan a dificultar la nacencia, y como al momento de ir depositando la semilla también vamos tirando la cinta para el riego por goteo, forzosamente debe ir alguien al pendiente de que ésta no se atore”.
“Sembrada la semilla, al principio nada más se requiere de la aplicación de cierta cantidad de agua o riegos menores para que germine. De esta manera, más o menos a los 15 o 20 días ya podemos ver que la pequeña planta de zanahoria emergió, de los 21 días en adelante ya tiene que estar toda nacida, esto obviamente depende de las condiciones del tiempo, por ejemplo, si se siembra en enero o febrero tarda más en nacer porque el ambiente y la tierra aún están fríos, pero en términos generales a los 15 días después de sembrada la semilla emerge la planta”.
“Ya que ha emergido bien, se deja que pasen otros 20 días, es decir, alrededor de los 40 días después de la siembra aplicamos un buen herbicida selectivo para tener control sobre la maleza, lo cual hacemos a través de una aspersora, y la hierba que queda o va saliendo paulatinamente se elimina manualmente con personal, aunque hay quienes prefieren aplicar el herbicida antes de que la planta nazca, lo que conocemos como sellador, por lo que esto va conforme a los gustos y condiciones propias del productor. En cualquiera de los casos, si el control no es el correcto, se puede ver seriamente mermado el rendimiento y la calidad, ya que ha grandes rasgos, las malezas se caracterizan por tener un rápido desarrollo, generar grandes cantidades de semilla, un alto nivel de adaptabilidad y resistencia a los agroquímicos, causando así efectos nocivos como una competencia directa con el cultivo por luz, espacio, aire, agua y nutrientes, e indirectos como son el hospedaje de plagas y enfermedades transmisibles”.
“Después de meter el herbicida, lo siguiente es comenzar a nutrir el cultivo, y como cualquier tipo de planta, la zanahoria responde positivamente al agregado acertado de nutrientes, por lo que aproximadamente al mes y medio empezamos a suministrar fertilizante a través de la cintilla, tratando así de llevar aplicaciones en tiempo y forma de los elementos que principalmente demanda la hortaliza, como lo son nitrógeno, fósforo y potasio, además de componentes menores, y aunque en general tiene que llevar de todo para que vaya balanceada, nosotros metemos un poco más de fósforo para que la zanahoria llene muy bien, dándole con ello una gran consistencia o macices. Las cantidades dependen de ciertas variables que tenemos que estar constantemente monitoreando, por lo que nuestros programas de nutrición son flexibles, no son una receta exacta, sino que se basan en la observación durante el ciclo de factores como la etapa de desarrollo de la planta y sus condiciones fisiológicas, ya que lógicamente entre mayor sea el crecimiento la demanda de comida también se incrementa, pero en términos generales podemos señalar que más o menos en cada riego aplicamos por elemento, de 10 a 15 kilogramos por hectárea”.
“El adecuado manejo del agua es indispensable para la producción de zanahoria, y al igual que la fertilización, el riego depende de un sinfín de condiciones que se tienen que estar analizando constantemente, como el clima, temperatura, viento, humedad, edad de la planta, etc., por lo que aquí quien manda es la zanahoria y se le da agua según lo vaya pidiendo, obviamente cuando está chica su demanda es menor pero conforme crece va pidiendo más, y para que salga derecha sin deformaciones tiene que tener cierta humedad constante para que la tierra no se seque, se endurezca o se apriete, ya que de lo contrario se empieza a enchuecar; nosotros regamos con agua de pozo profundo, más o menos estamos bombeando el agua de 150 a unos 160 metros de profundidad, de esta forma, en términos generales regamos aproximadamente en intervalos de 4 días, de 6 a 8 horas, de repente sus 10 horas, según el ambiente. Se dice que existen puntos críticos respecto de los requerimientos de agua por parte del cultivo, por lo que como se ha dicho, en la etapa inicial o germinación los riegos son espaciados y cortos, en la elongación se tiende a suministrar menor cantidad de agua, buscando con ello que la planta o las raíces busquen la humedad un poco más profundo, estimulando así el desarrollo, y en el llenado o comienzo de maduración, el aporte de líquido va de forma creciente ya que esta es la etapa de mayor demanda de agua, hablando con ello de riegos más abundantes y con mayor periodicidad”.
