Control fitosanitario en semilleros
Existen normas legales que regulan la producción de plántulas y en las que se estipula que todo el material de semillero que se comercialice tiene que estar sano y libre, al menos por observación visual, de cualquier plaga o enfermedad que afecte su valor como planta de semillero. El control fitosanitario dentro de los semilleros es importante debido a que la alta densidad de plántulas y las condiciones ambientales en el semillero (temperatura, humedad e iluminación), favorecen en muchos casos una elevada incidencia de fitopatógenos, principalmente de enfermedades.
La fitosanidad en los semilleros también es importante dada la trascendencia que tiene la distribución de las plántulas, realizada por las explotaciones que se dedican de forma intensiva a producirlas. Estas explotaciones pueden producir millones de plántulas para un mismo ciclo; por lo tanto, se corre el riesgo de dispersar o distribuir de forma masiva en un área agrícola a los agentes fitopatógenos o vectores de virus, organismos que pueden ocasionar problemas en el cultivo y/o establecerse en zonas que antes estaban libres de ellos. En definitiva, en el semillero deben establecerse unas estrictas normas de manejo para eliminar y evitar las posibles fuentes de inóculo. La sanidad del semillero hortícola compromete en primer lugar la productividad del mismo y posteriormente el adecuado desarrollo de los cultivos tras el trasplante.
¿Qué es un semillero?
Convencionalmente se denominan semilleros a las pequeñas parcelas en donde se da la protección necesaria a las semillas para su germinación y el crecimiento inicial de las plantas antes de trasplantarse a su lugar definitivo. Actualmente existen empresas dedicadas exclusivamente a la producción de plántulas, garantizando su calidad genética y fitosanitaria. Muchas empresas también ofrecen servicios de asesoría técnica para la elección de variedades, además de darle un seguimiento al cultivo y realizar recomendaciones sobre su manejo. La siembra de la semilla puede realizarse directamente en el suelo, bandejas plásticas u otro material, diseñadas con un número determinado de celdas de acuerdo al tamaño de cepellón requerido.
Control fitosanitario
Establecer un programa de manejo fitosanitario en el semillero es la forma más eficaz de prevenir a las plagas y enfermedades que llegan a atacar a las plántulas en cada uno de sus estados de desarrollo. Todas las aplicaciones deberán realizarse de manera preventiva, evitando grandes infecciones que sean difíciles de curar. Por lo tanto, es indispensable conocer a los distintos patógenos que puedan afectar a las plantas. Los tratamientos fitosanitarios dentro de los semilleros se realizan de manera general para todos los cultivos que existan dentro de este, pero de ser necesario se aplicaran tratamientos específicos contra cierta plaga o enfermedad en ciertos cultivos. Algunas medidas de control fitosanitario son las siguientes:
Uso de semilla certificada. La semilla certificada garantiza cierta sanidad, por ello es recomendable su empleo. Es necesario siempre revisar la etiqueta de los envases para saber si es una semilla certificada por el organismo autorizado; para el caso de México es el SNICS. El uso de semilla con tolerancia o resistencia a alguna de las enfermedades que afectan al cultivo es de gran ayuda para la producción de plántula de buena calidad. Los tratamientos térmicos de la semilla también ayudan a eliminar fuentes inóculo. El tratamiento térmico a la semilla, por ejemplo, en tomate, consiste en sumergirla durante 30 min en agua a 52° centígrados, siempre y cuando no tenga tratamientos pre-germinativos.
Eliminación de residuos. Eliminar cualquier material de origen orgánico como las malezas, que puedan ser fuente de inóculo de patógenos. También es necesario retirar las plántulas que llegasen a ser dañadas por movimientos mecánicos dentro del semillero.
Uso de barreras. Emplear dobles puertas en las instalaciones de los semilleros ayuda a reducir la entrada de vectores de virus como la mosquita blanca o trips. También el uso de mallas anti-áfidos reduce la entrada de estos vectores. Se ha planteado de igual forma el uso de cultivos trampa en el área circundante a las instalaciones del semillero que eviten la llegada de estas plagas. El uso de bandas plásticas amarillas con feromonas y adherentes en la periferia del semillero ayuda a disminuir la entrada de plagas.
