Desafíos que implican vocación y fe por el campo

Como la vida misma que conlleva un alto grado de incertidumbre, siendo poco lo seguro y mucho lo expuesto, también el hablar de agricultura y sobre todo del ramo especifico de la producción de cebolla trae consigo un elevado nivel de inseguridad sobre todo respecto de sus diferentes matices comerciales, ya que dadas sus particularidades estacionales y globalizadas se torna en un sector sumamente impredecible que puede girar a favor o en contra del productor de un momento a otro respondiendo principalmente a la conocida ley de la oferta y la demanda, a lo que si se suman factores como los duros contrastes económicos que actualmente agobian al campo y los severos riesgos, sobre todo naturales, que la labor implica, hacen de este un cultivo bastante difícil e imposible de pronosticar, dependiendo para su rentabilidad de la compaginación de diferentes circunstancias favorables del entorno, por lo que al agricultor no le queda más que tener esperanza y fe para que dichas condiciones se den, logrando así una retribución justa a su empeño y dedicación, promoviendo a la vez una derrama de recursos regional importante así como activar los demás segmentos de las economías locales, lo que lógicamente resulta de provecho para toda la sociedad ya que si al campo y al productor le va bien, a todos nos puede ir mejor, de lo contrario, y que es una realidad muy común, tanto la inversión de tiempo, dinero como esfuerzo resulta en una lamentable perdida, que afecta obviamente al productor pero también a los demás eslabones de la cadena de producción, reprimiendo rigurosamente el ánimo e iniciativa de seguir emprendiendo. Por ello la relevancia de reconocer y valorar el gran trabajo realizado por hombres y mujeres de campo que ciclo tras ciclo perseveran con el propósito de darle vida y color a los suelos de la nación, tratando de cosechar los mejores frutos que la madre tierra provee para ser llevados a cada una de nuestras mesas.

“Quienes nos dedicamos al campo sabemos que aquí es poco lo seguro y mucho el riesgo que corremos, siendo que las condiciones cambian no de un día a otro, de una hora a otra, por lo que todo es muy variable, situación que nos obliga diariamente a estar aprendiendo cosas nuevas, dimensionándolas para tratar de acoplarlas a nuestros modelos de producción, buscando prevenir o mitigar el sin número de amenazas a las que nos encontramos siempre expuestos, y aunque hoy el desarrollo tecnológico es evidente y ha sido de gran ayuda, debemos también reconocer la seria limitante que representa el constante incremento en los costos de producción y en ciertos casos el bajo valor comercial de nuestros productos, como en repetidas ocasiones sucede con la cebolla, con precios con los que lamentablemente en algunos ciclos no hemos sacado ni siquiera lo invertido, lo que definitivamente obstaculiza o dificulta cada vez más la tarea de producir”; así lo compartió el Señor Saúl Rentería Roque, agricultor por vocación, involucrado en tareas agrícolas desde niño, y hoy liderando el trabajo dentro de la unidad de producción conocida como Rancho Charco Azul, situado en suelos pertenecientes a la localidad de Río Florido del Municipio de Fresnillo, lugar donde se estableció y se cosechó recientemente una importante superficie de cebolla.

“Por lo general manejamos alrededor de 8 hectáreas con el cultivo de cebolla, pero además también metemos algo de jitomate, tomatillo y ya una vez que salen estos sobre el mismo hule en el que estaban sembramos lo que es frijol tratando así de aprovechar al máximo los beneficios que da a las plantas dicha cobertura plástica, por lo que en total andamos cerca de las 30 hectáreas de cultivo, todas ellas regadas con agua de pozo el cual bombea el líquido de una profundidad aproximada de 90 metros”.

“La realidad es que quienes seguimos trabajando el campo, tenemos que esforzarnos por ser cada día más competitivos, tratando de producir más con menos si queremos seguir vigentes, y creo que la única alternativa que tenemos para logarlo es mediante la tecnificación, por lo que hemos optado en manejar buena genética, con potencial suficiente para que los resultados sean favorables mientras las condiciones lo permitan, por lo que ha grandes rasgos el material que utilizamos es Carta Blanca, de días cortos y maduración intermedia, con una excelente calidad y uniformidad de bulbos en forma y tamaño, la cual hemos notado que tiene una considerable resistencia tanto a estrés por sequía así como por alta humedad, y conforme al mercado, es una de las cebollas predilectas por el consumidor por lo que tiene una gran demanda”.

