Rancho La Jococa

Un espacio de encuentro con la naturaleza, inmerso en la esencia intima del campo, rodeado por un ecosistema asombroso donde confluyen en armonía huizaches, nopales, mezquites, yucas, cardenches con vacas y becerros, entre otros cientos de especies vegetales y fauna silvestre, sobre montes de color rojizo y bajo un cielo azul, se encuentra Rancho La Jococa, puertas del semidesierto zacatecano, donde se labra una rica tradición ganadera, y que más halla de ser considerada solamente como una unidad de producción pecuaria, se configura como un suelo digno de orgullo y pasión, con preciados lazos de arraigo, entretejidos por un admirable legado de generaciones dedicadas a transmitir conocimiento y responsabilidad entorno a una de las actividades primarias de mayor relevancia para la humanidad como es el cuidado y crianza del ganado, vista no solo como una labor productiva y económica, sino como todo un estilo de vida donde el vaquero se fusiona con el entorno hostil para darle vida a un animal mediante la experiencia y entendimiento de la simbiosis requerida entre los seres vivos y la madre naturaleza.
La Jococa, es un rancho ganadero con condiciones semidesérticas, localizado en el municipio de Pánuco, Zacatecas, el cual cuenta con una superficie cercana a las 350 hectáreas de agostadero donde se maneja un considerable número de cabezas, con un valioso bagaje histórico el cual data desde la época de las haciendas, siendo adquirido aproximadamente en el año de 1940 por Don Pedro Pérez Muñoz, padre de su actual propietario el Ing. Gilberto Pérez Palacios, enfocado desde entonces a la producción de ganado bovino y de sus derivados principales. Grata y satisfactoria unidad productiva en la que se han desarrollado útiles aportaciones para el sector, gracias a la iniciativa y dinamismo de sus titulares, lo que ha demostrado su compromiso sólido con el uso de prácticas de ganadería sustentable desde hace décadas, promoviendo así un sano crecimiento de especies vegetales nativas como el nopal, huizaches, mezquites, además de pastos como el navajita y banderilla, y un sinfín de especies para ramoneo, lo que a su vez ha mejorado la producción animal, la biodiversidad, la receptividad y esencialmente la rentabilidad de dicha actividad.
“Rancho La Jococa y otros aledaños, son una fracción perteneciente a lo que era La Hacienda de Bañón, y posteriormente pasaron a manos del Licenciado Genaro Borrego, abuelo de quien fuera nuestro gobernador, ya después, más o menos en el año de 1940 mi padre el Señor Pedro Pérez Muñoz le compró estas tierras las que hoy conforman lo que es el Rancho Los Salitrillos de mi hermano, y Rancho La Jococa de un servidor”; así lo compartió amablemente Don Gilberto Pérez Palacios, ingeniero agrónomo zootecnista de profesión y ganadero por vocación y tradición familiar, académico e investigador con una larga trayectoria dentro del sector, propietario y líder de Rancho La Jococa.
“En este rancho nos hemos dedicado sobre todo a la actividad ganadera; enfocados al aprovechamiento de los recursos naturales, trabajando ya desde hace muchos años en la producción extensiva de ganado bovino de carne, probando durante el tiempo diferentes razas, que en la actualidad hemos optado por cruzar con Angus, genotipo altamente recomendado para esta región semiárida de México, condición por la que es vital mantener un suficiente nivel de humedad en la superficie, por lo que empleamos el sistema de pastoreo rotacional, haciendo uso de cinco potreros estacionales por los cuales se mueve el ganado en función al desarrollo del forraje, lo que definitivamente asegura agostaderos naturales capaces de generar una considerable cobertura de pastos, facilitando así la retención de agua en el suelo y promoviendo un sano crecimiento de especies vegetales nativas”.
“Aquí en La Jococa tenemos una superficie de 333 hectáreas, todas prácticamente dedicadas a la ganadería, siendo que en un tiempo abrimos como unas 8 hectáreas para trabajar la agricultura, pero la verdad es que no nos dio mucho resultado, porque inmediatamente salió piedra, siendo suelos muy delgados que no reúnen las condiciones óptimas para desarrollar una buena agricultura; por lo que la realidad es que estos terrenos tienen una vocación cien por ciento ganadera y por ese camino hay que seguirle”.
“Según se La Jococa quiere decir como una especia de producto agrio, o posiblemente venga hasta de la palabra jocoque, pero sería cuestión de buscar bien sus raíces, y ese nombre ya viene desde aquella época de la hacienda. Cabe resaltar que aquí en este rancho tenemos un poco tecnificado el trabajo, en cuestión por ejemplo de agua, de comederos, de bebederos, los corrales de manejo que en un momento dado yo mismo puedo manejar solo el ganado, lo peso, lo aparto, lo separo y lo alimento, ya que contamos con ciertas condiciones podría decirse de automatización”.
