Fertilización nitrogenada en cebolla
La fertilización nitrogenada influye directamente en el rendimiento de los cultivos y en el caso de la cebolla tiene un efecto directo en el desarrollo y calidad de los bulbos, ya que el N tiene un rol muy activo en las actividades fisiológicas de las plantas por estar vinculado directamente con el proceso de división celular.
Crecimiento Vegetativo.- Desde la siembra, hasta el inicio del bulbeo; aquí se sintetiza gran cantidad de proteínas, por ello, los requerimientos de N son muy altos, debiendo aplicarlo en forma nítrica y una pequeña parte en forma amoniacal.
Formación de Reservas.- Comprende el desarrollo del bulbo. Aquí la planta reduce y detiene su crecimiento vegetativo, se produce la hidrólisis de las proteínas y aminoácidos cuyos productos migran hacia los bulbos donde ocurre la formación de los compuestos de reserva, mientras que en las hojas hay una síntesis rápida de glúcidos en la que intervienen el P y el K. Posteriormente estos azúcares se acumularán en los bulbos.
El nitrógeno es el elemento más demandado por la cebolla, y su deficiencia produce plantas amarillentas, reducidas, torcidas o enrolladas y a la madurez el cuello no se dobla ni se seca. La mayoría de los autores coinciden en señalar que la cebolla responde a la fertilización nitrogenada (una producción de 35 toneladas por hectárea de cebolla extrae aproximadamente 128 kilogramos de nitrógeno por hectárea). Aún en suelos bien dotados de este elemento, su adición en forma de fertilizantes nitrogenados se refleja con una favorable respuesta del cultivo.
En la mayoría de los casos se observa una buena respuesta con 150 a 200 kg N/ha. Por lo general, no más de 1/3 de la dosis de N debe estar disponible a la siembra, 1/3 más al principio de la temporada (3 – 4 hojas) y el tercio restante debe aplicarse a la mitad de la temporada. Una dosis fuerte a fines de temporada puede retrasar la maduración, disminuir la capacidad de almacenamiento, favorecer el ataque de hongos y contribuir a la división del bulbo.
Las dosis en general puede variar de 100 hasta 400 kg N/ha, dependiendo del suelo, historial de cultivos y eficiencia del riego. Por esta razón uno de los retos más difíciles para los productores y asesores de cultivos es gestionar eficazmente tanto el agua de riego como los fertilizantes nitrogenados disponibles en la zona radicular.
Una de las razones para buscar mayor eficiencia en los fertilizantes nitrogenados es porque el N es muy móvil en el suelo y puede ser fácilmente lixiviado del volumen radical por riegos pesados o excesivos, especialmente con fertilizantes convencionales; para estos casos los fertilizantes de liberación controlada son una opción para contrarrestar estas pérdidas. Por otro lado las pérdidas por volatilización son también muy importantes, incluso llegando a ser la principal causa de pérdida de N; para contrarrestar la volatilización, se han desarrollado fertilizantes comerciales con inhibidores de la enzima ureasa, que cataliza la hidrólisis de la urea, para reducir las pérdidas por volatilización y mejorar la eficiencia de uso del nitrógeno.
Conclusiones.- a) la fertilización nitrogenada influye directamente en el rendimiento del cultivo de cebolla, tiene un efecto en el desarrollo y calidad de los bulbos debido a que el N tiene un rol muy activo en las actividades de crecimiento de la planta; b) la forma, fuente, ubicación y momento de la aplicación de N, son críticos en la producción de cebollas, es vital comenzar a partir de un análisis de suelo y agua de un laboratorio confiable y contar con la capacitación adecuada para lograr buenos rendimientos en el cultivo.