Visión general del riego en el mundo 2a

En África, lidera el ranking Egipto, con alrededor de 4 millones de hectáreas de riego; Marruecos y Sudán le siguen con más de 2 millones; por encima de un millón se encuentran Sudáfrica y Madagascar; y entre medio millón y un millón, Argelia, Libia y Túnez. Por último, en Oceanía, la mayor superficie de riego la ostenta Australia, con más de 1.5 millones de hectáreas, seguida de Nueva Zelanda, que se acerca al millón.

Tipos de sistema de riego. – Solamente el 6% de la superficie mundial regable cuenta con sistemas de riego localizado. Dentro de la tipología de sistemas de riego, los datos disponibles que ofrece la FAO se centran en aspersión y riego localizado. Estas cifras recogen que el líder mundial en superficie con riego, China, utiliza la aspersión en algo menos de 3.5 millones de hectáreas, es decir, en el 4.6% del total; mientras que el riego localizado no llega al millón de hectáreas, lo que supone apenas un 1%. En India, el uso de aspersión es del 2.2%, mientras que el riego localizado no llega al 0.9%.

En Estados Unidos, el 48% de su superficie de riego utiliza aspersión, porcentaje que desciende con el riego localizado hasta el 7%. México dispone de riego por aspersión en el 5% del total, mientras que el riego localizado cae al 2.3%. Egipto, por su parte, sobresale en el uso de riego localizado, por encima del uso de aspersión (11.4%), con un porcentaje que supera el 13%. En Europa, Italia utiliza la aspersión en el 38.5% y el riego localizado en el 24%; y Francia usa la aspersión en el 87% del total, mientras que el riego localizado apenas llega al 0.1%. Australia cuenta con riego por aspersión en el 20.5% de su superficie, mientras que el riego localizado se sitúa en el 6.7%.

Estrés hídrico. – Los datos que maneja la FAO revelan que las extracciones mundiales de aguas subterráneas para la agricultura de riego se estiman en 820 km³ al año. Esto supone un aumento del 19% entre 2010 y 2018. Las extracciones de aguas subterráneas para la agricultura de riego representan más del 30% de las extracciones agrícolas de agua dulce y siguen creciendo a un ritmo medio anual del 2.2%. Las aguas subterráneas se encuentran sometidas a una explotación intensiva en la mayoría de los principales acuíferos del mundo y a lo largo de las llanuras costeras altamente productivas, donde la intrusión salina supone una amenaza constante.

La FAO recalca que las zonas de riego en condiciones de estrés se relacionan estrechamente con el uso intensivo de aguas subterráneas y el agotamiento de los acuíferos. Además, estima que las repercusiones en la producción de cultivos de riego continuarán incidiendo en el agotamiento freático, principalmente, en Asia oriental, la región de Oriente Medio y Asia occidental, América septentrional y Asia meridional.

El indicador 6.4.2 de los ODS cuantifica el nivel de estrés hídrico y se define como la razón entre el total de agua dulce extraída por los principales sectores (agrícola, industrial y municipal) y el total de recursos de agua dulce renovables, después de haber considerado las necesidades de caudal ambiental. Una relación menor o igual al 25% indica que no hay estrés; entre el 25% y el 50% indica que el estrés es bajo; cuando la proporción va del 50% al 75% el estrés hídrico es medio; entre el 75% y el 100% indica que el estrés es alto; y si la proporción supera el 100% el estrés hídrico es crítico.

Espera la 3ª y última parte de este interesante artículo, en próximas ediciones…

Manuel Martín Arroyo

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?