Color y sabor de campo
Para hablar de jitomate es importante reconocer el gran legado histórico lleno de tradición y cultura labrado por generaciones de hombres y mujeres de campo dedicados a la producción de este emblemático fruto el cual lleva el color de la sangre que corre por nuestras venas, notables rasgos y valores que sin duda consolidan a esta hortaliza como punta de lanza en el desarrollo de la agricultura, acreedora de un extenso abanico de oportunidades derivadas de su ascendente demanda tanto nacional como internacional dados los progresivos índices de crecimiento de la población siendo imprescindible en cualquier mesa del mundo y base de una pujante industria agraria, aunque también cabe considerar la presencia de serias limitantes, contrastes y distorsiones tanto comerciales como agronómicas que la modernidad delinea, fijando serios riesgos, sobre todo climáticos, por lo que quien invierte y planta una hectárea realmente está estableciendo una gran apuesta y un alto compromiso, es así que hoy la producción representa todo un desafío, pero a pesar de ello, mientras sigamos comiendo, será necesario seguir construyendo un panorama dinámico y entusiasta que promueva pasión y respeto por el campo y su vital trascendencia.
“El agro lo seguimos viendo igual, donde lamentablemente la constante continua siendo la incertidumbre comercial y el incremento en el costo de los insumos esto agravado en el presente año por el alto precio de los fertilizantes, esa es prácticamente la única diferencia que hemos visto junto con el clima el cual también ha cambiado bastante con años atípicos que básicamente hoy ya son los típicos, porque lo que es el mercado y el valor de los productos del campo se mantiene igual de incierto e inestable que siempre, duro contraste que es el que principalmente nos limita para seguir produciendo”; así lo compartió amable y acertadamente el Ing. Alejandro López Domínguez, líder de Agrícola El Sabino, unidad de producción situada en tierras pertenecientes al Ejido de Ojuelos, del municipio de Fresnillo, Zacatecas, donde desde hace algunos años se maneja el cultivo de hortalizas como chiles, cebollas y ajos, además de jitomate del cual se estableció para el reciente ciclo una superficie aproximada de 3 hectáreas a campo abierto.
“No obstante de dichos obstáculos, también hay que reconocer que la productividad y la eficiencia son un apartado en el que se pueden ver buenos avances gracias a la implementación de la tecnología, mediante el uso de herramientas como el acolchado plástico, los sistemas de riego por goteo, mejoras en equipos y maquinaria, en genética, en técnicas de manejo, y en nutrición y protección vegetal, entre otros componentes que han enriquecido tanto la cantidad como la calidad de las cosechas”.
“En ese sentido optamos por el empleo de buena genética, con la capacidad de expresar el potencial deseado, por lo que el material que generalmente manejamos, es la variedad llamada Galilea de Hazera Seeds, tomate tipo Roma o Saladette de habito determinado, apropiado para su cultivo en campo abierto en piso sin envarado, de 90 días a cosecha, con plantas fuertes y vigorosas con buena cobertura de follaje, de fruta grande, consistente y fina, de coloración rojo intenso, con una larga vida de anaquel. Desde que conocemos este híbrido sabemos que su rendimiento es de 100 toneladas por hectárea bajo condiciones óptimas de desarrollo, de 90 a 100 toneladas, pero sentimos que ya sacando arriba de 80 toneladas nos deja cierto margen de ganancia según la inversión que se realice, por lo que es un jitomate que nos ha gustado dado que se adapta bien, es productivo, y es de los que menos problemas dan en esta zona”.
“A grandes rasgos, el sistema de producción que implementamos, es en piso sobre camas con cubierta plástica o acolchado de 1.60 metros, de 100 metros de largo y una distancia entre plantas de 40 centímetros, con una sola cintilla para el riego por goteo abastecida mediante un sistema de rebombeo, la cual va a 5 centímetros de retirada del centro donde va la planta, de alto flujo con un caudal de alrededor de 1 litro de agua por hora. Con este diseño de la parcela traemos 250 plantas por cama y 60 camas conforman una hectárea, por lo que estamos hablando de una densidad de población de aproximadamente 15 mil plantas por hectárea, y esta variedad lo permite o lo tolera bien, ya que hay otras que no soportan altas poblaciones por el tema del follaje, teniendo en cuenta que es una planta que arbolea, y entre mayores densidades, hay un menor desarrollo, dado que hay mucha competencia tanto por espacio como por agua, nutrientes, aire, radiación, etc., por lo que tratamos que la distribución sea lo más amplia posible, evitando alteraciones, asimismo, tanto la altura como el ancho de las camas, están en función a que exista un correcto drenaje del agua para que ésta no se llegue a estancar, además de que al levantar el bordo se estimula una menor compactación del suelo, por lo que la raíz encuentra la oportunidad de explorar una mayor superficie, generando con ello una mayor área radicular y así un mejor desempeño del cultivo”.
