Espacio privilegiado donde toma forma el carácter y los valores
Definitivamente el sector agroalimentario en México es más que un medio productivo importante, ya que más allá de su participación en el producto interno bruto nacional, sus múltiples funciones en el progreso económico, político, social y ambiental, determinan que su incidencia en el desarrollo es mucho mayor a lo que dicho indicador implicaría.
Entre los argumentos que sustentan tal envergadura, cabe indicar que prácticamente toda la producción de alimentos se origina dentro de este entorno, de manera que la oferta sectorial es fundamental en la seguridad alimentaria, en el costo de vida y en el ingreso real del conjunto de la población; además el ámbito agrícola es depositario privilegiado de muchas de las raíces culturales mexicanas y de las expresiones más entrañables de la identidad nacional, donde en la naturaleza del campo toman forma los rasgos y los valores que definen la idiosincrasia e historia que distinguen al país dentro del mundo y lo caracterizan como parte del mismo.
De las 198 millones de hectáreas que conforman el territorio nacional, 145 millones son de aptitud agropecuaria, 30 millones de tierras de cultivo y 115 como agostadero; en el mismo renglón Zacatecas cuenta con una superficie total de 7.5 millones de hectáreas, de las cuales poco más del 88% se enfocan en tareas agroproductivas, cifras que señalan la relevancia del campo mexicano y estatal, como un espacio estructural de bienestar, base de la alimentación que demanda la población, raíz de cadenas comerciales e industriales, sostén de la economía y de gran parte de la dinámica ocupacional.
“Conociendo la vocación agropecuaria de mi estado y con la posibilidad de obtener la candidatura al gobierno de la entidad aproximadamente en los años 80, siendo en ese entonces Senador de la República, decidí entender a fondo el campo y sus implicaciones, pensando que lo mejor era aprender en la práctica y no en la teoría o de oídas, sino haciendo las cosas que realizan los productores a diario, por lo que nos dimos a la tarea de conseguir un pequeño predio próximo a la localidad del Pardillo Segundo, del municipio de Fresnillo, Zacatecas, sitio en el que en conjunto con mi familia nos dedicamos a ejercer actividades agrícolas y ganaderas siempre con el apoyo e intercambio de experimentados agricultores, acciones a través de las que nos fuimos interiorizando paulatinamente en dicha labor la cual nos mostró el panorama real y el nivel de importancia que el sector agroalimentario tiene para los pueblos, dimensionando con ello el gran esfuerzo que los hombres y mujeres de campo realizan por mantener y aumentar la producción posicionando hoy en día a nuestro estado como uno de los principales dentro del ramo, valioso sacrificio del que nos sentimos orgullosos y que ha significado años de empeño, de desvelo, de entrega a una búsqueda incesante de alternativas enfocadas a la mejora en la obtención de riquezas cosechando de la tierra sus frutos generosos”; así lo determinó el Lic. Arturo Romo Gutiérrez, ex Gobernador del Estado de Zacatecas en el período de 1992 a 1998, quien a la par también se ha venido desempeñado como productor hasta la fecha, hoy dentro de la unidad de producción denominada Rancho Plan de Ayutla, situado próximo a la comunidad de Malpaso, del municipio de Villanueva, Zacatecas, el cual cuenta con una superficie de 35 hectáreas de riego, 4 de temporal y 22.5 de agostadero, y en el que se intenta crear el Centro de Investigación Agropecuario de la UAZ (CINAUAZ), plataforma con el fin primordial de generar conocimiento real y práctico, para ser transferido de forma directa entre todos los eslabones de las cadenas agroproductivas de la entidad.
“Escuchar la frase que Cicerón acuño hace más de 2 mil años -la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre- es la principal inspiración a partir de la cual me convertí en un aprendiz y en un estudiante de la vida en el campo. De tal forma que el lema de mi gobierno en aquel entonces fue -la prioridad de mi administración será el progreso del campo y de los campesinos- bajo dicho concepto me conduje sobre mi mandato y aun hoy después de concluido seguimos transitando por dicho sendero con gran entusiasmo e interés”.
“Producto del esfuerzo limpio y honesto, nos hicimos de este modesto patrimonio, Plan de Ayutla, rancho en el que se podían vislumbrar 3 posibles opciones, vender sin saber a manos de quien vaya a parar, ponerlo a trabajar con un enfoque comercial, o ponerlo en operaciones y darle un sentido social alternativa por la que sin duda alguna optamos con la idea de corresponder de manera sencilla, el respaldo que durante mi vida sobre todo de carácter político recibí de los campesinos, de quienes conseguí aprendizaje, enseñanzas, pero sobre todo la valiosa cualidad que representa una integra lealtad, esencia que caracteriza al gremio del cual afortunadamente nunca tuve la desgracia de escuchar u observar una actitud de altivez o ingratitud, de lo cual hoy estoy sumamente agradecido y orgulloso al reconocer que el campesino es el productor más noble de todos”.
“Una vez decidida dicha orientación de intercambio desinteresado, encontramos que la mejor manera de apegarnos a tal concepto era enfilar nuestros medios de producción con rumbo hacia el aspecto que consideramos sigue siendo el talón de Aquiles del sector, la transferencia de tecnología, ya que a pesar de que la información e investigación son abundantes, la aplicación y la adopción son mínimas dada la falta de transmisión y promoción de las diferentes herramientas o sistemas de innovación, dirigida eficientemente a quienes realmente las deben de ejecutar, esto con la intención no solo de mejorar los diferentes esquemas productivos, sino que también sean rentables, con una relación costo-benéfico positiva y vínculos comerciales serios y alentadores, lo cual otorgue al agricultor la oportunidad para desarrollar sus condiciones de vida y la de su familia”.
“A grandes rasgos deseamos hacer de esta unidad un verdadero módulo de innovación productivo; objetivo por el cual estamos trabajando constantemente tanto con el apoyo institucional, así como con la participación de académicos, empresarios, técnicos e investigadores, tratando de establecer el Centro de Investigación Agropecuario de la UAZ (CINAUAZ), modesta iniciativa con la cual pretendemos aportar para que los jóvenes tengan aquí un lugar más de aprendizaje y se eleve la calidad de la enseñanza, generando a la vez dinamismo y desarrollo para el sector”.
“Asimismo en nuestro papel de productores la voluntad es contribuir con lo que tenemos, la infraestructura, el agua, la maquinaria existente y algo del conocimiento que hemos obtenido dentro de este ramo en el que hemos experimentado con infinidad de cultivos como chile, cebolla, ajo, frijol, maíz, trigo, girasol, alfalfa, avena, etc., ya que este proyecto más que obtener elementos de beneficio individual, persigue la idea de ser una plataforma de interés y trascendencia social, que sea de utilidad para los agricultores, para los estudiantes, docentes y demás involucrados en las cadenas agroproductivas del estado, término que quizá sea muy ambicioso, pero hasta haya queremos llegar, instaurando el hábitat propicio para la interacción dinámica de la información”.
Para concluir, el Lic. Romo Gutiérrez agregó; “nos encontramos verdaderamente complacidos y agradecidos con lo que Dios nos ha dado, invaluables oportunidades que he disfrutado a lo largo de la vida, y está aspiración en especial nos parece muy importante, ya que sentimos que aunque sea de forma modesta estamos sirviendo a una gran causa, el mejoramiento de la producción agroalimentaria”.
“En el presente y para el futuro inmediato, tenemos que corregir o rescatar dos elementos que son centrales para el avance productivo y competitivo, la investigación científica y su aplicación tecnológica adecuada mediante un extensionismo eficiente, ya que sólo de esa manera llegaran al nivel del campesino los cambios positivos que se originan a partir del conocimiento”.
Gracias a la diversidad de climas, a las prácticas de manejo empleadas y al esfuerzo del productor, Zacatecas se ha colocado como un estado potencialmente productivo, en donde es posible obtener una amplia gama de bienes agroalimentarios en diferentes épocas del año; sin embargo, los niveles de aplicación de la tecnología son muy variables, dependiendo directamente del estrato económico de la unidad y de su productor. Por ello cabe precisar que el sector se caracteriza por una estructura social altamente polarizada, coexistiendo productores de subsistencia con productores comerciales; los primeros son poseedores de unidades de producción pequeñas ubicadas mayormente en tierras de temporal, concentrados en cultivos básicos; en cambio, los segundos, que comprenden el menor porcentaje del total, comercializan la mayor parte de su producción, utilizan mano de obra asalariada, están integrados a la agroindustria y a supermercados, y tienen mayor acceso a información, crédito y a la innovación tecnológica.
Por otra parte, y con la intención de reforzar el intercambio de experiencias, el Ing. Jesús Vallejo Díaz, subsecretario de agricultura de la Secretaría del Campo del Gobierno del Estado de Zacatecas, añadió; “nos es ampliamente satisfactorio saber que hemos realizado el mayor esfuerzo por servirle a nuestro estado, en una responsabilidad que en lo personal nos complace, y mientras se nos siga dando la oportunidad continuaremos esforzándonos con gusto y convicción para superar los retos que la modernidad y sus diferentes coyunturas nos imponen”.
