Digno legado de orgullo

Uno de los ramos productivos más importantes dentro del sector hortícola en las últimas décadas, es el cultivo de chile y jitomate, los cuales representan un verdadero legado que confiere identidad a estas tierras y a la vez las proyecta como símbolo de liderazgo y laboriosidad; valioso bagaje histórico imposible de sustentar sin la entereza, el talento y el pundonor de generaciones de hombres de campo, productores con vocación, que sin duda alguna son prueba manifiesta de grandes capacidades, a través de las cuales toman vida y color los suelos de la región, los que como toda madre fecunda con pasión y cuidado ofrecen sus mejores frutos.

Asimismo la presencia de componentes privilegiados favorecen su producción, tales como clima propicio, latitud y altitud idóneas, agua y terrenos con textura, además de considerables fortalezas en su cadena de valor ligadas por un lado a su representación como parte de las raíces y expresiones más entrañables del mexicano, y por el otro gracias a una elevada demanda y consumo. Por ello su establecimiento figura prácticamente en todas las zonas de riego del estado, configurándola así como una de las alternativas productivas que mayores ingresos generan al agricultor; dinámica concepción, que a su vez, ha llevado a dichas hortalizas a una constante evolución tanto en el ámbito agronómico y genético, así como en las técnicas y sistemas de producción, y en los procesos de cosecha, pos-cosecha y comercialización, esto conforme avanza la tecnología respecto de formulaciones especializadas en el cuidado y nutrición, maquinaria y equipos, pero sobre todo acorde a un mejor entendimiento de la simbiosis generada entre las plantas y las diferentes condiciones de su entorno.

“Ciertamente las características agroclimáticas de la región son favorables para la producción primaria, lo que ha impulsado a desarrollar una verdadera vocación hortícola intensiva, estableciendo y manejando una significativa diversidad de cultivos, entre ellos principalmente el chile y el tomate, productos representativos de nuestra entidad los cuales figuran como una atractiva alternativa capaz de generar una mayor rentabilidad, además de ser una importante fuente generadora de empleo, y aunque son grandes los desafíos y contrastes que la agricultura moderna impone, como lo son la sobreproducción, saturación y desplome de precios en los mercados, y el constante incremento en los insumos sobre todo en el tema de los energéticos, esto solo por mencionar algunos, afortunadamente también se pueden ver reflejadas significativas mejoras en conceptos del cultivo en campo, gracias al desarrollo y adopción de herramientas tecnológicas de apoyo, como componentes para un manejo más efectivo del agua de riego, cubiertas plásticas que retienen la humead y controlan la maleza, mayores densidades de población, pero sobre todo a través de una renovada genética, con semillas híbridas que permiten obtener altos rendimientos por hectárea y tienen mucho mayor resistencia a plagas y enfermedades, resultando con ello en sistemas o programas productivos más eficientes y competitivos”; así lo compartió amablemente el Sr. José Eulogio Bonilla Gómez, productor, con poco más de 25 años de experiencia dentro del ramo agroproductivo, líder de Rancho El Alamo, ubicado en suelos próximos a la localidad de Nuevo Día, del municipio de Fresnillo, Zacatecas, destacada unidad de producción referente de innovación bajo la implementación de tecnología enfocada a mejorar la eficacia y la sustentabilidad en sus sistemas productivos, la cual cuenta con una superficie actual de cultivo de 3 hectáreas de tomate y 30 hectáreas de chile.

“Generalmente siempre buscamos trabajar con materiales híbridos, por lo que para el presente ciclo estamos manejando la variedad llamada Galilea de Hazera Seeds, tomate tipo Roma o Saladette de habito determinado, apropiado para su cultivo en campo abierto con o sin estacado, de plantas fuertes y vigorosas con buena cobertura de follaje, de fruta grande, consistente y fina, coloración rojo intenso, con un peso promedio de 150 a 170 gramos, de mucha carga lo que expresa altos rendimientos por lo que esperamos un aproximado de 60 toneladas por hectárea”.

