Limón persa

El limón persa, también conocido como lima persa, limón pérsico o limón sin semilla, se ha convertido en un cultivo emblemático de México, país en el que se comenzó a cultivar aproximadamente en la década de los setenta y a introducirse poco a poco en los mercados de la capital nacional, así para mediados de los ochentas paulatinamente se convirtió en uno de los productos más dinámicos del sector agroalimentario, dado su excelente sabor y su alto contenido vitamínico, con una pulpa jugosa y aromática, además de su carencia de semilla y su mayor tamaño comparado con el limón mexicano, lo que sin duda alguna ha favorecido ampliamente su demanda tanto en el mercado nacional como en el internacional, llegando así a exportarse actualmente en gran medida a los Estados Unidos, Europa y Asia.

De esta forma México se ha convertido hoy en día en uno de los principales productores de limón persa en el mundo, donde la mayor parte de esta fruta se cultiva en los estados de Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Jalisco, entidades con un clima ideal para su cultivo, produciendo unos de los mejores limones del mundo.

Hablando de la región centro norte del país, sobre todo del sur de Zacatecas (zona de los cañones) y Aguascalientes (Calvillo principalmente), representan tierras en las que podría decirse que este tipo de limón es un cultivo relativamente de reciente integración, con alrededor de 18 a 20 años de haber empezado a plantar las primeras huertas. Recordando que original e históricamente esta zona, por halla de la década de los ochentas, llego a ser mundialmente reconocida por su importante producción de guayaba, incluso posicionándose como el epicentro o corazón productivo de este fruto lo que lo convirtió en un significativo polo de desarrollo rural; pero desafortunadamente con el paso del tiempo el cultivo de dicha fruta fue en decadencia, sobre todo por cuestiones de bajos precios del producto en campo, lo que lo hacía un negocio poco rentable para el productor, situación que sin duda motivó a comenzar a tumbar muchas huertas de guayaba para ser remplazadas por huertas de limón persa, alternativa que en aquellos años mostraba un panorama hasta cierto punto incierto pero un poco más alentador, y que hoy se ha ido consolidando poco a poco en el gusto del consumidor, ganando mercado y también ganando terreno mediante nuevas plantaciones que se han ido adaptando y arraigando favorablemente dadas las condiciones de suelos y climas prodigiosos que prevalecen en dichas demarcaciones.

“Efectivamente, aquí en Jalpa, Zacatecas, y todo lo que es la zona de los cañones de Tlaltenango y Juchipila, así como el municipio vecino de Calvillo, Aguascalientes, se caracterizaban por una elevada producción de guayaba, esto por halla de las décadas de los ochentas y noventas, situación que precisamente cambio por problemas en su comercialización, lo que provocó que muchos fruticultores por ahí de inicios del año dos mil empezaran a tumbar sus huertas de guayaba, para posteriormente dedicarse algunos a la producción de hortalizas, y más o menos a partir del año 2005 o 2006 iniciaron dentro de este nuevo segmento de la agricultura para la región que representa la producción de cítricos, especialmente de limón persa o lima persa, que es un fruto sin semilla, bastante jugoso y suculento, caracterizado además por ser un poco más grande que el limón mexicano, y ha sido más resistente a plagas y enfermedades, adaptándose así perfectamente a esta zona, dándonos muy buenos resultados”; así lo compartió amablemente Mario Velazco Nieves, ingeniero agrónomo de profesión y agricultor por vocación, sucesor de generaciones dedicadas al campo, lo que le ha dado una gran habilidad y experiencia en el cultivo de diferentes especies en dicha región del sur del estado, desempeñándose actualmente y desde hace aproximadamente 8 años como encargado de producción en Rancho Santo Domingo, ubicado precisamente en el municipio de Jalpa, Zacatecas, destacada unidad dedicada al cultivo, cosecha, selección y empaque de limón persa, con cerca de dos décadas de incursión dentro de la citricultura, en una zona verdaderamente privilegiada del planeta, con condiciones climáticas e hidrológicas idóneas que favorecen el desempeño de este tipo de actividades productivas, bajo una temperatura media de 18 grados centígrados y un rango de precipitación pluvial de 600 a 800 milímetros anuales, y aunque la topografía es de aspecto montañoso el limón se ha adaptado perfectamente a ese tipo de suelo y clima prevaleciente.

