Ganadería ecológica y rentable
El Manejo Regenerativo de Ranchos a grandes rasgos consiste en una serie de prácticas cuyas aplicaciones incrementan la fertilidad y revierten la desertificación de los suelos, teniendo como herramienta principal al ganado, el cual es utilizado en altas densidades dentro de espacios pequeños, generando con ello un pastoreo no selectivo donde los animales dejan un corte de los pastos a ras de la superficie; pastos a los que posteriormente se les aplican periodos largos de descanso y recuperación, favoreciendo así su restablecimiento y vigor.
Este método consta de 10 puntos clave para lograr la máxima sustentabilidad por hectárea, según lo explicó el Ing. Servando Díaz Gómez, reconocido asesor técnico y ganadero en el semidesierto del Estado de Chihuahua, presidente-fundador de la Asociación Civil de Manejo Regenerativo de Ranchos, quien detalló cada uno de ellos comenzando con la gran importancia que tiene la capacitación y motivación constante tanto del propietario como de los trabajadores de la unidad productiva; en segundo termino pormenorizó el esquema de pastoreo intensivo no selectivo con periodos largos de descanso; la implementación correcta de cercos eléctricos; el abastecimiento eficiente de agua a través de bordos, jagüeyes, ollas o represas, manantiales (ojos de agua), o bien, mediante una red hidráulica de tubería PVC o poliducto con bebederos fijos o portátiles; el cuidado del suelo evitando el uso de químicos y venenos tóxicos para todos los organismos benéficos del ecosistema; la suplementación efectiva mínima correcta para favorecer la condición corporal del ganado induciendo con ello una buena fertilidad y productividad; el empleo de razas genéticamente adaptadas a las condiciones particulares del medio ambiente y al sistema de pastoreo no selectivo; el empadre controlado de 42 días o 63 días; la implementación de un programa de vacunación efectivo; y por ultimo destacó la invaluable utilidad de una apropiada planeación financiera de la operación.
“Del suelo y de la producción de zacate o de forraje es de donde finalmente sale el dinero de un rancho ganadero, y es el componente que da la capacidad de carga del terreno, por ello la importancia de cuidar y regenerar nuestros suelos, tal y como se propone con el sistema de manejo regenerativo, valiosa técnica de pastoreo que nos ha enseñado el Ing. Johann Zietsman, originario de Zimbabue, África”; así lo indicó el Ing. Díaz Gómez, asesor y ganadero.
“Básicamente la técnica de manejo regenerativo de ranchos consiste en que yo como ganadero, mi rancho lo divido por la mitad, y en una, pastoreo todo el año el ganado y, la otra mitad la dejo descansar, el primer año le invierto en infraestructura para hacer diversos potreros en franjas, normalmente es recomendable que queden de 200 metros de ancho por hasta 1,250 metros de largo. Ahí normalmente se hace un pastoreo a 500 vacas por hectárea, lo que causa un alto impacto animal al terreno, y eso trae consigo importantes beneficios, entre ellos lo que llamamos pastoreo intensivo no selectivo, que no es otra cosa más que forzar a las vacas a que se terminen toda la cobertura vegetal y no solo las mejores especies, las más ricas y nutritivas, como sucede en el selectivo, y no se sacan del terreno hasta que se acaban todo”.
“Para ello lo primero que tenemos que hacer lógicamente es cambiar el chip que traemos como ganaderos, abrirnos y ser más receptivos a nuevos conocimientos, entendiendo que obviamente mientras al dueño o al administrador del rancho no le entre este tipo de información para una efectiva transformación, pues mucho menos se les va a pegar a los vaqueros, siendo así el líder el primero que tiene que aprender para saber guiar a los demás integrantes del equipo de trabajo”.
“Quedando clara esa parte, ahora si podemos entrar al siguiente punto mencionado, que es el sistema de pastoreo intensivo no selectivo, el cual como ya se ha dicho, consiste básicamente en meter altas densidades de ganado en espacios pequeños obligando con ello al animal a que se coma todo, sacándolo hasta que termine, y de ahí dejar ese terreno que descanse o se recupere por periodos largos; por ejemplo, yo en mi rancho, tengo áreas a las que les doy hasta 2 años de descanso, ya que estoy tratando de ayudarlas a que se cubran de zacate”.
