Raíz de virtuosos frutos 2ª parte
Posicionada en la primera parte de este reportaje como los cimientos que sostendrán el éxito del desempeño en campo, la producción de plántula para trasplante, es un tema con un amplio abanico de información, razón por la cual se da seguimiento al desarrollo del contenido en esta su segunda entrega a través del amable intercambio de experiencias vertido por el Ing. Luis Medrano Enríquez, gerente general de Invernaderos Medrano, situados en La Purísima Apozol, Zacatecas, enfocados en la crianza de planta de hortalizas, donde actualmente se manejan cerca de 35 mil charolas en temporada y anualmente alrededor de 100 mil charolas de plántula.
“Una vez que la charola es sembrada, pasa al cuarto de germinación, que es un lugar exclusivo y acondicionado para que las semillas broten y emerja la planta, donde se cuidan principalmente 2 factores, uno la temperatura y el otro la humedad, para ello tenemos calentones, que aunque en esta temporada no se utilizan porque nuestro clima en la región no baja de los 10° centígrados, si hay periodos, sobre todo en invierno que se presenta más frío, hablando de 1 a 2° centígrados, es ahí cuando se encienden los calentadores, pero por el momento no son necesarios, y el rango apropiado de humedad tratamos de mantenerlo dándoles pequeños riegos a las charolas”; así lo señaló el Ing. Medrano Enríquez.
“El tiempo de germinación de una semilla depende del tipo de cultivo, inclusive entre las mismas variedades varia, pero en términos generales, si hablamos por ejemplo de una semilla de chile, tarda de 8 a 10 días, a lo más 12 días, los tomatillos 3 días, el jitomate 4 días, y la lechuga germina en 1 día y medio. También ahora ya las compañías para ganarle tiempo al tiempo, manejan semillas que nosotros llamamos pregerminadas, que a grandes rasgos traen un producto que las estimula a germinar más rápido, y por decir algo, de 8 a 10 días que dura el chile en germinar, se reduce a 6 días; en ese caso, el personal encargado de distender las charolas juega un papel muy importante, porque si la semilla viene pregerminada, y no lo saben, ya cuando la quieran sacar ya se pasó, por ello todo tiene su punto exacto”.
“El cuarto de germinación está dividido en dos secciones, ya que de repente hay cultivos que requieren de un poco más de calor y otros de menos, por lo que en una parte tenemos colocado un aislante térmico que amortigua un poco las altas temperaturas, por lo que de un lado el calor es menor y si nos pasamos al otro lado aumenta, sintiéndose de inmediato la diferencia. Por ejemplo, el jitomate es más violento en su crecimiento, por lo que lo colocamos en la sección del aislante térmico, para que la temperatura sea un poco más baja y la planta germine lentamente, ya que si le damos mucho calor le damos un término que aquí nosotros le decimos que viene muy dientuda, y bajándole el calor se vienen más parejas; aquí prácticamente todo lo monitoreamos, por lo que tenemos nuestros termómetros que nos están marcando que temperaturas hay, de ahí que decidamos, si le quitamos o si le ponemos el térmico, en realidad es algo muy variable que estamos constantemente jugando con ello, los chiles por ejemplo los metemos sin aislante para acelerar su germinación dada su lentitud de brotación”.
Para finalizar con en esta segunda parte, el Ing. Medrano agregó; “anteriormente tapábamos las charolas con hules negros tratando de guardar la temperatura, pero en base a muchas pruebas hemos llegado a tomar la decisión de que no es necesario, creo que depende mucho de la región que estemos hablando, por ejemplo, si nos vamos a fresnillo o aquellas zonas más al norte del estado donde se presentan temperaturas por debajo de los 0° centígrados, si se requiere arroparlas, pero aquí las condiciones son diferentes, tenemos un clima muy cálido, lo que hasta cierto punto es ideal ya que la semilla está contenta, sin estrés, para poder germinar de la mejor forma posible, por lo que simplemente no tenemos esa necesidad de ponerle plástico”.
Espera la 3ª parte de este interesante reportaje productivo, en próximas ediciones…
Forjar buenas raíces, es el punto de partida para construir un sistema productivo fértil y resistente.