“Esta cebolla se sembró el 7 de septiembre y fue trasplantada el 15 de diciembre, su ciclo es de alrededor de 6 meses para su maduración y cosecha, esto dependiendo lógicamente de factores tanto ambientales como de manejo, en base a lo que se pueden presentar variantes y alargarse el periodo natural del cultivo o bien acortarse un poco el tiempo necesario para obtener una cebolla bien hecha. A grandes rasgos, el sistema productivo que manejamos para el cultivo fue básicamente bajo 2 modalidades a campo abierto, uno en suelo desnudo y otro con acolchado plástico, que de hecho este es el primer año en el que nosotros le calamos con el hule, pero en términos generales la vimos muy bien incluso mejor que donde se encuentra sin hule, por lo que también esperamos un rendimiento mayor en esa parte, que hablando de kilos y con la referencia que traemos de años pasados nosotros más o menos tanteamos levantar un aproximado de 80 toneladas de cebolla por hectárea; están establecidas a 4 hilos con una cintilla en la parte central del surco para el riego por goteo, con una distancia entre plantas de 10 centímetros aproximadamente, un ancho de la cama de 80 centímetros y una longitud de tablas de alrededor de 140 metros para que alcance a abastecer bien la cintilla”.

“En esta región, en términos generales podríamos decir que tenemos condiciones ambientales hasta cierto punto adecuadas para este cultivo, con buenas temperaturas, donde las heladas casi no afectan a menos de que ya sean demasiado fuertes”.

“Durante su desarrollo en campo tratamos de darle el mejor cuidado posible a la cebolla, apapacharla para que crezca y exprese buenas características, con riegos y nutrición eficiente, prevención y control de malezas, plagas y enfermedades, basados en una observación constante en cada etapa fisiológica del cultivo, tratando de determinar con precisión las principales demandas que éste genera. Por una parte, el tema de la nutrición o fertilización es muy variable, ya que no es como una receta de cocina donde se tenga ya predefinido cada ingrediente, sino que depende de un sinfín de factores, por lo que para acertar tenemos que monitorear cada una de las condiciones presentes, e ir escuchando que es lo que las plantas dicen y viendo poco a poco cómo es que estas van reaccionando, para en base a ello determinar que nutrientes aplicar y en qué cantidades; a grandes rasgos, nosotros metemos fertilizante de fondo, esto lo hacemos cuando marcamos para plantar, y por lo regular aplicamos un triple 16, a razón de 250 a 300 kilogramos por hectárea aproximadamente, ya después, en el transcurso del ciclo vamos nutriendo vía fertirriego, aplicando componentes como magnesio, calcio, potasio, zinc, fosfonitrato, urea, que por lo general lo que la cebolla más demanda son nitrógenos, pero todos ellos van sobre una medida especifica, lo más equilibrado que se pueda para que el desarrollo de la planta sea el correcto, recalcando que realizamos el análisis de suelo, para en base a ello determinar que elementos son los que faltan en el suelo, que lo más común es la deficiencia de nitrógeno y potasio”.

“De igual forma también pasa con el riego, depende de muchos factores y se requiere de cierta experiencia e intuición para establecerlos apropiadamente, por lo que de la misma manera es necesaria una observación constante de cada una de las condiciones que inciden sobre las plantas, como el clima, temperatura, humedad ambiental y del suelo, velocidad del viento y radiación, entre otros aspectos a considerar, para en base a ello determinar la periodicidad, el lapso de tiempo o la cantidad de agua de riego a suministrar, evidentemente entre más grandes las cebollas demandan de una mayor cantidad. Por ejemplo, el año pasado más o menos fijamos una base de cada tercer día regar por tantas horas, y ahora en este ciclo como el clima ha estado cambiando mucho ya no es igual, siendo que tanto el aire como el calor las resecan demasiado, por lo que tratamos de estar revisando constantemente, y cuando empiezan a verse un poco secas buscamos de lo más pronto posible volver aplicarles agua, ya que si lo hacemos como antes, cada tercer día se nos pueden llegar a estresar por falta de agua, o si nos llueve a lo mejor ya no se requiere el riego, por lo que esta parte es impredecible, si está nublado no tiene caso regar, por ello es que nos basamos en el monitoreo para decidir si regar o no, prácticamente todos los días las estamos revisando y ya de ahí definimos cual es el mejor tiempo para echarles agua”.