“Por ello es que vivimos muy tranquilos en este lugar, además de que la vida en el rancho, es una vida mucho muy sana. Entonces nosotros, mi esposa y yo vivimos solos aquí en Rancho La Jococa, que normalmente estamos nada más ella y yo, pero de repente vienen mi hijos, mi hija, mis nietos, los fines de semana o en temporada vacacional porque ellos van a la escuela, como yo en mis tiempos de juventud que aunque nací en el rancho, tuve que salir a estudiar y después a desempeñarme profesionalmente a otras partes, pero una vez que me jubilé regresamos con todo el gusto a vivir aquí en el rancho de planta, muy felices, y aquí vamos a seguir hasta que Dios quiera”.
“Aquí el rancho lo tenemos dividido en 5 potreros de rotación, y en un tiempo tuvimos también marranos en pastoreo con muy buenos resultados, aunque desgraciadamente ahorita ya no los tenemos, por razón de que nos fallo la mano de obra calificada entre otros contratiempos”.
“Hemos realizado varias obras de conservación de suelos y agua, así como de aprovechamiento del pastizal. Para el aprovechamiento, como mencione, dividimos el rancho en 5 potreros, pequeños, donde hacemos los empadres, separamos los becerros destetados, las vacas paridas, etcétera, y vamos rotando de acuerdo a las condiciones de pastizal que haya en las diferentes épocas; por ejemplo, tenemos un potrero sin pastorear, absolutamente nada desde el año pasado, y lo estamos cuidando como reserva para cuando se escase el forraje en otros lugares, y en un mes más aproximadamente meteremos los animales, la idea es tener varias reservas, una por aquí otra por halla, conservando el pastizal para que nos dure todo el año”.
“Aunque ahorita en estas épocas ya es un pasto seco, conserva sus nutrientes, y nos da la capacidad para mantener a los animales en buen estado, por ejemplo, los destetes los vamos a meter en la reserva que les comento, tratando de desarrollar un poco más a los becerros y venderlos de aquí a unos cuatro meses, pero ya en un peso mayor del que ahorita tienen”.
“La distribución de agua también la tenemos en diferentes lugares del rancho. En lo que es el mero rancho tenemos un pozo de agua de como unos 30 metros de profundidad, de donde extraemos agua para enviarla a varios depósitos, que automáticamente con un flotador se están llenando y vaciando, y de ahí tomamos agua para uso domestico y para dos canoas o tarjeas para los animales. Tenemos un panel solar que adquirimos hace como unos 3 o 4 años, y la energía que se produce la inyectamos a la Comisión Federal de Electricidad, por lo que yo anteriormente pagaba alrededor de 1,500 a 2,000 pesos bimestrales de energía eléctrica, pero ahorita con eso del panel pago alrededor de 300 a 400 pesos, ahorrándome bastante dinero”.
“Aquí pegado a las casas del rancho plantamos una nopalera hace como 45 años más o menos, y la verdad es que nos da muchísima tuna, incluso a veces le doy chanza a la gente de que la aproveche y se lleve la que quiera, y ni así dan abasto, por lo que toda la que sobra se cae y el animal la consume, la misma vaca se la come y es un energético excelentísimo. La mera época de las tunas es en tiempo de lluvias, por ahí en los meses de agosto, septiembre y octubre, esos 3 meses son de mucha producción de tuna, y el ganado la aprovecha muy bien desde el mes de julio, que es cuando esta verde, que la vaca más o menos pastorea todo lo que hay hasta los 2 metros de altura, de ahí para abajo todo lo consume, y ya lo que está más arriba pues ya hasta que se cae por maduro, se lo comen acá abajo”.
“Ahora, cuando las condiciones climáticas se ponen difíciles y no llueve, por ejemplo, el año antepasado que no nos llovió nada, nosotros tuvimos que chamuscar nopal con lanzallamas de gas para eliminar toda la espina y que las vacas se lo coman con mayor facilidad, y con eso se lograron mantener; que eso del chamusco ya es una técnica utilizada desde hace muchísimos años, ya de hace siglos, que anteriormente no había gas ni petróleo, entonces prendían leña y con un pico tumbaban todo el nopal y le empezaban a dar vuelta en la lumbre para quemar toda la espina y así posteriormente lo pudiera consumir sin problemas el ganado, a lo que en aquellos años le llamaban chimeneas. Ya después vino el petróleo y con una bombita ya aventaba la llama fuerte, y ahorita ya con los cantaritos de gas o lanzallamas pues se hizo mucho más fácil realizar dicha labor en épocas de sequía fuerte”.
“La verdad es que el nopal ahorita tiene como un 90% de agua y un 10% de materia seca, lo que nos indica que no es altamente nutritivo, pero en esos casos donde no hay prácticamente nada más que coma el ganado en el monte dada las severas sequías, pues es una opción realmente efectiva para mantener a los animales y que no se nos mueran de hambre, no engordan, pero no se nos van para abajo. Ahora, ya de aquí a 2 meses empieza el nopalito tierno a brotar, e igualmente el ganado se lo come, por lo que con el nopal realmente se ayuda muchísimo al ganado, y reitero, no lo engorda, pero si lo mantiene, y ya si les damos aparte una pollinaza o un grano, o una pastura, pues complementamos”.
