Revolucionando paradigmas
Sin duda los alimentos son hoy un asunto de seguridad; su escasez y el aumento en sus precios originados por la frecuencia de fenómenos climáticos extremos, el crecimiento mundial de la demanda, la reducción de las tierras aptas para la agricultura, junto a la baja productividad de los sistemas agrícolas actuales, están enriqueciendo a las naciones eficientes y deteriorando a las economías incapaces de producir sus propios alimentos, esta es una tendencia que no desaparecerá.
México es la nación que aporta el maíz al mundo, por ello y por bienestar es vital una agricultura de alto rendimiento, donde confluya lo mejor del conocimiento, la tecnología y las prácticas agrícolas, generando así una revolución productiva dinámica, que aumente de manera inmediata los rendimientos, cree empleos, genere arraigo y de viabilidad al desarrollo integral del campo mexicano. En ese sentido se fundamenta el camino científico y tecnológico de Atider, empresa orgullosamente mexicana enfocada en la consultoría para un alto rendimiento posicionada como una de las más destacadas e innovadoras del mundo en su ramo, liderada por el reconocido Ingeniero Ernesto Cruz González, experto mundial en la producción de maíz poseedor de varios récords internacionales, quien desde hace poco más de 3 décadas asume la responsabilidad de cambiar el paradigma imperante en México, tratando de pasar de esa forma a ser de nuevo punta de lanza en la obtención de maíz y otros alimentos, integrando lo mejor del conocimiento agronómico global, sistematizando las prácticas de campo más avanzadas a partir de un gran equipo de agricultores-agrónomos, constituyendo hoy un ecosistema científico y cultural que ha revolucionado la visión y los resultados de los productores de maíz no solo del país sino de varios puntos del planeta, con quienes en conjunto han logrado cambiar para siempre la confianza en creencias limitantes, donde sus antiguos resultados de malas cosechas con su enorme carga de pobreza, han sido transformadas en una realidad de mejora continua, eficiencia, alta productividad y prosperidad.
Desde 1990 Atider ha alcanzado las marcas nacionales y regionales de producción de maíz al menor costo por tonelada, estando a la par de los productores más destacados del mundo; demostrando todos los días que la diferencia entre una parcela pobre y otra de alto rendimiento se encuentra solo en la visión, las creencias y la decisión de los agricultores y las instituciones, siendo de esa forma su trabajo lo que ha hecho posible una revolución del pensamiento, con una labor educativa en profundidad que integra en los productores un marco científico y teórico traducido en prácticas de campo que hoy constituyen la vanguardia mundial en la agricultura, siendo una profesionalización en donde incorporan una conciencia empresarial que incide en sus conocimientos, actitudes y valores. Aprenden que la fertilidad del suelo se construye ciclo a ciclo para hacer del patrimonio de su tierra un bien de capital y que su empresa es el campo, hacen del diagnóstico integral de su parcela la primera gran tarea para establecer su meta de rendimiento y que regirá durante el ciclo todas sus acciones; en un esfuerzo sostenido de eficiencia y precisión los agricultores acompañados de Atider interactúan con el clima, la planta y la parcela para transformar las condiciones que no controlan en un proceso a su cargo que definirá la calidad creciente de su vida, descubriendo que el resultado será siempre más grano a un costo menor por tonelada.
El programa de 24 pasos para el éxito de Atider, ha cambiado el horizonte de la agricultura mexicana, ya que los productores que lo asumen hoy compiten y superan a los mejores del mundo; estos alentadores resultados fueron advertidos en China, segundo productor y consumidor mundial de maíz, donde en 2012 invitados por la potencia asiática demostraron el sistema Atider, imponiendo el récord nacional con 22.4 toneladas de maíz por hectárea, lo que significa más del 300% de su productividad media actual, estableciendo con ello la ruta a seguir para asegurar su autosuficiencia alimentaria. Es así que Atider está en el umbral de un nuevo paradigma, innovación tecnológica que se espera logre de manera sustentable rendimientos superiores a las 40 toneladas de grano de maíz por hectárea, y México está a la vanguardia para liderar la nueva revolución agrícola que la humanidad necesita en el siglo XXI, enfrentando el claro sentido de urgencia por superar los grandes desafíos del sector rural y la seguridad alimentaria, como una voz que se escucha poderosa desde los campos de producción, siendo la aspiración de millones de agricultores, sabedores del poder de sus tierras y sus capacidades para obtener alimentos de manera competitiva y sustentable, por lo que definitivamente la agricultura de alto rendimiento transformará la perspectiva rural, posicionando al sector como una potencia que hará realidad el viejo anhelo de prosperidad y equidad para los hombres y mujeres del campo, que esperan impacientes su oportunidad para demostrar que son los mejores y que pueden hacer historia.
