Raíz de estabilidad y dinamismo
No es secreto para nadie que los mexicanos y el maíz fincan una estrecha e intrínseca relación basada en un fuerte vínculo ancestral, con una profunda asociación de evolución siendo que desde su domesticación se ha constituido como base alimenticia de la población e indispensable en el desempeño de actividades pecuarias, tornándose paulatinamente en un bien agroalimentario estratégico, representando hoy en día el cultivo más importante del país desde el punto de vista alimentario, político, económico y social, bastaría con decir que el consumo per cápita de maíz en México es aproximadamente 10 veces mayor que el de Estados Unidos.
Este cereal cubre poco más de la mitad de la superficie agrícola sembrada en el país, con aproximadamente 7.5 millones de hectáreas, de estas la mayor parte es de temporal o secano, fundamentalmente a cargo de más de 2 millones de productores a pequeña escala, quienes lo siembran sobre todo para autoconsumo, sistema que aporta más de la mitad de la producción nacional de maíz, el cual también es conocido como de subsistencia porque contribuye significativamente a la seguridad alimentaria de los estratos rurales más pobres, siendo en ese espacio donde los maíces nativos se seleccionan, producen, conservan, diversifican y domestican de acuerdo con las necesidades de las poblaciones locales.
Por otra parte, los maíces mejorados o híbridos son los que satisfacen en buena medida las necesidades de la agroindustria mexicana, ocupando cerca del 20 % de la superficie total sembrada en el país, y se producen principalmente bajo sistemas de riego en el noroeste de México, bajo un uso considerable de agroquímicos.
En términos regionales, se podría decir que Zacatecas y Aguascalientes al igual que prácticamente todo el país, son altamente dependientes de la producción de maíz, destacando en dicha zona sobre todo su utilización como forraje para la alimentación animal, ya sea en forma de rastrojo, grano, molido o ensilado, base de la importante industria lechera, así como de la crianza y engorda de ganado de las diferentes especies desarrolladas y aprovechadas con fines zootécnicos.
Es así que el maíz ensilado representa un forraje apreciado y ampliamente utilizado en la zona para la alimentación de todo tipo de rumiantes, dados sus buenos rendimientos, su alto contenido de energía, su gran digestibilidad y palatabilidad por lo que el animal lo consume sin problemas y se puede cosechar en forma mecanizada. El ensilaje es una forma de conservar el forraje en húmedo mediante fermentación, para preservar su calidad nutritiva por un largo periodo de tiempo, lo más cercano a la que tenía al momento de ser cosechado.
“A pesar de los grandes contrastes que plasma el campo en la actualidad, y los enormes riesgos que la agricultura y la ganadería implican dada su naturaleza, paulatinamente hemos podido observar ciertos avances positivos, sobre todo gracias al desarrollo y aplicación de la tecnología a nuestro alcance, como es la utilización de sembradoras de precisión, genética mejorada de alto potencial productivo, la aplicación o fumigación con dron, el riego mediante sistemas de goteo, entre otras, las cuales sin duda han llegado para ayudarnos a mejorar nuestra producción, para que las cosechas rindan más y sean de mayor calidad, además algo que también nos ayuda mucho es el ir recabando información y experiencias mediante las cuales poder ir creando un criterio propio que nos permita entender a mayor profundidad la interacción existente entre las plantas y los diferentes componentes de su entorno”; así lo determinó Francisco Bañuelos, productor agropecuario, líder de la unidad de producción conocida como Rancho Laguna Blanca ubicado en suelos próximos a la ciudad de Fresnillo, Zacatecas, donde se sembraron poco más de 5 hectáreas de maíz para su aprovechamiento como forraje o silo para la alimentación del ganado, cultivando así alrededor de 11 híbridos de alto potencial productivo de 5 diferentes marcas, con la intención de validar y medir tanto rendimiento como calidad forrajera.
“Nosotros toda la vida nos hemos dedicado a la agricultura, más que nada para el sustento de nuestros animales, siendo que nuestro fuerte es la ganadería realmente, y últimamente hemos optado por irnos metiendo a lo que es la cosecha de maíz para silo, ya que anteriormente sembrábamos puras avenas para darle de comer a nuestras vacas”.