Tapete sanitizante. Es importante mantener el tapete sanitizante con sales cuaternarias o hipoclorito de sodio en la entrada de las instalaciones del semillero para evitar la entrada de fitopatógenos. Complementario a esta actividad es necesario contar con un desinfectante para las manos de los trabajadores, en muchos casos se utilizan guantes después de lavarse las manos. También de manera general se recomienda que los trabajadores cambien diario de ropa, además de tener un control restringido de personas a las instalaciones.
Desinfestación de instalaciones y equipo. Antes de iniciar un ciclo de producción en el semillero es indispensable desinfestar las instalaciones y equipo utilizado. Entre las sustancias que se emplean para esto se encuentran las sales cuaternarias de amonio, yodo o cloro. Por otra parte, también se deben mantener limpias las instalaciones de almacenaje de agua y del sistema de riego.
Sustratos y charolas estériles. Al momento de adquirir un sustrato nuevo, se deben pedir las especificaciones sanitarias y de calidad de los sustratos al proveedor y realizar un diagnóstico fitosanitario. Muchos sustratos como la perlita, vermiculita u otros materiales inorgánicos obtenidos de procesos industriales mediante altas presiones y temperaturas no requieren ser desinfectados. Tampoco es necesario tratamientos a materiales compostados. Para la desinfección de sustrato en caso de reutilizarlo, una opción es utilizar metam sodio (33 % p/v de i.a.) a una dosis de 30 L/1000 m2. Para el caso de reutilizar charolas la desinfestación se hace con sales cuaternarias de amonio, yodo o hipoclorito de sodio.
Aplicación de pesticidas. Se recomienda que para plagas se utilicen productos autorizados y registrados de acuerdo al estadío que se busca controlar. Para el caso de las enfermedades conviene aplicar productos fungicidas a base de cobre. También se pueden utilizar fungicidas como el Clorotalonil, Zineb, Azoxystrobin, Azufre, Fosetil aluminio, entre otros. Antes de trasplantar uno de los tratamientos consiste en sumergir las charolas en un recipiente hasta la base del tallo de las plántulas en una solución que tenga por litro de agua de 1 a 1.5 ml de carbendazim + 2 ml de propamocarb + 1 a 1.5 g de estreptomicina + enraizador.
Control de riego y humedad relativa. Evitar riegos pesados y no emplear agua que no sea tratada o potabilizada. Así mismo, se debe procurar no tener fugas en las cintas de riego y canaletas que puedan propiciar las condiciones para el desarrollo de enfermedades, principalmente fúngicas. Mantener los niveles de humedad relativa entre 70 a 75 % para reducir la incidencia de enfermedades, además de promover una aireación mediante las ventilas de las instalaciones.
Manejo de la fertilización. Es recomendable que en semillero se tenga una fuerte fertilización fosfórica para promover la formación de raíces y la resistencia a enfermedades. Es necesario aplicar cantidades reducidas de nitrógeno para evitar crecimientos incontrolados. La CE debe ser de 1 a 1.5 dS/m.
Aplicación de organismos entomopatógenos. La inoculación del sustrato con Bacillus subtilis o Trichoderma spp., ayuda a suprimir a los fitopatógenos que pudiesen llegar a existir en el sustrato o semilla. Otro hongo que ha mostrado buen control ante fitopatógenos, sobre todo contra Fusarium spp. es Gliocadium virens. Todos estos hongos son compatibles con las micorrizas inoculadas al sustrato.
INTAGRI. 2016. Control Fitosanitario en Semilleros. Serie Fitosanidad. Núm. 70. Artículos Técnicos de INTAGRI. México. 4 p.
Intagri – Instituto para la Innovación Tecnológica en la Agricultura