“Bajo ese concepto, cosechamos del 80 al 90% de forraje aéreo que hay en el terreno y, dejamos descansar la mitad del rancho, haciendo todo lo posible por no meter el ganado a esa parte por lo menos en un año, tiempo necesario para crear las condiciones idóneas para que las diferentes especies vegetales tanto de invierno como de primavera se desarrollen, y que aquellas que hace siglos existían naturalmente en nuestros suelos, pero que con el paso del tiempo nos las hemos ido acabando, regresen. Por decir, descansamos la mitad del potrero de mediados de febrero hasta mediados del mismo mes del año entrante, esto mediante la interesante estrategia de que cuando ya me termine la mitad de la sección de pastoreo de mi rancho, no nos pasamos a la otra mitad, sino que lo que hacemos es que nos regresamos a comer el rebrote que salió con el inicio de las lluvias, alimento con el que las vacas engordan mucho, pero teniendo presente la regla de que puedo volver al rebrote siempre y cuando este tenga por lo menos una cuarta de altura, porque cuando es pelillo el material contiene mucha agua y hace que los animales se purguen, causando diarreas mecánicas, sin embargo estando ya macizo tiene más fibra y con ello las vacas se mantienen o mejoran en condición corporal, siendo ahí, en esa segunda vuelta, cuando empiezan a parir y se tienen que preñar, mientras que la otra mitad del agostadero descansa completamente dando como resultado que el suelo se cubra de zacates perennes y aumenten las especies nativas más deseables, sin duda esa sería la mejor recomendación que se pudiese implementar”.
“Dar la oportunidad para que el ganado seleccione entre las especies que más le gusten y las que no, es lo que en términos coloquiales conocemos como selectividad del ganado, en donde lógicamente el animal se va ir por aquel forraje que le es más apetecible y nutritivo dejando en último termino aquel alimento que para él es menos agradable; está natural conducta con el paso del tiempo va cambiando de forma negativa la composición botánica del agostadero, aumentando las especies vegetales menos ricas y deseables para el ganado, y disminuyendo las deseables”.
“Este tipo de pastoreo continuo y selectivo tiene serios efectos nocivos en el pastizal, siendo una de las principales causas de muerte de las mejores plantas en los agostaderos. 2 o 3 pastoreos a cada potrero por año sin dar descansos largos de recuperación para las plantas, va disminuyendo paulatinamente el volumen de raíces vivas hasta que estas desaparecen por completo y con ellas obviamente el pasto”.
“Por lo general, cuando manejamos potreros grandes y libres, algunas áreas y especies están sobrepastoreadas y otras sobredescansadas, más en terrenos quebrados, en donde en las superficies planas el ganado mata las buenas especies, y en los cerros están las plantas más deseables pero los animales difícilmente suben, lo que también genera que esos pastizales se vean afectados por los sobredescansos”.
“Desafortunadamente la realidad actual con los sistemas convencionales de pastoreo en México es lamentable. El INEGI publicó en el 2017 los resultados preliminares del mapa de erosión de suelos en el país, mostrando con ello que cerca del 80% del territorio nacional está afectado por la erosión eólica e hídrica, teniendo como causas principales la actividad agrícola posicionada en el primer lugar, y el sobrepastoreo en la segunda posición; todo ello por no pensar nunca en cuidar el suelo, siendo que es un recurso vital como es el agua, reconociendo sencillamente que la mayor riqueza que podemos tener es un suelo fértil para poder vivir en el campo de forma sustentable y rentable, y que la salud de nuestras tierras depende de nosotros mismos por la forma en que manejamos el pastoreo, ya que un pastizal bien tratado mantiene e incrementa la fertilidad y la productividad, pero tristemente hacemos todo lo contrario deteriorando cada día más los pastizales avanzando hacia la desertificación”.
“En ese sentido puedo compartir que desagradablemente me ha tocado conocer ranchos de más de 5 mil hectáreas que hoy ya no pueden mantener ni una vaca, quizá suene exagerado pero cierto, donde ya los hijos de los ganaderos tuvieron mejor que migrar a la ciudad porque nunca reflexionaron sobre el trascendental papel que juega el correcto cuidado del suelo, dado que realmente es de ahí de donde sale el dinero dentro de un rancho ganadero. Por ello se dice que uno de los problemas graves de nosotros como ganaderos, es el hecho de que tenemos un síntoma muy marcado que conocemos como el síndrome del toro, ya que los toros solo piensan en las vacas, y nos olvidamos por completo del suelo, por lo que lo más acertado seria primero pensar en nuestros suelos y después en las vacas”.
“Por ello tenemos que buscar e implementar nuevas alternativas más sustentables y rentables para manejar los ranchos, sobre todo si entendemos que como ganaderos debemos de tener el compromiso moral y ético de heredar las tierras en mejores condiciones de como llegaron a nuestras manos, ya que en verdad no son nuestras, sino que son prestadas por nuestros hijos y por futuras generaciones. De ahí la importancia de establecer este tipo de sistemas de manejo regenerativo, el cual realmente en México lo iniciamos en el estado de Chihuahua, pero ahí al igual que en Zacatecas, los pastizales están muy deteriorados, y analizando las condiciones generales del agostadero en suelos zacatecanos, obtuvimos que la cobertura basal de zacate es de un 30%, es decir, que el otro 70% del terreno no tiene pasto, por lo que es ese mismo porcentaje el grado de potencial de crecimiento que tiene la ganadería de la entidad, lo que significa que se puede incrementar a poco más del triple la productividad ganadera, siempre y cuando se mejoren las condiciones del suelo y se incremente el volumen y la calidad de los pastizales”.