“En el reciente ciclo sembramos alrededor de 5.2 hectáreas dividas en 4 tablas, bajo la modalidad de riego por goteo, que de hecho en este año precisamente nos acabamos de tecnificar y ya pudimos meter lo que es la cintilla para una aplicación del agua más focalizada y efectiva, que, aunque ya hace muchos años que existe esta tecnología, para nosotros es prácticamente nueva por lo que tenemos que ir adaptándonos y aprendiendo sobre el sistema para un uso correcto y rentable. El agua con la que regamos proviene de un pozo con alrededor de 25 metros de profundidad, de donde la rebombeamos para aplicarla sobre nuestras parcelas de producción, de esta forma es evidente que en esta zona el agua está muy por encima, sobre todo en comparación a otras regiones donde los pozos llegan alcanzar los 200 o más metros de profundidad”.
“Estos maíces los sembramos a principios de junio, aproximadamente entre el 6 al 8 de junio fue cuando estuvimos sembrándolos, y metimos alrededor de 90 mil semillas por hectárea, con una distancia de una planta a otra de más o menos 10 centímetros, y de un hilo a otro, por las llantas del tractor, de aproximadamente 75 centímetros, esto a recomendación del ingeniero agrónomo que nos hace el favor de asesorarnos. Cabe señalar que la siembra fue en seco, e inmediatamente después, al día siguiente, aplicamos el riego”.
“Los riegos los aplicamos conforme vamos viendo las condiciones del suelo, de la planta y del clima, pero en términos generales estuvimos manejando un riego aproximadamente cada 10 días, y conforme la planta fue creciendo y aumentando su demanda, también dicho lapso se fue acortando, por ejemplo, al momento de llenado de la mazorca el riego lo dábamos cada semana, donde afortunadamente nos ayudó mucho el temporal trayéndonos lluvias significativas, por lo que consideramos que este año fue bueno en cuestión de precipitaciones sobre todo si lo comparamos con las severas sequías de años pasados”.
“Asimismo, al igual que los riegos, la nutrición depende de muchos factores, siendo que la verdad es que no hay una receta exacta, todo depende de las condiciones que la madre naturaleza nos presente, pero a grandes rasgos aquí aplicamos los elementos básicos como son nitrógeno, fósforo y potasio, entre otras fórmulas que realizamos aquí mismo en el rancho, esto lo metimos de dos formas, de fondo y por medio del llamado fertirriego, realizando así aplicaciones de fertilizantes vía riego por la cintilla, más o menos cada 15 días, además de realizar dos aplicaciones foliares a través del uso de un dron agrícola, una cuando el maíz estaba de un tamaño mediano y la otra cuando el maíz ya se vio grande. En ese sentido, también realizamos una fumigada con el dron para tratar de controlar el gusano cogollero, aclarando que primero fumigamos con tractor cuando aún se podía entrar, y ya después con el dron cuando ya no pudimos ingresar”.
“Este es el tercer año que tenemos sembrando maíz, y para el invierno, ya cuando sale el maíz metemos avenas, y para próximos ciclos estamos viendo a ver si le metemos sorgo, queremos calarlo ya que nunca se ha sembrado en estas tierras, y se habla muy bien de este cultivo, que es muy bueno para el ganado, por ello traemos la espinita y pues vamos a ver que sale”.
“Como se comentaba, tenemos aquí de diferentes variedades, algunos maíces amarillos y otros blancos, con el fin de ver cual es el que da más, que a nosotros lo que más nos interesa es el peso, pero también la calidad alimenticia, para lo cual se sacan algunas muestras para mandarlas a laboratorio y determinar así a ciencia cierta cual es el que da mayor calidad en cuestión de nutrición para el ganado, aparte del peso, para que así la conversión sea más efectiva y poder transformar todo ese alimento en carne, que a final de cuentas ese es nuestro objetivo ya que nuestra ganadería se enfoca a la producción de carne”.
