Cosecha esperanzadora 2ª parte
Delineado en la primera parte de este reportaje, como un cultivo prioritario e impredecible, el ajo es un tema bastante amplio con un abanico de información muy extenso e interesante, razón por la cual se da seguimiento al desarrollo del contenido en esta su segunda entrega, a través del amable intercambio de experiencias compartido por el Sr. Héctor Hugo Núñez Ramos, productor del bulbo, que recientemente cosecho una superficie de 25 hectáreas de ajo Prosur, establecidas en el Rancho Las Jarillas, situado en la localidad de Chaparrosa, perteneciente al municipio de Villa de Cos, Zacatecas, quien entre otras cosas señaló que la producción de esta hortaliza es un proceso bastante largo y laborioso demandante de una gran cantidad de mano de obra, por lo que es generador de una importante fuente de empleo y de recursos, y aunque además es complejo y requiere de fuertes inversiones, lo considera un cultivo rentable, el cual se debe establecer año con año, dado que el mejor negocio es la constancia laborando en lo que realmente le apasiona.
“Sin duda, esta es una región privilegiada para la producción agrícola, y sobre todo de ajo, ya que gracias a Dios contamos con buenos terrenos, agua y clima hasta cierto punto favorable. Respecto de los suelos, nosotros ya hemos calado en todo tipo, en suelos negros, blancos, arenosos, hasta en las piedras hemos puesto, pero para mí, estos suelos son los ideales para los ajos, dobles y colorados, ni negros ni blancos, ya que los primeros los dejan crudos y en los segundos se ocupa de meterle mucho recurso para poder hacerlos”; así lo indicó Hugo Núñez.
“En cuestión de clima, el ajo ocupa de todo un poco, tanto frío como calor, y en esta región se dan ambas condiciones, temperaturas bajas en el invierno y con la llegada de la primavera los grados se incrementan; asimismo, las aguas que tenemos en los mantos freáticos son muy buenas, no son saladas, son dulces, y mantienen un pH correcto para el desarrollo de los cultivos”.
“La preparación del suelo para sembrar los ajos, viene siendo la normal, paso con subsuelo, una volteada, de ahí se mete la rastra para que quede bien molida la tierra y se facilite el desarrollo de las raíces; esto se empieza a trabajar en agosto, para comenzar con las siembras a partir del 15 de septiembre hasta octubre que es como nos gusta hacerlo. Listo y bien mullido el terreno, iniciamos a surcar y vamos metiendo fertilizante de base, de 400 a 500 kilos de fondo, y ya de ahí viene la colocación de la semilla, lo cual se realiza de forma manual con personal; cabe señalar que para sembrar hay que dejar que la semilla se cure bien, para no batallar a la hora de que salga, entre más se deje en el agua y se siembre, hay mayor probabilidad de que salga mejor”.
“Para sembrar el ajo también hay maquinas, pero hemos observado que lo dejan acostado, por lo que optamos por realizar esta labor con gente capacitada que lo coloca como debe de ser, con ello nos evitamos problemas de germinación, y como marcamos las distancias en el surco o la cama con unos rodillos al mismo tiempo que vamos tirando la cinta, el personal no batalla, ya que sólo se encarga de ir poniendo un diente en cada marca”.
Para finalizar, el Sr. Núñez Ramos agregó; “cuando la semilla de ajo está bien curada, la germinación se da, de los 8 a los 15 días después de la siembra, por lo que al pasar ese lapso de tiempo ya debe de estar todo afuera, es decir, que, si sembramos el 15 de septiembre, para los primeros de octubre ya debe de estar nacido, de ahí viene lo que es la nutrición, y nosotros más o menos del mes hacia delante es cuando empezamos con la fertirrigación, una vez que haya emergido todo al 100%, aplicándole así sus raizales y elementos esenciales para el buen crecimiento, así como su agua necesaria lo que es fundamental, ya que sin duda los ajos son de agua por lo que tiene uno que tenerlos húmedos todo el tiempo”.
Espera la 3ª parte de este interesante reportaje, en próximas ediciones…
Salvador Juárez / El Despertar del Campo