“Es de piso y sin envarado, por el tema económico, ya que se nos abarata la mano de obra, porque prácticamente no necesita manejo, ya que por ejemplo otros tipos de variedades para envarados implican contar más o menos con una buena puerta de comercialización para poder vender el producto en tiempo y forma, además de que obviamente requieren de una mayor inversión en mano de obra, varas, hilos, podas, etc.”.
“En esta región vemos el tema de las lluvias algo favorable para este cultivo ya que no son muy excesivas como en otras partes del país, además la temperatura y la humedad relativa no son muy altas, por lo general son más bien bajas y eso también de cierto modo es de beneficio para esta hortaliza, ya que por ejemplo en las zonas del trópico donde llueve mucho, la humedad se mantiene de 80 a 90%, por lo que son demasiado elevadas complicando bastante el echo de poder tener un cultivo sano, ya que bajo esas condiciones de calor y alta humedad se disparan las enfermedades llegado atacar primero lo que son hongos y bacterias. También tenemos aquí una muy buena calidad de suelo, con pozos que dan igualmente muy buena agua, por lo que creemos que sin duda son aspectos favorables para el desarrollo y establecimiento de cualquier tipo de cultivo, si sembramos un melón o una sandia se nos va a dar perfectamente”.
“Lo que es el agua la estamos bombeando a una profundidad de 110 metros, pero lo que es en la época de producción principal en la región, los pozos se abaten y se bajan los niveles de agua, por ello es que no nos podemos extender demasiado dado que ya no hay la misma capacidad del acuífero que antes, ahora tenemos que dejar descansar algunas tierras porque ya no nos da alcance pata toda la superficie ni para la necesidad de los cultivos y vemos que es algo generalizado en la zona”.
“Para arrancar con el cultivo de jitomate, lo primero es producir la plántula, la cual mandamos hacer en un invernadero, donde dura su desarrollo alrededor de 40 días, tiempo después del que ya esta apta para su trasplante en campo, el cual se realizó el 29 de abril del 2022. Antes de la plantación realizamos lo que es la preparación del terreno, que normalmente consiste en meter el subsuelo, volteo, rastra, rodillo y si por ahí hay pendientes se nivela el terreno, posteriormente se forman las camas, se aplican los fertilizantes de fondo, y enseguida se procede a iniciar con el acolchado tirando la cintilla y el plástico, así finalmente entra la gente a plantar”.
“De ahí pues prácticamente ya comienza el cuidado o manejo particular que se le da durante todo el ciclo de cultivo, siendo precisamente la aplicación de agua y de nutrientes un aspecto fundamental para la buena producción de jitomate, hortaliza que demanda de muchos elementos como nitrógeno, fósforo y potasio principalmente, metemos ciertos programas de enraizadores y microelementos para posibles deficiencias, y para determinar las dosis y los tiempos correctos, tenemos que conocer y manejar bien un sinfín de factores, por ello se dice que en la agricultura no existen recetas exactas sino que depende de las condiciones presentes; nosotros nos guiamos más que nada por humedades, utilizamos tensiómetros así como la inspección física, para ir observando y valorando la planta y que sea ella misma quien nos indique que es lo que está necesitando”.
“Igualmente, la aplicación eficiente de agua depende de un gran numero de circunstancias, y en parte son los tensiómetros los que nos van señalando si se ocupa regar o no, además de la observación, el tacto, la textura, si está estresada o no la planta, entre muchos otros aspectos que se deben de ir monitoreando constantemente, entendiendo cada una de las variables que interactúan dentro del desarrollo fisiológico de las plantas, para poder interpretar elementos como la humedad, la saturación del suelo, el clima, la estructura del cultivo, y en base a ello decidir si se aplica agua o no es necesario, o si se alarga el tiempo o se acorta. Aquí por lo general regamos cada tercer día bajo condiciones de alta radiación o días soleados, dándole más o menos entre 3 horas de agua, cuidando que no se nos suba mucho la humedad pero que tampoco nos quede reseco, sobre todo en la etapa de carga o llenado del fruto, que es cuando se consume un poco más de agua, y necesita que el calcio y demás nutrientes estén disponibles para lograr un llenado correcto; es así que en esto se duerme uno pensando en cómo va amanecer el cultivo, el clima, pensando en cómo va estar el día, si soleado o nublado, prácticamente en todo aquello que conlleva un posible riesgo para las plantas y que las pudiera afectar”.