“En chiles la diversidad de tipos y variedades híbridas que usamos es más amplia, destinados básicamente para su cosecha y comercialización en fresco o verdes, prácticamente nada para secado. Tenemos principalmente los anchos o poblanos Sequoia, Almirante y Carranza, el primero de la compañía semillera Harris Moran, material de alto potencial productivo, de planta compacta con cobertura densa, frutos de pared gruesa y alto peso específico de excelente uniformidad; el segundo de Sakata, es una variedad que genera frutos de alta calidad, con forma mayormente a 2 venas, de un color verde oscuro muy atractivo y con tamaños predominantemente extra grandes; y el tercero y último de Seminis, es un híbrido también de alto rendimiento en fresco, el cual produce frutos grandes de color verde a 2 venas de cajete medio, con plantas de porte medio semiabierto por lo que cubre muy bien a la hortaliza evitando el daño por sol”.

“Además contamos con algo de serranos, jalapeños, húngaros, caloros, anaheim, pasilla o chilaca y guajillo. Todos los chiles están envarados con hilo, y en promedio esperamos un rendimiento de 40 toneladas en verde por hectárea, ya que como lo mencionaba el propósito principal es comercializar en fresco, dado que es la forma en la que hemos logrado obtener un mejor margen económico, al acortar el ciclo o ser de venta rápida, evitando con ello maniobras como el secado y demás gastos y riesgos que dicho proceso conlleva”.

“El sistema de producción que implementamos en el caso de tomate es en piso a campo abierto, en acolchado a un hilo con riego por goteo mediante una sola cintilla con goteros cada 20 centímetros, en surcos o camas de 1.60 metros de ancho, con una distancia entre plantas de 37 centímetros, lo que nos da una densidad de población de alrededor de 16 mil plantas por hectárea. Al igual que en el jitomate, en chiles se tiene la misma medida de cama, a doble hilo con una cinta de goteo en medio con similar espaciamiento entre goteros; la distancia entre matas es de 30 centímetros, por lo que estamos hablando de un aproximado de 37 mil plantas por hectárea”.

“Una vez con la semilla lista, mandamos maquilar la planta a Irapuato, Guanajuato, en Agrizar, compañía especializada en la producción de plántula de alta calidad. Dispuesto el material comenzamos con el trasplante o plantación de jitomate el día 23 de abril del presente, y los chiles se trasplantaron unos el 24 de abril, otros el 25 y 26 del mismo mes, y de esa fecha nos brincamos a seguir plantando la hortaliza hasta el día 7 de mayo con el fin de no empalmar los cortes”.

“En tomates y chiles anchos se dice que de trasplante a cosecha se llevan más o menos 90 días, por lo que a mediados y ultimas semanas de julio comenzamos a cortar; por otra parte los chiles húngaros y los caloros son un poco más precoces con aproximadamente 65 días a maduración, por lo que iniciamos a cosechar por ahí de los últimos de junio primera semana de julio. Dependiendo de las condiciones climatológicas es el número de cortes que se le dan a los chiles, por ejemplo, en el caso de los anchos normalmente son de 3 a 4 cortes, 5 en los serranos, y en los caloros y los húngaros alrededor de 6 cortes”.

“De forma casi paralela a la crianza de la plántula iniciamos con la preparación del terreno; en primer lugar realizamos un buen volteo, posteriormente se dan algunos pasos con rastra procurando que la superficie quede lo más mullido posible, si la situación lo requiere tratamos de nivelar, de ahí se empiezan a marcar las camas para entrar con la acolchadora y meter el plástico y la cintilla, esto con la intención de que el suelo quede bien desterronado y sin piedras, en las mejores condiciones posibles para que no se batalle al momento de la plantación”.

