JULIO 2018

Sin duda alguna después de un agotador pero útil y revelador proceso de elecciones, habrá que estar al pendiente de las variaciones que se puedan dar y del rumbo que tome el sector agroalimentario nacional una vez sucedida toda la oleada de coyunturas que este relevo o cambio de gobiernos traerá consigo, lo cual esperamos sea de lo más positivo y alentador posible. Este trance histórico, es definitivamente un parteaguas para el desarrollo del país en las próximas décadas, ya que de las decisiones y acciones que se han tomado y que se asentarán en el ámbito político y económico dependerá el futuro de varias generaciones de mexicanos.

Por descuidos muy marcados en el campo mexicano, se ha presentado una grave pérdida en la autosuficiencia alimentaria del país. Según datos contenidos en el Proyecto de Nación 2018-2024, son grandes los retos o desafíos que se tienen que enfrentar dentro del tema agroalimentario nacional, ya que en 2017 el 98.2% del arroz consumido fue importado; el 55.4% del consumo de maíz proviene del exterior, así como el 43% del trigo.

Estos son sólo algunos indicadores que señalan ciertas deficiencias en los mecanismos de operación del sector agroproductivo, ya que si bien México ha logrado obtener una balanza comercial agropecuaria positiva en el último par de años, gracias al esfuerzo de los productores y demás eslabones de las cadenas de valor, sigue siendo imperativo reducir la dependencia que el país tiene con relación a los principales productos agrícolas que consume la población, esto mediante el incremento de la productividad y la mejora en el bienestar del entorno rural.

Dentro de dicho Proyecto de Nación, en el apartado de política agropecuaria se señala requerir un desarrollo agrícola más equitativo, más competitivo y más sustentable, aprovechando el potencial de los sistemas productivos más avanzados y rescatando a los sectores que han sido excluidos; además de darle a la agricultura el papel de uno de los principales motores del crecimiento de la economía, fuente de progreso, base para lograr la seguridad alimentaria de los mexicanos y un pilar para el desarrollo sostenible e incluyente.

Asimismo se mencionan algunos objetivos estratégicos generales de mediano y largo plazo en los que se deben de enfocar los esfuerzos de todos los actores del sector agrícola nacional, incluyendo aquellos de naturaleza internacional que operan en el país, planteamientos tales como mejorar e incrementar la productividad, cerrando las brechas existentes; potenciar la contribución de la agricultura al desarrollo de los territorios rurales y al bienestar de las personas que los habitan; mejorar la capacidad de la agricultura para adaptarse al cambio climático, mitigar la emisión de gases de efecto invernadero y mejorar la utilización y la preservación de los recursos naturales y la biodiversidad; y reformar el marco institucional público de la agricultura.

No obstante de aspirar a que dichas estrategias se consoliden por el bien de todos, también es importante reconocer la necesidad de enfocarnos a mejorar nuestras debilidades y aportar al máximo nuestras capacidades sin temor, diferencias o envidias, entendido que cualquier cambio deseado no llegara por sí solo, sino que dependerá de nuestras propias decisiones y acciones; por lo que desde el ámbito que nos compete, tenemos que abonar ese granito de arena que en suma pueda generar mejores condiciones de bienestar y progreso.

Una vez más agradecemos su amable atención, y lo invitamos para que nos comparta sus comentarios, tratando con ello de crear un vínculo dinámico, mediante el cual se promueva una mayor admiración por el campo y sus valores.

El Despertar del Campo

La Nueva Visión Del Agro…

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *