La unión hace la fuerza
El sector cañero en el campo mexicano ha sido de gran trascendencia en la historia del agro para nuestro país, la contribución del género masculino ha sido visible en este escenario. Pero en las últimas décadas la participación de la mujer en actividades relacionadas con el cultivo ha ido en aumento cuantiosamente, tal es el caso de Silvia Rodríguez Torres, una mujer emprendedora que decidió apostar por trabajar ella misma sus tierras con el refuerzo de sus compañeros y amigos de trabajo.
Esta historia es muy peculiar pues Silvia originaria de Tamazula de Gordiano, una población localizada en el estado de Jalisco en México, con la ayuda de sus amigos José Antonio Barragán, Luis Moral y Carlos Murillo, ha logrado trascender dentro del ramo.
Silvia desde pequeña estuvo ligada al agro, su padre se dedicaba al cultivo de diferentes productos, y apoyaba en las labores que podía los fines de semana, no obstante, la mayor parte de su vida se ha dedicado a desarrollarse en diferentes puestos en el Ingenio de Tamazula, por lo cual el área no le era del todo desconocida. “Soy una fiel creyente de que la unión hace la fuerza y entre hombres y mujeres no debemos luchar, cuando yo les platique que mi padre había muerto y tenía de opción rentar, vender o arriesgarme en este proyecto, ellos me impulsaron a atreverme y arriesgarme, y hoy puedo decir que es la mejor decisión que pude tomar”.
José Antonio Barragán, es uno de los tres amigos de Silvia, él nos cuenta como es que se decidieron apoyar a Silvia y unirse a su causa. “Nosotros trabajamos para el ingenio, yo soy mecánico, esto es un extra, y es por ayudar a Silvia, un día en una conversación con ella nos contó que tenía sus tierras pero que no sabía si continuar con el legado de su padre o si rentarlas o venderlas, ahí en pláticas con Luis y Carlos fue que nos decidimos ayudarla”.
En México según datos de la SADER casi 800 mil mujeres,laboran en actividades relacionadas al campo, sin embargo, existen retos a los que tienen que enfrentarse todos los días; “en definitiva, no se tienen las mismas oportunidades de créditos, y de credibilidad, el campo es muy dominado por los hombres, a pesar de ello, a mí me ha quedado la gran satisfacción que cuento con buenos amigos que son unos caballeros y que me han ayudado a salir adelante en este proyecto”, comenta Silvia.
El trabajo en oficina es gratificante pero muy diferente al del campo, Silvia señala además que después de obtener su jubilación en un par de años, buscara dedicarse en un cien por ciento a la actividad del campo. “Me gusta disfrutar el aire, el canto de los pájaros, los amaneceres son tan hermosos, es algo que no cambiaría por nada, disfruto mucho el venir aquí, sin duda el trabajo de la caña es pesadísimo y permanecemos mucho tiempo bajo el sol, pero la naturaleza nos regala tanto que vale la pena estar aquí de sol a sol”.
Luis y Carlos son operadores de maquinaria en el proceso del corte de caña, así como José Antonio ellos también se involucraron en ayudar a Silvia, al estar inmiscuidos en el Ingenio. “Siendo franco yo nunca había venido, esta es la primera vez que trabajo en el campo y no como operador, porque ahorita está parado el corte, y he de ser sincero es una labor muy difícil, pero muy gratificante”, nos comparte Carlos.
Por su parte Luis, ya había tenido experiencia en la caña, cuenta que creció entre estas tierras, “yo disfruto mucho estar aquí, tienes tiempo de paz y de pensar en muchas cosas, en el campo respiras aire libre, te sientes tranquilo, trabajas muy duro, pero a mí me gusta mucho estar aquí, como dirían de gallo a grillo”.
La caña que cortan en las tierras de Silvia va directo al Ingenio de Tamazula, y espera gustosa que esta temporada de lluvias tengan un buen temporal para que su cosecha se de en tiempo y forma además de que nos comparte que cuenta con una ayuda divina que es su padre; “todos los días vengo al campo traigo conmigo esta gorra la cual tiene un significado muy valioso para mí, pues era de mi padre, y él es quien desde el cielo me da mucha suerte y me pone con las personas correctas para que su tierra siga dando fruto».
Carolina Nava / Agroamigo