“Son la necesidad y pasión los componentes que nos han empujado a lograr nuestras metas, y son esos mismos sentimientos los que impulsan al mundo a cambiar, entendiendo que la presión por la obtención de comida es muy fuerte, y a como van las cosas la producción mundial de alimentos se debe incrementar en un 50% en los próximos 30 años, y en el caso del maíz tiene que subir ese mismo 50% pero en los próximos 20 años, el problema es que cada vez hay menos tierras de cultivo, menos agua, el clima es un desastre, ya no hay gente en el campo siendo una preocupación seria el relevo generacional, dado que la mayoría de los agricultores ahora son mayores, no obstante de estas grandes limitantes, la realidad es que no tenemos otra opción más que hacerlo y duplicar la producción, si o si, por lo que esta situación en verdad implica un reto muy grande para la humanidad, y los mexicanos no estamos exentos dentro de este mayúsculo desafío, al contrario, si queremos generar riqueza y autosuficiencia, tenemos que aumentar la producción de maíz al doble en menos de 10 años, sino estará en riesgo nuestro futuro, sobre todo reconociendo que hoy estamos entre los primeros países importadores del grano a nivel mundial, lo que lamentablemente es una vergüenza, siendo que México es punto de origen del cultivo y por miles de años los mexicanos fuimos lideres en su producción, degradante afrenta que hoy se convierte en una de nuestras principales motivaciones que guían nuestros esfuerzos por recobrar el orgullo y volver a ser los mejores del mundo”; así lo compartió amablemente Ernesto Cruz González, talentoso agricultor e ingeniero agrónomo de profesión, sucesor de generaciones dedicadas al campo, con una gran trayectoria y experiencia productiva en diferentes regiones agrícolas del país y del mundo, digno acreedor del récord internacional de producción de maíz obtenido en China, lo que le da sustento como fuerte impulsor de nuevos conceptos y prácticas de manejo para un alto rendimiento en la agricultura, quien además funge como director general de Atider, compañía orientada en asesoría técnica que brinda sus servicios a cientos de agricultores en miles de hectáreas del país y del extranjero, con el objetivo central de incrementar la productividad y la competitividad de forma sostenible para el trazo de un mejor futuro.
“Por siglos México estuvo a la vanguardia en la producción mundial, incluso hace unas décadas la poderosa iniciativa nacional del siglo XX en el sector primario, orientada al conocimiento, la investigación agronómica avanzada y su implementación, hizo que en los años 50´s fuese posible, desde el país, la creación de la llamada revolución verde, la cual transformó al mundo y salvó del hambre a millones de personas, aportando además la base genética y tecnológica de la agricultura del presente, sin embargo este desarrollo fue erosionado durante el proceso de apertura y globalización que redefinió los conceptos centrales de soberanía y autosuficiencia alimentaria con reglas no escritas, ajenas a los intereses mexicanos, conformando un modelo reduccionista que deterioro el impulso hacia la aplicación del conocimiento científico, el orgullo y el espíritu de vanguardia y el ascenso continuo de los rendimientos en los campos mexicanos, el resultado de este conjunto de conceptos limitantes, es el escenario de dependencia alimentaria que hoy presenta la nación y que ha convertido a México en el segundo importador mundial de alimentos en el siglo XXI. De esta forma, después del TLCAN, la producción de maíz en el país disminuyó debido a que costaba menos importar el grano que producirlo; pero en el 2008 cuando EUA pasó por una severa crisis económica, los precios del cereal se dispararon, haciendo ver que dejar de producir maíz fue un error, con el paso del tiempo en lugar de que este problema se mitigara, se agravó, ya que a mediados del 2012 el vecino del norte se enfrentó a la peor sequía de sus últimos 50 años, lo que trajo consigo grandes estragos, que como es la constante, entre las patas nos llevó, siendo a partir de entonces cuando se tuvo la claridad de que recuperar la soberanía alimentaria sería el nuevo reto que México tendría que enfrentar”.
