“Los límites no existen”

Sara García, es una joven madre, que trabaja en los campos de Bakersfield, California, en la pizca de mandarina, uva, cereza y arándano según sea su temporada. De origen mexicano radica en los Estados Unidos desde los 9 años, cuando emigró junto a sus padres desde el estado de Oaxaca, México, en busca de una mejor oferta de vida.

“Soy la tercera de siete hermanos, siempre hubo necesidad, así que desde pequeños cuando eran días de vacaciones o fines de semana, nuestros padres nos pedían que los acompañáramos a los más grandes a trabajar al campo, a la pizca, ahí fue cuando comencé aprender este oficio, como hacer los cortes, que fruta era buena para cortar o cual no lo era, cuando termine la preparatoria me dedique de lleno a esta actividad ya que en el campo encontré una fuente de trabajo constante, más allá de esto vi la independencia y fortaleza que este trabajo podía brindarme”; nos cuenta Sara.

Encontró en los campos estadounidenses una oportunidad de desarrollarse y ser una mujer independiente, por lo tanto, pilar de su familia y ejemplo para su hijo. El mayor ejemplo de madre trabajadora para ella es su madre, quien también es jornalera, la cual siempre le ha mostrado un ejemplo de fortaleza, honestidad y trabajo. “Mi madre es el mayor ejemplo que tengo, he tenido la oportunidad de trabajar con ella por varias temporadas, hasta seis meses seguidos en el corte de mandarina, y gozo mucho ese tiempo con ella, a mí, mi madre me ha demostrado que los límites no existen, ella vino desde su tierra nos trajo y gracias a ella hemos logrado ser personas de bien y hacer nuestros logros con nuestro trabajo”.

Una jornada normal de Sara suele comenzar alrededor de las 5:30 de la mañana para ganarle al sol, y poder recolectar la mayor parte de fruta antes de que el calor se vuelva inaguantable. El fruto en el que más disfruta trabajar es la uva, ya que ella puede ser su propia jefa: “Yo lo veo así, soy mi propia jefa, pongo mis tiempos, y mis propios récords de pizca, si quiero hacer una buena jornada y ganar mucho, sé que no puedo parar a descansar más que para tomar agua, por eso me gusta mucho mi trabajo en el campo, me permite ser libre”.

Para Sara es de suma importancia dominar los dos idiomas, inglés y español ya que le ha permitido estar preparada para defenderse en el momento oportuno: “El que hables los dos idiomas es importante, yo se lo inculcó todos los días a mi hijo, aunque sea dentro del campo, así tú sabes trabajar y defenderte al mismo tiempo si hay injusticias. En Estados Unidos, como en otros países, hay casos de injusticia, discriminación y exclusión para las mujeres del campo, muchas veces la paga no es igual que los hombres, cuando nosotras somos capaces de realizar las mismas tareas. Es bueno estar preparado”.

Carolina Nava / Agroamigo

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