“Los agricultores de la región al principio empezaron con el establecimiento de huertas de limón persa de 2 o 3 hectáreas, y cada año iban aumentando su superficie plantando otras 2 o 3 hectáreas más y así sucesivamente, por lo que de inicio pues eran huertas muy pequeñas, pero ahora ya podemos encontrar huertas de 15, 20, 40 hectáreas y más. Aunque cabe recordar que al comienzo se batalló para que el consumidor lo aceptara; me acuerdo que recién entre a trabajar en este rancho, los 2 primeros años la gente todavía se resistía a la compra de este limón, mostrándose muy dudosa, sobre todo porque comparado con el limón persa de otros estados como principalmente Veracruz, nuestro limón zacatecano es un poquito más acido, y halla en aquellas tierras costeras del Golfo de México es un tanto más dulce, por lo que el cliente no se terminaba de convencer, pero afortunadamente con el esfuerzo, la dedicación y el estar picando piedra constantemente, poco a poco se ha logrado ir posicionando en el gusto del consumidor, mejorando su aceptación cautivando una importante parte del mercado, lo que le ha dado fama y reconocimiento no solo a nivel nacional sino ya incluso a nivel internacional”.

“De igual forma, aquí en Rancho Santo Domingo poco a poco se han ido sumando nuevas plantaciones de limón persa, llegando así a tener actualmente una superficie aproximada de 150 hectáreas de dicho tipo de limón, donde también paulatinamente se ha ido integrando una mayor tecnificación tanto en el cultivo en campo así como en el área de selección y empaque tratando con ello de darle el mayor valor agregado posible al producto, lo que a final del día nos de las herramientas necesarias para eficientar los procesos e incrementar nuestra competitividad dentro del mercado”.

“Aquí tenemos huertas de diferentes edades, están las más grandes de 17 y 16 años aproximadamente, también tenemos de 14 años de edad, otras de 7 años y las más jóvenes de alrededor de 3 años y medio de edad, por lo que evidentemente se han ido plantando arboles conforme se va pudiendo y se va teniendo la capacidad tanto de trabajo como económica para poder sustentarlos de forma correcta”.

“Podría decirse que el proceso para la producción de limón comienza desde la plantación, pero lógicamente para ello primeramente tenemos que conseguir el arbolito que plantaremos, lo que nosotros estamos trayendo de Veracruz, quienes sin duda son los especialistas a nivel nacional en el tema de limón persa, siendo ellos los que trajeron los primeros injertos precisamente desde Persia región histórica ubicada al suroeste de lo que actualmente conocemos como Irán, para así a partir de eso comenzar a dedicarse a producir planta prácticamente para toda la república. Lo que hacen es que colocan la variedad sobre un portainjerto, del cual emplean principalmente de dos tipos, uno de naranjo agrio y otro llamado Volkameriano, que tienen menos problemas con la raíz y que se han adaptado mejor a esta zona, situación que les da un mayor vigor y fortaleza para así poder establecerse apropiadamente en suelos complicados como los que tenemos aquí en esta región, con algo de enfermedades y poca cantidad de materia orgánica y nutrientes lo que disminuye su fertilidad”.

“Ya que nos llegan los árboles de Veracruz, antes de plantarlos, colocamos el sistema de riego que en este caso es por microaspersión, colocando así en el espacio donde ira cada árbol microaspersores que nos dan un caudal de entre 150 y 180 litros por hora, que obviamente al principio, cuando el árbol esta aun muy pequeño, pues son muy pocos los minutos de riego necesarios. Con el sistema de riego dispuesto, ahora si procedemos a plantar el árbol, para lo cual realizamos un agujero u orificio en el suelo de aproximadamente 40 a 50 centímetros de profundidad, lo que viene siendo más o menos una cubeta de 19 litros, de ahí se aplica algo de composta en la parte inferior del orificio, y ahora si se coloca el arbolito con todo y cepellón dentro del agujero, procurando que quede bien asentado, y finalmente se tapa con la misma tierra extraída y algo más de composta, dejándole un cajete de aproximadamente 1 metro de diámetro, el cual se va haciendo más grande conforme el árbol va creciendo”.

“Tratamos de diseñar las huertas de forma tal que el árbol tenga el espacio apropiado para que se desarrolle adecuadamente, y no halla una competencia excesiva por agua, nutrientes, aire, luz y demás elementos necesarios para su crecimiento y productividad; en ese sentido es que plantamos los arboles a una distancia aproximada de 5 metros x 5, aunque también hay otras huertas donde están a 4 x 5, así como a 4.5 x 4.5 metros, dependiendo esto del lugar, ya que claramente tenemos suelos muy quebrados”.