“Definitivamente, dentro de la producción de jitomate se pueden presentar un sinfín de problemas o alteraciones en el cultivo, sobre todo en esta variedad que manejamos, material que hemos visto que es muy sensible a la bacteria, una de ellas, de las más agresivas que se nos ha llegado a presentar aquí, es Ralstonia solanacearum, patógeno en el suelo que coloniza el xilema de las plantas causando la enfermedad llamada marchitez bacteriana, para la que lamentablemente no habido un agroquímico que nos la controle al 100%, por lo que casi depende de un buen manejo, eliminando plantas enfermas, evitando el acceso de personas en áreas infectadas para que no se propague la afección, se meten ciertos activadores de resistencia, fitovacunas, algunos fungicidas encaminados hacia dicho padecimiento para tratar de minimizar su avance, aunque la verdad es que una planta afectada por este tipo de bacteria difícilmente va sanar, por lo que es fundamental el buscar prevenir más que curar”.
“También eliminamos lo que podrían ser plantas hospederas, como son las malas hierbas o la maleza, mediante cultivadas en el centro de las calles con un tractor de alto despeje para que a su paso no lastime las plantas. Además, otros problemas importantes, podrían ser por ejemplo el amarre o inducir la floración, porque nos vamos haciendo más un desarrollo vegetativo y nos olvidamos de hacer una planta generativa, es decir, hacemos más follaje que frutos, por ello buscamos inducir a la planta para que responda como deseamos mediante hormonas, boros, potasios, calcio, y nos genere la floración requerida; también el mal planteo es un contratiempo considerable y aquí con nosotros es muy constante, ya que por lo general trasplantan cuadrillas de personal que no precisamente pertenecen a esta agrícola, sino que más bien es gente que anda trabajando por todos lados donde las contratan, y no es lo mismo plantar un chile que un tomate”.
“Por otra parte, afortunadamente en el tema de la disponibilidad de la mano de obra para la plantación no hemos batallado, todo depende de la programación, ya que hablamos con la persona encargada de traer las cuadrillas, le decimos cuantas hectáreas ocupamos plantar a diario, se calendariza y comienzan a trabajar durante los días planificados hasta terminar el trasplante de toda la superficie marcada, descansando solamente los domingos”.
“Si lo comparamos con un chile, es todavía más costoso producir jitomate, ya que hay más número de aplicaciones necesarias, con requerimientos nutricionales un poco mas elevados, en promedio a cómo está la situación actualmente podemos hablar de una inversión necesaria de 100 a 120 mil pesos por hectárea; pero si hay buen precio del producto se puede obtener un aceptable margen de utilidad, siempre y cuando saquemos rendimiento y calidad, que es lo que principalmente nos marca la pauta para logara buenos precios, dado que la gente compra con la vista y si están bonitos te los compran sino pues no, además de que lógicamente sino traemos rendimiento, pues aunque tengamos un buen precio del producto difícilmente vamos a sacar los gastos, por ello para una buena comercialización requerimos de la combinación de varios factores, entre ellos básicamente precio, rendimiento y calidad”.
Para concluir, el Ing. López Domínguez agregó; “dependiendo de las condiciones climáticas y de como se nos vaya presentando la maduración es como vamos cortando el jitomate, de ahí es aproximadamente 1 mes de cosecha, dándole regularmente de 3 a 4 cortes, todo es manual con cuadrillas de gente, alrededor de 25 personas para cosechar 3 hectáreas en un lapso de 6 horas, quienes van cortando la fruta y la van colocando en botes de 19 litros para posteriormente irla depositando en los camiones a granel o bien en cajas a granel, ya de ahí es transportada hasta los centros de abasto para su consumo en fresco, por lo que hemos mandado producto a Veracruz, San Luis Potosí, Michoacán, Saltillo, Monterrey, Guadalajara, México, prácticamente se mueve por todas partes, llegan compradores de muchos lugares de la república buscando el producto, e incluso aquí mismo en el estado se desplaza algo, por lo que se podría decir que su comercialización es tanto local como nacional, y algo que cabe destacar es que esta variedad tiene mucha vida de anaquel, aguanta mucho en comparación a otras que rápido pierden firmeza y se hacen flácidas, y esta tiene buena consistencia que también es una de las condiciones que buscan mucho todos los compradores”.
Espera la 2ª y última parte de este reportaje en próximas ediciones…
Salvador Juárez / El Despertar del Campo