“Yo nací en Guadalajara, Jalisco en 1960, y salí de la escuela de agronomía en 1983, aunque en realidad me considero más agricultor que ingeniero, el caso es que en ese mismo año que egresé, me fui a trabajar al Valle de Mexicali, de ahí me pasé para el otro lado y agarré la licencia nacional de asesor agrícola, manteniéndome de esa forma por 3 años en el desempeño como asesor en el Valle Imperial, posterior y precisamente en 1990 con la firma del TLCAN considero mi regreso para el sur, a mi tierra natal. Recuerdo que, en aquellos años, en Jalisco, nadie decía y ni por la cabeza les pasaba levantar 6 toneladas de maíz por hectárea, los buenos agricultores andaban en 4.5 a 5 toneladas, aunque ahora ya nadie se acuerda; entonces se firma el Tratado, y llegan las autoridades y nos dicen, si quieren sobrevivir como maiceros tienen que producir al nivel de Canadá y de Estados Unidos, así sin decir ni agua va nos ponen a competir contra los mejores del mundo, y aunque a mi los gringos no me caen nada bien, hay que reconocer que son los líderes en la producción de maíz en el plantea, por lo que o mejorábamos o nos retirábamos de agricultores, y para el caso de Jalisco los que tenemos riego nos ponemos hacer otra cosa, pero tenemos más de 450 mil hectáreas de temporal donde no son muchas las opciones que hay para sembrar, que sean igual o más rentables que el maíz, entonces bajo ese escenario nosotros sí no la creímos, y como somos bien tercos empezamos paso a paso, dijimos, hay que ponernos las pilas porque si no aumentamos la productividad vamos a tronar, bajo esa presión fue el modo en que al año siguiente pasamos a 10 toneladas por hectárea y fue un acontecimiento muy grande, a los 4 años después en 1995 ya habíamos pasado las 15 toneladas por hectárea de temporal, y para el 97 andábamos en 17 toneladas, en 1999 sobre las 19 toneladas, y en el 2002 le pegamos a las 22 casi 22.5 toneladas de maíz por hectárea que eran como 250 kilos por debajo del récord mundial de aquel año, por lo que fue mucho el ruido que se hizo por ese rendimiento, aunque más grilla que difusión constructiva, incluso los investigadores se nos echaron encima de que usábamos transgénicos y otros cuantos desatinos”.
“Con ese contexto, a finales del 2003 los chinos se dieron cuenta de la producción que ya traíamos en México, y fue por lo que nos invitaron para aquel país a principios del 2004. Llegue a un rancho de 80 mil hectáreas en el desierto, de las cuales se sembraban nada más 22 mil hectáreas porque solo había agua para esa superficie; pero al adentrarme un poco en la situación de aquella nación lo primero que me encuentro es que había mucho modelo de Mao Tse Tung, de los viejos comunistas, que era una locura, ya que por ejemplo, aquí hablamos de parcelas pequeñas 2 o 5 hectáreas, y haya las parcelas normales eran de 4 surcos de 80 o 100 metros de largo, un agricultor grande en 2004 en China tenia 8 surcos de 300 metros, entonces que hacia una familia con un jardincito, la verdad es que ni sembrando mota, por lo que había 800 millones de personas en pobreza extrema. El asunto es que en China es muy diferente la agricultura y le dan otro nivel de importancia, por lo que empezó a crecer la economía y la producción de alimentos se convirtió en seguridad nacional, o producían alimentos para todo el pueblo o producían, porque tienen muy claro que si no tienen comida para su población truena el sistema, ese es su mayor temor, de que pase como en Rusia, que aun teniendo el ejército más poderoso, con el mayor nivel armamentístico y nuclear, descuidaron el sector primario y se quedaron sin alimentos lo que hizo que se viniera abajo el sistema; más aun hoy que ha quedado demostrado con el coronavirus, que puede parar totalmente la economía, pero la agricultura no, ya que es indispensable, dado que nos podemos acostumbrar a cualquier cosa, menos a no comer”.