“Un problema considerable en este cultivo, es el daño ocasionado por nematodos, que son pequeños organismos en forma de gusanos microscópicos, que causan heridas en las raíces creando nódulos o tumores, pudriciones, agallas, reducción de raicillas, y son puerta de entrada para los hongos, por lo que tenemos que estarlos combatiendo fuertemente, y aunque en estos suelos hemos tenido poca incidencia de dicho enemigo, de todos modos estamos constantemente aplicando productos específicos para el control de este patógeno, hay tanto formulaciones orgánicas como químicas y tratamos de combinarlas buscando mejores resultados, de esta forma, la zanahoria desde chica se tiene que estar previniendo con dosis pequeñas para que su proceso de desarrollo no se vea afectado por esta alteración”.
“Por otra parte, algo que tenemos a nuestro favor en esta región, es la pureza y riqueza del agua, sin tanto salitre y con un pH adecuado, también tenemos buenos suelos, y las condiciones climáticas son bastante aceptables, aunque hay temporadas en las que se vienen aires muy fuertes, y las plantas de las zanahorias, sobre todo cuando están pequeñas, son demasiado propensas a daños ocasionados por vientos excesivos”.
“Para que esta zanahoria este bien desarrollada, lista para su cosecha y consumo, son alrededor de cuatro meses y medio desde su siembra, y siendo que aquí la sembramos el 14 de febrero del 2020, actualmente se dice que se encuentra en su momento óptimo de cosecha, que es la denominación correcta, ya que las raíces no tienen una fase de madurez definida, como es el caso de los frutos o las semillas, sino que se cosechan cuando se considera conveniente conforme han alcanzado un buen valor en cuanto a calidad, rendimiento y comercialización, así como por la tasa de crecimiento y fisonomía típica de la zanahoria determinada genéticamente según la variedad cultivada. Algunos índices que observamos en campo para determinar que la zanahoria ya está buena para su cosecha, son que la punta ya esté cerrada, ya que cuando aún está muy picuda es señal de que aun le falta llenar, por lo que se achata una vez que llega a su punto; el tamaño también lo dice, al igual que el tiempo o la edad que tiene, y el follaje el cual empieza agarrar otro color y se va haciendo más macizo”.
“Definido su punto de cosecha, la zanahoria se afloja o se descalza mecánicamente mediante un tractor con cuchilla, posteriormente entra la gente y la va sacando o recolectando en costales manualmente, ya de ahí se carga al transporte que la llevara a la lavadora, donde se limpia y se empaca por lo general en bolsas de plástico, también se va seleccionando por tamaños, los más comúnmente manejados son las conocidas como zanahorias polvos, siendo las de menor tamaño y cuyo uso es agroindustrial en la elaboración de ensaladas y otras conservas; las medianas, que son las que mayor preferencia tienen en el mercado nacional y por ende el mejor precio; y la zanahoria leña, que son las de mayor tamaño, utilizadas generalmente para su exportación ya que reúne las condiciones necesarias para soportar traslados lejanos”.
Para finalizar, el Sr. Castañeda Reyes agregó; “nuestra comercialización es a través de intermediarios, por lo que vendemos el producto de campo, o como se dice, a pie de parcela, comercializando así no los kilos sino la hectárea completa en un tanto, ya el comprador o comercializador es quien se encarga de sacarla, lavarla, seleccionarla, empacarla y distribuirla en el mercado, nuestra labor como productores por el momento llega solamente hasta sacar el cultivo a la orilla poniéndolo en su punto para una buena cosecha, lo que relativamente se ve fácil pero es altamente complicado y riesgoso, y más en estos tiempos, donde para obtener calidad es necesaria una alta inversión de recursos económicos, los cuales a grandes rasgos rondan los 50 mil pesos por hectárea, y más o menos estimamos que el comprador se llevará unos 6 camiones por hectárea, que vienen siendo alrededor de unas 15 toneladas por viaje, resultando en una producción aproximada de 90 toneladas por hectárea, rendimiento bastante aceptable y por ahora rentable”.
Entrelazar la tecnología y la experiencia, es la base para lograr mayor calidad y rendimiento, y el cultivo de zanahoria no es la excepción, ya que al igual que muchas otras hortalizas, su buen desempeño en campo está influenciado tanto por las condiciones ambientales como por las prácticas de manejo implementadas, lo cual permite, o no, la expresión del máximo potencial genético.
Salvador Juárez / El Despertar del Campo