“En esa condición y bajo ese compromiso, tratamos de aportar las capacidades que están a nuestro alcance para mejorar la situación actual del sector agropecuario zacatecano, lo cual representa uno de los enormes desafíos en la estrategia de desarrollo rural. Por lo anterior es preciso reflexionar y ponderar el papel tan relevante que juega dicho ecosistema productivo dentro de la estructura económica y social de la entidad, principalmente al ser la fuente generadora de alimentos, sostén de una enorme cantidad de familias por el empleo y la derrama que genera, y base para la industria y el comercio”.
“En el caso específico del proyecto del Rancho Plan de Ayutla, llevamos alrededor de 3 o 4 años picando piedra, buscando recursos para poder fortalecer dicha plataforma, con las limitaciones propias de lo que eso representa hoy, pero con la energía para poder convertir a esa iniciativa en una aportación eminentemente social con la capacidad de renovar y propulsar la posición del campo zacatecano. Su objetivo es claro, vincular la participación de la Universidad, sitio en el que se forma al futuro profesional, con el servicio y las necesidades directas del campo, en el que se integre la experiencia y conocimiento de académicos, técnicos, investigadores y productores”.
“Al margen del plan general de acción, hemos venido promoviendo una serie de estrategias avocadas a solucionar el problema de fondo que existe en el estancamiento de una agricultura tradicional, mediante la transición hacia una agricultura empresarial; esto a través del diseño y operación de programas que promueven un correcto sistema de reconversión productiva, el cual disminuye la presión sobre el recurso natural, económico y humano, y a su vez maximiza la competitividad del ramo. Esquema que llamamos Diversificación Productiva, en el cual se manejan componentes como el de las cebadas, los trigos y los girasoles, bajo mecanismos que permiten al productor estimar su nivel de riesgos, determinando su capacidad de trabajo, fijando los costos de producción y precisando el precio comercial del producto desde antes de la siembra; lo que a grandes rasgos representa un tabique más que se ha ido colocando para formar un muro resistente, el cual sirva de base para lograr la evolución que el campo requiere”.
“Iniciativa que nace aproximadamente en el año 2012, a raíz de un serio problema ocasionado por la sobreoferta que la producción de frijol genera lo que da como resultado un conflicto en los precios de mercado. La estadística de ese mismo año nos muestra que mayoritariamente manejábamos solamente dos cultivos, maíz, y frijol en 747 mil hectáreas más del 70% de la superficie de temporal en el estado”.
“De esas más de 700 mil hectáreas de frijol que se sembraron, solamente 260 mil son potencialmente productivas con condiciones idóneas para el cultivo; y hoy aún se siguen teniendo áreas como parte del sureste del estado donde un buen temporal representa para el productor un rendimiento de 240 kilos de la leguminosa por hectárea, o en la región norte donde en un buen año se obtienen 120 kilogramos, y con un rango por agricultor de 3 a 5 hectáreas, convierten a dicha actividad en una muy poco rentable. Es por tales indicadores que desarrollamos dicha estrategia tratando de dar al productor la oportunidad de nuevas especies vegetales más aptas para las condiciones de suelo y agua, y que permitan aprovechar las diferentes ventanas de mercado existentes”.
“También a partir del año pasado entramos con algo de recurso estatal para apoyar la integración de la agricultura de conservación, trabajada principalmente con grupos organizados y mediante técnicos certificados por MasAgro, con la intención de detener la degradación de los suelos, incorporar materia orgánica y en general regresarle fertilidad a las tierras de cultivo, tornándolo así en un medio más productivo”.
“Este conjunto de estrategias que hemos logrado incorporar como la diversificación productiva, la labranza de conservación, mejora de procesos tecnológicos, e inserción en esquemas de agricultura por contrato, se ha dado gracias a la función del extensionismo, lo que ha vinculado correctamente a las herramientas de innovación mencionadas con el productor, dando así un aliento y gran impulso para la transformación del campo, en uno más moderno y competitivo”.
Finalmente, el Ing. Vallejo Díaz concluyó; “como productor siempre se debe defender la dedicación al campo y fomentarla en todos los ámbitos de la sociedad, ya que quien la ejerce con el máximo de compromiso, entiende que es mucho más que un trabajo, es una forma de vida, y un estilo tal de existencia se mantiene sólido siempre y cuando se base en una decisión consciente, bajo una percepción constante de trascender mediante el esfuerzo por obtener mejores condiciones de bienestar”.
La situación económica presente y la incógnita del futuro, trazan condiciones de estrés y de grandes cambios que se avecinan, ya que en el horizonte ciertos eventos prometen traer mayores retos; sin embargo, son desafíos que pueden ser superados en base al talento, la experiencia, la entrega y las enormes capacidades de los productores, respaldados por la aptitud a la innovación y a la adaptación aportada por investigadores, técnicos y expertos que en sus manos llevan la responsabilidad de ampliar las fronteras del conocimiento.
Salvador Juárez / El Despertar del Campo