El manejo racional de los factores ambientales y agronómicos de forma conjunta, es fundamental para el funcionamiento adecuado del cultivo, ya que todos se encuentran estrechamente relacionados, y la presión sobre cualquiera, incide en el resto, por ello uno de los principales temas a considerar dentro de la producción de chile y tomate, es la correcta aplicación de agua y nutrientes, por lo que el Sr. Bonilla Gómez mencionó; “enunciando la parte del manejo nutricional del cultivo que implementamos, podemos señalar que se realiza mediante programas de nutrición vegetal muy flexibles, ya que ciertamente no podemos precisar una fórmula exacta, dado que la agricultura no es como una receta de cocina, varía de una condición a otra, por lo que definitivamente la aportación de nutrientes a la planta tiene que ser muy dinámica, determinada por el estado del cultivo, monitoreando constantemente que características son las que se van manifestando, y que sea la misma planta la que vaya expresando que es lo que necesita. No obstante lo que si podemos precisar es que nosotros no usamos la fertilización de fondo, metemos puros solubles a base de compuestos como el fosfonitrato, nitrato de calcio, nitrato de potasio, fosfato monoamónico (MAP), asimismo en ocasiones usamos el ácido fosfórico y el ácido sulfúrico, y por lo regular también estamos aplicando al final para cerrar con fuerza y vigor cloruro de potasio, sulfato de magnesio y algo de boro, todo ello a través del sistema de riego”.

“De igual forma la aplicación eficiente de agua depende de un gran número de condiciones, y para determinar los periodos y lapsos de tiempo del riego, necesitamos entender cada una de las variables que interactúan dentro del desarrollo fisiológico de las plantas, para poder interpretar factores como la humedad, temperatura, radiación, evapotranspiración, saturación, estructura del cultivo, etc., y en base a ello determinar si se suministra agua o no es necesario, si se alarga el tiempo o se acorta. Como principio siempre se tiene que estar observando la planta, cuando ésta es aún pequeña con poca raíz, la demanda de agua es mínima por lo que los riegos tienden a ser por intervalos muy reducidos, pero conforme la planta se va desarrollando, la intensidad del riego también debe de ir aumentando, ya que lógicamente el requerimiento del cultivo crece; normalmente nosotros regamos alrededor de 2 a 3 veces por semana, dependiendo de los conceptos mencionados, con plantas a su máxima capacidad aumentamos aproximadamente a 5 horas de riego cada tercer día, y si se llegan a presentar condiciones de humedad o precipitaciones tal cantidad y frecuencia se reduce”.

“Asimismo cabe señalar que son cultivos muy sensibles al exceso de agua, sobre todo el chile, ya que es poco tolerante a altas saturaciones, por lo que al aplicar riegos fuertes o muy pesados, además de estar desperdiciando o desaprovechando el recurso, se corre el riesgo de generar condiciones propicias para la propagación de enfermedades, tales como la marchitez o secadera, alteración causada por hongos del suelo, la cual representa un serio problema dentro del ramo”.

“En conclusión tanto la conducción hídrica como nutricional del cultivo son planteamientos que se deben determinar bajo un enfoque de muestreo periódico, lo que presente indicadores reales en función a los cuales se pueda precisar lo que realmente requieren las plantas, evitando con ello el desperdicio en aplicaciones innecesarias tanto de recursos naturales, económicos y humanos, lo que definitivamente reduce la tasa de costos e incrementa la eficiencia y competitividad del sistema”.

“Por otra parte, dentro del renglón fitosanitario del cultivo, con propiedades de elevada temperatura y humedad, además de favorecer al crecimiento de las plantas, también se forma la naturaleza idónea para el desarrollo y rápida reproducción y propagación de plagas y enfermedades, por lo que la principal alteración que se nos ha presentado por el exceso de lluvias ha sido la bacteria, trastorno que buscamos controlar a través de la aplicación constante de diversas formulaciones de fungicidas, alternándolos para una mejor desinfección; aunque hemos podido percibir que los chiles son un poco más resistentes a dicho tipo de agentes patógenos, en comparación al tomate el cual es más delicado, dada la estructura de  su planta la cual forma un microclima más confortable para la presencia de organismos dañinos por su mayor desarrollo vegetativo o con mayor cantidad de follaje”.