“Para cosechar vemos ciertos indicadores, por ejemplo, que la caña ya tenga una parte seca, que el elote ya esté bien macizo; ya de ahí metemos la maquina que se conoce como ensiladora, la cual va triturando la caña con todo y el elote, dejando una pata de 1 a 2 centímetros, ya de ahí se va pasando a un camión para ser transportado a los silos, que antes los usábamos bajo tierra pero luego nos ocurría el detalle que a veces se nos inundaba o se trasminaba el agua, por lo que optamos por hacer una especie de corrales con muros gruesos, donde vamos apilando todo el maíz triturado o silo, y de esa forma es más fácil estarlo sacando para dárselo de comer al ganado”.
“Este proceso de ensilar el maíz lo hacemos muchos ganaderos tratando de potenciar las propiedades nutricionales de la planta, además de que así se puede conservar mucho mejor por lo que la vaca prácticamente se lo come fresco, todavía con humedad, como si estuviera recién cortado; y al tener así forraje almacenado podemos ofrecerlo en las temporadas de sequía del año, siendo que este alimento nos dura aproximadamente 12 meses. Al iniciar la sequía que empieza por lo general a principios de marzo, siendo esa la época más dura del año, es precisamente en ese tiempo cuando nosotros tratamos de suplementar con silo la alimentación del ganado que anda pastoreando en algún lugar seco, lo que nos ha funcionado bien, manteniendo en buen estado a los animales, se ven gordos, lo que de cierto modo facilita o induce a que las vacas que no han entrado en celo lo hagan con lo cual también se incrementa la producción de becerros”.
“Nuestro ganado siempre anda afuera, pastoreando, y nosotros mismos les damos una ayudadita con forrajes como el silo para que coman algo más ya sea en la mañana o por la tarde. Aquí manejamos la raza de ganado Salers, y acá en un ranchito que tenemos a un lado estamos intentando apenas introducir lo que es la raza Brangus, que nos esta dando buenos resultados siendo una raza especialista en la producción de carne”.
“Nosotros los becerros los estamos sacando aproximadamente a los 7 a 9 meses, en este tiempo un becerrito de recién nacido a los 9 meses ya anda dando alrededor de los 250 a los 280 kilogramos, que es el momento cuando nosotros los comercializamos”.
Para concluir, Francisco Bañuelos agregó; “es así que toda la producción agrícola que nosotros cosechamos, llámese maíz o avena u otros, toda va para el ganado, por lo que realmente en los suelos no dejamos casi nada de residuos del cultivo una vez que este es cosechado, pero lo que si hacemos es que todo el estiércol que generan las vacas se lo regresamos a las tierras, como un importante abono”.
“Además, por otra parte, un tema un poco difícil para nosotros ha sido la cuestión del subsidio para la energía eléctrica, siendo que últimamente se nos recortó el subsidio, por lo que las cuotas se nos triplicaron prácticamente, y esto nos está pegando bastante, entonces desearíamos ver que se pudiera hacer para que regresara dicho apoyo, para poder solventar los costos de la electricidad de los pozos, siendo que si antes estábamos pagando 7 mil pesos, ahorita andamos pagando alrededor de 21 a 24 mil pesos del recibo que nos llega mensualmente, por lo que esta situación si nos ha pegado bastante duro”.
La preservación de forraje es una actividad esencial para las unidades de los sistemas de producción pecuaria, sobre todo en el caso de los bovinos, lo cual como se ha comentado se puede llevar a cabo mediante la elaboración del ensilado. Esta práctica permite almacenar alimentos para aprovecharlos cuando disminuye su abundancia en las épocas de frío o sequía, lo que, además, mantiene su calidad y palatabilidad.
A grandes rasgos el ensilaje es un método de conservación que se basa en la fermentación anaeróbica (sin aire u oxígeno) del forraje. El elaborar ensilaje de maíz para la alimentación del ganado, ayuda a proporcionarles una buena fuente de energía, con lo que se obtiene un incremento considerable en la producción de carne y leche, generando mayores ingresos económicos.
Salvador Juárez / El Despertar del Campo