“Otra cosa que cabe señalar, por ejemplo, si yo ahorita me pongo a chamuscar nopal aquí cerca de donde esta el pastizal de reserva seco, lógicamente lo que voy a ocasionar es un incendio, y entonces si cuidado, peligrosísimo, por lo que ahorita esta totalmente prohibido chamuscar, Dios favorezca, se quema todo en un ratito y se pasa a con el vecino, y entonces si su servidor se va hasta bote, Dios cuide la hora, por lo que el chamusco se realiza cuando ya no hay nada de cobertura vegetal y menos seca, sino olvídese nos jugamos un gran riesgo; pero en términos generales el nopal es muchísimo muy bueno, pero bajo esas condiciones, y para mantener no tanto para querer engordar al ganado”.
“La gente piensa que el ganado nada más consume zacate, y no también come gramínea, nopal, arbusto. En un agostadero hay 3 tipos de plantas normalmente, unas que se les llama deseables, ósea, las que más consume el ganado, y otras menos deseables, es decir, que hay una menor preferencia por parte del ganado, y las indeseables, que esas no se las come el ganado; el zacate, por ejemplo, es de los preferidos por el ganado, después de los menos deseables son todos los arbustos, y los indeseables como por ejemplo la sangre de grado o la gobernadora. Por ello cuando hay un sobrepastoreo muy fuerte, que, por ejemplo, aquí caben 10 vacas pero meto 20 o 30 animales, ahí lo que pasaría es que se van a comer toda especie deseable, después las menos deseables, y las indeseables esas ahí se quedan, esas no se las comen, entonces todas esas plantas que son indeseables para el ganado son las que se reproducirán más fuertemente porque ya no van a tener competencia de otras, y cuando las deseables quieran crecer estas ya no las dejan, entonces ahí si cuidado porque ese terreno ya lo echamos a perder, ya no nos producirá forraje de calidad o ya ni forraje nos dará, por lo que tenemos que respetar la carga animal para poder mantener ese equilibrio natural que ocupa el ecosistema y este nos este dando lo que necesitamos para mantener a nuestro ganado, de lo contrario nos lo acabamos y difícilmente lo volveremos a recuperar”.
Para terminar, el Ing. Pérez Palacios agregó; “aquí sembramos costilla de vaca, que es un arbusto que consume muy bien el ganado, que se desarrolla en toda esta parte del semidesierto, pero más que todo en la parte más árida como para haya para Concha del Oro, El Salvador, más hacia el norte, y aquí en La Jococa sembramos como 2 mil plantas, de las cuales la mayor parte pegaron, y es un arbusto excelente en términos de proteína, muy buen forraje proteico, con el cual el animal se mantiene muy bien. Nosotros trajimos la plantita pequeñita de unos 4 o 5 meses de nacida y la plantamos, eso fue como en el año 2000, entonces imagínense, es muy rustica y dura mucho tiempo, y luego va aventando semillas para todos lados por medio del aire y así va paulatinamente reproduciéndose”.
Asimismo, fortaleciendo el intercambio de experiencias e información, la Ing. Roció Pérez Escobedo, hija de Don Gilberto Pérez, ganadera y maestra de la Unidad Académica de Agronomía de la UAZ, añadió; “junto con mi papa hemos trabajado dentro de este sistema de producción pecuario, y en cierta forma nos ha heredado sus conocimientos y este bonito gusto, esperando que también mis hijos le sigan por este mismo camino, siendo que realmente esta es una actividad muy apasionante y bastante interesante, donde no te aburres y nunca dejas de aprender cosas nuevas, con la gran oportunidad de poder vivir muy tranquilos desempeñándonos en lo que realmente nos gusta, teniendo siempre presente el mejor legado que una persona pueda dejar que son sus valores humanos, su experiencia y su conocimiento”.
Espera la 2ª parte de este interesante reportaje productivo, en próximas ediciones…
Rancho La Jococa es un lugar deslumbrante donde se labra una rica tradición ganadera, y que más halla de ser considerada solamente como una unidad de producción pecuaria, se configura como un suelo digno de orgullo y pasión, con preciados lazos de arraigo, entretejidos por un admirable legado de generaciones dedicadas a transmitir conocimiento y responsabilidad entorno a una de las actividades primarias de mayor relevancia para la humanidad como es el cuidado y crianza del ganado, vista no solo como una labor productiva y económica, sino como todo un estilo de vida donde el vaquero se fusiona con el entorno hostil para darle vida a un animal mediante la experiencia y entendimiento de la simbiosis requerida entre los seres vivos y la madre naturaleza.
Salvador Juárez / El Despertar del Campo