Producción de cerdos 2ª parte

Los rangos mínimos de productividad que demanda la porcicultura del siglo XXI son altos, por ejemplo, de cada 100 hembras de pie de cría en producción (incluidas primerizas a partir de su primer servicio), la granja debe producir 50 lechones destetados, que representan 26 cerdos por hembra por año; de no ser así, es indispensable hacer un análisis retrospectivo para identificar dónde está el déficit, ¿se están dando los servicios adecuados?, ¿se alcanza la meta de partos?, y en caso de una respuesta negativa, ¿la causa se asocia a repeticiones o abortos?, esto ayudará a identificar si es un problema de manejo o sanitario.

La productividad esperada es de 2.4 partos por hembra por año, considerando una fertilidad servicio a parto cercana al 90%; entonces, una granja de 100 hembras debe tener poco más de 4.6 partos por semana en promedio. Las genéticas actuales garantizan como mínimo 12 lechones nacidos vivos y 11 destetados, lo que en el ejemplo anterior significan 55 nacidos vivos y al menos 50 destetados por semana. Si no se alcanzan esos números, ¿el problema es genético, de manejo o sanitario debido al elevado porcentaje de nacidos muertos, momificados, o alta mortalidad en lactancia?

En prácticamente todas las granjas tecnificadas del país se tienen protocolos de manejo, bioseguridad y bioprotección, implementados dentro del programa de Buenas Prácticas en Producción Porcina. El estricto apego a los principios básicos como es el flujo unidireccional, todo dentro – todo fuera, adecuado proceso de limpieza, lavado, desinfección y secado de las instalaciones previo al ingreso de los animales, y todas aquellas actividades que se establecen para reducir la presión de infección son determinantes en un buen proceso productivo. El problema es que no siempre se cuenta con una adecuada supervisión de que todo el proceso sea efectivo y se esté realizando de manera adecuada; ¿los vehículos que van a ingresar a la granja (alimento, gas y otros suministros, transporte de animales) están perfectamente limpios?, ¿quién supervisa frecuentemente que la concentración de desinfectante en los arcos sanitarios sea la adecuada?, ¿el personal respeta el área sucia y el área limpia en los baños?, ¿se está ingresando a la granja productos que representen un riesgo sanitario?, ¿las instalaciones están perfectamente limpias antes de la aplicación del desinfectante (bebederos, drenajes, techo, paredes, equipo…)?, ¿hay movimiento de animales entre casetas o grupos de producción?, ¿respetamos los periodos de retiro de los biológicos y farmacéuticos utilizados ya sea vía parenteral o vía oral?, esta y muchas preguntas deben ser respondidas para reducir cualquier riesgo sanitario y daño a la producción, con efecto importante en la productividad.

La calidad del lechón recién nacido depende de la situación nutricional, de manejo y sanitaria del pie de cría. Se debe tomar en consideración que la mayoría de los problemas infecciosos que padecen los cerdos en la etapa de crecimiento, desarrollo y finalización se gestan desde la maternidad; debido al tipo de placentación, no hay paso de inmunidad celular y humoral de la hembra a los embriones y fetos. El feto porcino es inmunocompetente en el último tercio de gestación; así pues, el consumo de calostro por parte del lechón dentro de las primeras horas de nacido es determinante en su desarrollo posterior.

El calostro contiene células de la respuesta inmune y anticuerpos que colonizan diversos órganos y son determinantes en la protección y maduración inmune futura. Esta permeabilidad selectiva sistémica del intestino se va perdiendo con el tiempo, de tal manera que 18 a 24 horas después del nacimiento ya no es eficiente; esto no es un dispositivo que se enciende y se apaga, sino que la absorción se reduce con las horas, además, la concentración de elementos de protección en el calostro y leche disminuyen con el tiempo. La madre proporciona a su camada todos los elementos de protección indispensables, ya que también es la hembra responsable de la colonización de los lechones, tanto por agentes patógenos respiratorios y digestivos, como de saprófitos; un lechón consume en promedio 50 gramos de heces de la cerda por día durante la lactancia.

Espera la 3ª parte de este artículo en próximas ediciones…

 

 

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