“La presencia de maleza es otra de las dificultades con las que constantemente tenemos que estar lidiando; cuando aún están chicos los jitomates o recién plantados se les pueden dar una o dos cultivadas, ya que no entra la maquinaria necesariamente se tiene que meter personal para deshierbar manualmente, y finalmente se aplican herbicidas específicos. En el caso de los chiles se realiza prácticamente lo mismo, se dan dos cultivadas, se deshierba con gente y metemos desecante procurando suministrarlo antes del inicio de la temporada de lluvias, para un mejor combate de malezas”.

Llegada la madurez fisiológica del cultivo, el proceso de cosecha juega un papel esencial, ya que cualquier deficiencia en esta etapa podría resultar en una disminución significativa de la calidad, lo que afectaría directamente el valor comercial del producto, estimación respecto de la cual Pepe Bonilla determinó; “asentado el punto exacto para la cosecha, básicamente una vez que los chiles están en tamaño, forma, color y consistencia o bien macizos como se dice, y que el tomate está rayado, se entra con personal para el corte manual del fruto y su inmediata comercialización, ya que prácticamente todo se destina para su consumo nacional en fresco, por ejemplo, en el caso de los anchos se recolectan y se embarcan a granel, los caloros y los húngaros se arpillan y los tomates se depositan en rejas o cajas para su posterior desplazamiento a las principales plazas de la República”.

“La inestabilidad comercial de los mercados, el constante incremento de los insumos y los riesgos naturales que conlleva la agricultura, son parte de los principales retos para el productor, de ahí la necesidad de buscar estrategias que posibiliten la cosecha de hortalizas con mejor calidad, el más alto rendimiento, que abatan los costos de producción y que generen vínculos comerciales más confiables y equitativos”.

“A pesar de que fenómenos como sequías, heladas, lluvias intensas, ventarrones y granizos, suelen ser devastadores para el cultivo, orillándonos incluso en el caso de los chiles a tener que envararlos principalmente para evitar que fuertes remolinos los tumben, y su operación requiere de altas inversiones, con aproximadamente 120 mil pesos por hectárea en chile, bajo conceptos como semilla, cinta, plástico, fertilizante y mano de obra, entre otros, y un poco más de costos en jitomate al requerir de una mayor cantidad de agroquímicos, no obstante de dichas limitantes, consideramos que la producción de estas 2 hortalizas afortunadamente en los últimos años ha sido un negocio rentable, siempre y cuando se realice con la mayor dedicación y pasión posible teniendo siempre en mente el perfeccionamiento o tecnificación como herramienta para producir más con menos”.

Para concluir, Pepe Bonilla Gómez agregó; “como productores debemos estar constantemente buscando y experimentando alternativas, pero entendiendo que antes de plantar tenemos que saber a quién y cómo comercializaremos, ya que es común establecer el cultivo sin tener siquiera la noción de donde se venderá o si por lo menos existe la suficiente demanda, situación que se ha visto como el principal error o acierto de cualquier agricultor, por ello es necesario un desempeño más técnico y empresarial, reconociendo y aplicando estrategias y tecnologías más eficientes e innovadoras, bajo una cultura enfocada a la capacitación la cual afine nuestra receptividad ante el actual escenario global”.

Aunque los años atípicos hoy son los más comunes, con condiciones cambiantes que delimitan la producción, son esas mismas circunstancias las que deben de motivar a la transformación del campo en uno más moderno y competitivo, mediante la adopción de herramientas de evolución que permitan maximizar los beneficios y moderar la presión sobre los recursos.

 

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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