“Por ello uno de los retos más grandes para China, es incrementar su producción de alimentos para la seguridad de su población. Bajo ese ambiente llegue aquel país, y a parte de las diminutas parcelas, nos encontramos de que el tractor más grande que había en aquellos años era de 40 caballos, por lo que era como andar jugando, no había sembradoras de precisión, ni subsuelos, tampoco cosechadoras de grano, no existían aspersoras autopropulsadas, aviones para fumigar, la garantía de la semilla era de 80% de germinación, la primera fertilizada la daban cuando la planta ya estaba grande, que porque así ya sabían si iba a dar algo, que caso tenía desperdiciar y echarle antes sino sabían si iba a dar o no, en pocas palabras un desastre completo fue lo que hallamos, por lo que sus rendimientos andaban como en 4 toneladas por hectárea”.
Para concluir con la primera parte de este estimulante relato, el Ing. Cruz González agregó; “entonces, al rancho que llegamos de 80 mil hectáreas en China, lo primero que nos preguntó el patrón fue, cuánto podíamos producir, a lo que le respondí, 10 toneladas por hectárea, y así sin pensarlo 2 veces solté el número, teniendo en mente de que como dicen, con agua, tierra y tractor cualquier barbón es agricultor, pero los investigadores y toda la gente de ahí me dijeron que estaba loco, que no sabia ni lo que estaba hablando, inmediatamente pensé, hay cabrón dije muy poquitas ya iba decir 15 pero 10 si se pueden como de que no, y los chinos me seguían criticando, de que tú que vas a producir 10 toneladas si ni conoces, ni sabes, estas chiflado el récord nacional es de 9.2 toneladas por hectárea, pero yo me mantuve en que si se podía, a lo que el patrón confió y me respaldó diciéndome que para hacerlo que era lo que necesitaba, yo le dije que lo primero que ocupaba era maquinaria de 300 caballos para arriba, y aunque en China no había, la traeríamos de donde se pudiera, e insistentes investigadores y personal del gobierno me reiteraban que eso no se podía, pero el dueño del rancho dijo que sí, vamos haciendo una prueba en 5 mil hectáreas a ver si es cierto que se pueden 10 toneladas, y yo con toda la disposición y seguridad le repetí que para hacerlo teníamos que traer tecnología, contar con los insumos a tiempo, realizar análisis de suelo e implementar a grandes rasgos el sistema Atider, que era lo que ya habíamos hecho, a lo que acepto pero me dijo que solo iba a estar un año para aprender lo que sabíamos hacer (pirata como todo buen chino), y ya que aprendieran nos regresaríamos a México (pero si los chinos son cabrones los mexicanos somos más); de esa forma, gracias a Dios ese año pasamos las 10.2 toneladas por hectárea y todo el mundo alucinado porque habíamos superado esa marca, entonces el patrón me dio las gracias como diciéndome que ya nos podíamos regresar, pero fue ahí donde le dije, y se pueden producir 12 toneladas, un tanto confundido me cuestiono de que porque no le había dicho antes, lógicamente yo me defendí haciéndole ver de qué porque no conocía, pero ahora si ya que conozco sin miedo puedo agarrar todo el rancho, y a final de cuentas me quedé, estando así 2004-2005 lo que fue nuestro primer ciclo en China, 2006, 2007 y 2008, como primera vez, ya que para finales de 2008 principios de 2009 nos regresamos a México por problemas familiares, pero volvimos a China por segunda ocasión a principios del 2012 de ahí hasta 2019, 13 años en total, pero siempre fuimos llevando a los chinos paso a paso, de 10 a 14, 18, 22, hasta llegar a las 44 toneladas por hectárea en 2019 que es el récord mundial en producción de maíz con el que contamos actualmente, aprendiendo tanto ellos de nosotros como nosotros también de ellos dadas las grandes oportunidades que se nos presentaron”.
Espera la 2ª parte de esta interesante y motivadora narración, donde se describirá parte del camino recorrido para llegar a obtener el récord mundial de rendimiento de maíz en China, así como los recientes esfuerzos por superar dicha marca en México, en próximas ediciones…
Salvador Juárez / El Despertar del Campo