“Sin duda la meta de todo rancho ganadero debe ser obtener la máxima rentabilidad por hectárea de forma sustentable; se oye bien, pero cómo logro llegar a eso, cómo puedo aumentar mi cosecha de becerros. Una opción pudiese ser que todas mis vacas parieran cuates, pero en términos reales y prácticos, eso no es viable, y no lo es por varios factores, uno es que el peso al nacimiento es muy bajo, el desarrollo va dividido entre los dos, o puede que uno salga normal y el otro muy chico; otro es que aumenta la probabilidad de tener problemas reproductivos, siendo que la mitad de las veces va parir un macho y una hembra, y resulta que las hembras son poco probables de que sirvan ya que la hormona del macho le gana en el vientre y salen con una alteración congénita que no les permite que la matriz se desarrolle con normalidad, por ello todas la hembras cuatas hay que rajarles la oreja para que no se nos olvide que son cuates, ya que esa no nos sirve ni se puede vender para la reproducción”.
“Entonces resulta que la manera más efectiva para incrementar la productividad, es aumentar la capacidad de carga animal del rancho, elemento determinante para obtener más utilidades; qué pasaría si hacemos lo suficiente y necesario para que en vez de traer 200 vacas pudiese tener un 50% más o el doble de animales dentro del mismo espacio de forma sustentable, sin la necesidad de tener que comprar otro rancho, pues lógicamente la fertilidad y nuestras ganancias se incrementarían también. Entonces es esa la clave para mejorar, y para lograrlo tenemos que hacer que al igual que las vacas, las plantas también paran, y donde hay un zacate necesitamos establecer otro, ya que el día que tengamos el doble de plantas perennes, vamos a poder meter el doble de cabezas de ganado, siendo que obviamente tendríamos el doble de forraje o de comida”.
“Solo de esa forma voy a poder meter más ganado en el mismo espacio, y para hacer que nazcan nuevas plantas necesitamos implementar el manejo regenerativo, aprovechando todo lo que tengo hasta la ultima hora de zacate, para poder dejar a la otra mitad del rancho que descanse de forma total por un año, con lo que ayudamos a que ese terreno se rehabilite y así pueda producir 2 o 3 veces más forraje en comparación a los sistemas tradicionales, y es solamente llegando a ese punto donde satisfactoriamente podremos cambiar la perspectiva del negocio”.
“Otro punto importante para apoyar a que el suelo se regenere es aumentar la cantidad de materia orgánica existente, entendiendo que por cada 1% de materia orgánica que incrementemos, en un metro cuadrado del terreno vamos a poder retener hasta 25 litros de agua, por lo que estaríamos cosechando este vital líquido; y con esa ultra alta densidad de animales que metemos a pastorear en un espacio reducido también estamos provocando que se genere la cobertura del suelo con un matillo orgánico, que es todo el residuo de comida vegetal que el animal va dejando a su paso, así como todo lo que es el estiércol, y esto en el transcurso de uno, dos o tres años se va a ir reintegrando al suelo incrementando paulatinamente la materia orgánica, y en ese proceso de descomposición también se producirá humus que será el alimento de todas las nuevas plantas”.
Por último, el Ing. Servando Díaz agregó; “sin embargo, hay que recalcar que la forma más efectiva e importante de integrar materia orgánica a nuestros suelos hasta una profundidad de 75 centímetros o 1 metro, es a través de las raíces de las plantas, las cuales por si mismas ya son materia orgánica, cargadas de azucares y de diferentes agregados que son comida para los microorganismos del suelo, pero si no dejamos que las plantas crezcan sobrepastoreándolas, pues simplemente la raíz nunca va a llegar a esas profundidades, sino que al revés, cada vez se va ir haciendo más pequeña, y si al contrario dejamos que las plantas se desarrollen a su máximo, que maduren y espiguen, obviamente las raíces también se desarrollaran a todo su potencial explorando cada día mayores profundidades, ya que resulta que cuando menos tres cuartas parte de la altura de un zacate, es el tamaño de sus raíces, es decir, que si tenemos zacates de 1 metro de altura, por debajo tendremos raíces hasta 75 centímetros de profundidad, cuando un escarabajo que está en el estiércol puede hacer hasta 30 centímetros de profundidad para meter sus huevecillos, lo que también es una buena opción pero realmente la más importante es a través de las raíces”.
Para incrementar la fertilidad de los suelos y con ello, la cantidad de forraje, es necesario implementar estrategias de manejo regenerativo como lo es el pastoreo intensivo no selectivo, de ultra alta densidad, con descansos largos de al menos 12 meses.
Espera la 2ª y última parte de este interesante reportaje, en próximas ediciones…
Salvador Juárez / El Despertar del Campo