Fecundas raíces del campo 5ª parte
“A simple vista se pudo observar el resultado de mayor tamaño en la aplicación de Bacillus thuringiensis, y si se compara con el tratamiento a base de Azospirillum brasilense en cuanto a sanidad del cultivo el resultado es muy semejante sin la presencia de ningún hongo patógeno”; así lo señaló el Ing. Raúl Alam Martínez García parte del equipo técnico de Aguas Firmes y Grupo Agrocime, responsable técnico dentro del Acuífero de Calera y Fresnillo, encargado del ensayo en ajo con fines comerciales y de valuación con diferentes tratamientos basados en microorganismos benéficos como Bacillus thuringiensis y Azospirillum brasilense, donde a simple vista se pudo observar la diferencia en el porte de las plantas entre la superficie tratada, en comparación con el testigo, establecido en el Rancho El Tanque, situado en suelos pertenecientes al municipio de Calera, Zacatecas.
“La forma en como se aplicaron los microorganismos fue vía cintilla de riego, después dejamos un cierto tiempo regando solamente con agua para que el producto llegue hasta la raíz de la planta y esta lo empiece a tomar, para obtener un sistema radicular sano, grande y que nos ayude a que cualquier otra sustancia o formulación que se aplique lo absorba sin problema con una eficiencia de un 80 a un 88%. Para el caso de Bacillus thuringiensis cada dosis fue de 1 litro por hectárea, realizando 2 aplicaciones durante el ciclo, una a los 15 días después de la siembra y la otra a los 45 días después de la primera aplicación, lo que ayudo principalmente al desarrollo vegetativo y en el crecimiento de bulbo”.
“Lo que fue el testigo donde no se aplicó ningún tratamiento con microorganismos, el desarrollo y crecimiento de la planta fue menor que a donde si llevó tratamiento al igual que la hoja y el tamaño del bulbo. En cuestión de mediciones el ajo que tuvo la aplicación de Bacillus thuringiensis tuvo un tamaño de 54 milímetros, a los que se les aplicó Azospirillum brasilense cuentan con 52 milímetros, y el testigo tuvo un promedio de alrededor de 46 milímetros”.
“Por ello, gracias a estas pruebas o ensayo, nosotros podemos recomendar que lo mejor es hacer una mezcla entre los 2 productos con microorganismos, dado que uno nos funcionó bien para el desarrollo radicular (Azospirillum brasilense) y Bacillus thuringiensis nos ayudó en el llenado del bulbo, lo cual también creemos que con la combinación con una nutrición clara y oportuna puede dar bastante éxito. Esto pudiese realizarse en una sola aplicación ya que no existe ningún antagonismo entre microorganismos, subrayando que el único inconveniente que se tiene es el tiempo, porque Azospirillum tardo un poco más en hacer simbiosis con la planta, por lo que se aconsejaría mejor aplicar primero Azospirillum para que sea bien tomado por el cultivo y después Bacillus, siendo que es una bacteria que se adhiere muy rápido a la planta, de esa forma se puede establecer una sinergia de apoyo entre ambos productos”.
Para finalizar, el Ing. Martínez García agregó; “yo aconsejaría al productor una mayor aptitud al cambio, lo que nos lleve a utilizar cada día sistemas más sustentables como son precisamente este tipo de aplicaciones con organismos benéficos, tratando de dejar a un lado los químicos tradicionales que han venido paulatinamente afectando tanto la fertilidad de nuestros suelos como de nuestros bolsillos, logrando así al final del día una mayor productividad y rentabilidad con resultados casi de manera inmediata”.