“Una vez que tenemos plantado el árbol, comenzamos a regar e inyectamos algunos enraizadores y fertilizantes para tratar de estimular el rápido crecimiento de la planta. Lo que buscamos en el primer año, es que el árbol comience a enramar y agarrar cuerpo, dentro de ese periodo hay arbolitos que empiezan a florear, pero por lo regular le indicamos a los trabajadores que tumben todas esas primeras flores para que el árbol primero crezca y ya después dejarlo que produzca; ya para el segundo año lo dejamos, a lo mejor le damos una podadita para quitar lo que llamamos faldas, que son ramas que van tocando la tierra, tratando de evitar enfermedades o plagas que se pudiesen subir al árbol con mayor facilidad, entonces le damos una podadita abajo, quitarle un poquito lo del centro al arbolito para que valla formándose, siendo estas podas muy tranquilas, porque hay gente que si me les da unas podas muy agresivas, y no, nada mas es quitarle ramitas que van del centro para que no empiecen a cruzarse y ramas que van al suelo”.

“Normalmente el primer corte de limón, a partir de que plantamos el arbolito, lo damos como al año o año y medio, aunque hay suelos buenos y arbolitos que salen muy productivos y que al medio año ya tienen algunos limoncitos, pero casi por lo regular a los dos años es cuando comienzan a producir y se les puede cortar ya unas poquitas cajas, que hay nos andan dando los 5 o 10 kilitos, pero hay la llevan; y así vamos poco a poco cortándoles, ya conforme va pasando al tercer año ya nos puede ir dobleteando esa producción, pero ya cuando llegan a su pico productivo es como al sexto o séptimo año de edad, donde ya empiezan a ser rentables”.

Para terminar, el Ing. Velazco Nieves agregó; “el limón es un cultivo muy noble, que en ciertas cosas es fácil para producirlo, aunque sin duda requiere como cualquier otro cultivo de mucha atención y cuidado, pero no es como una hortaliza que es mucho más complicado su manejo, más desgastante, y requieren de mayores inversiones, no obstante, una calabaza por ejemplo a los 45 días ya tenemos la producción lista para cosecharse, y ya podemos saber si se ganó o se perdió, y en un limón estamos hablando de años para saber que tan rentable es, por lo que son inversiones a más largo plazo, pero que ya están ahí y pueden permanecer por mucho tiempo produciendo, como un tipo de activo fijo si habláramos contablemente, donde ya la inversión inicial esta hecha, teniendo ya los arboles plantados, por lo que hay que seguirles dándoles de comer, atendiéndolos, dándoles sus podas que requieren, sus fumigadas etc., y ya si en un año no nos va tan bien, pues por lo menos seguimos con la esperanza de que al próximo nos vaya mejor, entendiendo que en los primeros 3 o 4 años solo es estarles metiendo, después del tercer año quizá el arbolito ya da para solventar sus propios gastos, pero aun sin ganancias, solo para su mantenimiento, y para recuperar la inversión podemos hablar de más o menos al sexto año sin exagerar demasiado, ya de ahí en adelante ahora si es donde pueden empezar a llegar las utilidades, esto dependiendo obviamente de la calidad de las huertas, porque es como todo, hay unas muy productivas pero también las hay muy malitas”.

Asimismo, para reforzar el intercambio de experiencias e información, Alejandro Salinas Torres, encargado del área de selección y empaque de limón de Rancho Santo Domingo, señaló; “aquí en el empaque, podría decirse que el proceso comienza desde el momento en que se viene el corte de limón, que hay gente que nos ayuda precisamente a realizar esa labor de cosecha del fruto, y también hay gente que nos apoya a recoger el producto del campo cuando ya está en sus cajas para trasladarlo de la huerta precisamente aquí al empaque, que es el área donde se realiza ya todo un proceso para darle ese valor agregado a la fruta y que está se vaya al mercado de consumo con una muy alta calidad”.

“Ya con el limón en el empaque, los vaciadores, que son un par de personas que nos ayudan precisamente a vaciar las cajas de limón provenientes de la huerta sobre la maquina corredora automática, donde primeramente se lava para quitar la mayor parte de suciedad al limón, de ahí pasa a un área de ventiladores utilizados para irlos secando; después viene el proceso de cepillado, donde los residuos que quedan de agua e impurezas son completamente retirados, dejando al limón perfectamente limpio; de ahí cae a otra criba ya nada más para pasar y caer en la banda de selección, donde de forma manual van siendo clasificados por calidades conforme a ciertas características deseadas, sobre todo que no tenga manchas amarillas, limón al que llamamos de desecho, y el limón de alta calidad es todo aquel de un color verde intenso, de buen tamaño y sin deformaciones, el cual después de ser ya apartado o seleccionado continua por la banda hasta ser finalmente depositado en cajas plásticas, para pasar a ser pesado, que para el caso estamos hablando de cajas de 30 kilos, de las cuales metemos 7 para un promedio de 200 a 210 kilogramos por estiba, y de esa forma estar preparando las entregas para nuestros clientes”.

Espera la 2ª parte de este interesante reportaje productivo, en próximas ediciones…

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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