“Para saber que la cebolla ya esta lista para su cosecha, lo primero que vemos es la edad que tiene, y si ya completo sus días ya está en su punto para empezar a cosecharla, además hay algunas que cuando ya terminaron su ciclo sus tallos comienzan a doblarse, por lo que cuando ya vemos que todo el follaje esta ladeado es porque la cebolla ya rindió, se va cerrando el cuello y los tallos ya empiezan a cambiar de color a un tono más amarillo. Ya en ese punto es cuando empiezan a llegar los compradores, se negocia con ellos, y ya si se cierra el trato, ellos nos dicen que tanto terreno es el que van a ocupar para tantos camiones; entonces ahora si empezamos a aflojar la cebolla metiendo un tractor equipado con una cuchilla la cual va aflojándola desde abajo del suelo, para que esta vaya quedando libre y se facilite su moche a la hora que comiencen a trabajar los cortadores, quienes van retirando lo que es el tallo y la raíz con tijeras, de ahí las van apilando en una fila, para después darles una o dos barridas mediante las cuales las limpian tumbándoles toda la tierra y las hojas secas y dañadas, de esa forma y por último, comienzan a seleccionar y arpillar por tamaños, los cuales van desde chicas, medianas y jumbos, que esto ya depende del comprador y de que mercado sea al que las va a mandar, estas arpillas las van dejando paradas para con mayor facilidad poder cargarlas al camión que las llevará hasta los diferentes mercados de consumo que hay en el país, que principalmente se van a la Ciudad de México, algunos tráiler salen para Monterrey, otros para Irapuato, Guadalajara, entre otros”.

Para terminar, el Señor Rentería Roque agregó; “lo normal como productores, y más en la actualidad, es estar remando contra corriente, siendo que es muy poco lo seguro y siempre habrá un peligro latente”.

“Sin duda en estos tiempos producir cualquier cultivo, entre ellos la cebolla requiere de altas inversiones, dado el constante incremento de insumos como los fertilizantes, combustibles, agroquímicos, entre otros, por lo que nosotros más o menos calculamos traer un costo de producción de aproximadamente 120 mil pesos por hectárea. Por lo que hablando de ahorrar o eficientar costos, este año vimos que en el acolchado no ocupamos prácticamente de gente para deshierbar, pues con la pura pasada del tractor al momento de cultivar era suficiente para acabar con la maleza, eso pues obviamente nos ahorra lo que es mano de obra y también aplicación de herbicidas, que tampoco en esa parte se utilizaron solo donde estaban en suelo desnudo sin acolchado”.

“Además, la realidad es que en esta temporada los precios de la cebolla se han caído, las moradas andan más o menos pero las blancas andan bajas, donde si bien nos va alcanzamos a sacar por lo menos los gastos, siendo que han habido años donde nos ha tocado ver que de tan bajo el precio no se alcanzan ni a cubrir los costos del cultivo, caso en el cual se opta por mejor dejarlas ahí en el campo y rastrearlas, porque no se ajusta a pagar ni el costo que representa meter la gente a cortarlas y arpillarlas, por ello mejor se decide dejarlas ahí tiradas, por ello es que decimos que las cebollas son como un juego de ruleta, donde le puedes llegar a atinar y te va muy bien, pero también puede que falles y pierdes todo”.

En base a ello se puede comprender como es que el tema de la comercialización es un apartado muy relativo, que sin duda obedece a conjunciones positivas de diversa índole, y en muchas ocasiones influye hasta contar con buena suerte, pero a pesar de tal incertidumbre no hay de otra más que seguir buscando estrategias de solución a los desafíos presentes y futuros, con el propósito de evolucionar al ritmo que lo hace el planeta, enfocados en cubrir las necesidades del consumidor con un uso más racional de los recursos, lo que a la vez de la posibilidad al productor de encontrar nuevas y mejores ventanas de oportunidad para un desarrollo más efectivo y sustentable.

Espera la 2ª y última parte de este reportaje en próximas ediciones…

@despertardelcampo Desafíos que implican vocación y fe por el campo #elcamponopara #elcampoesfuturo #elcamponosedetiene ♬ sonido original – El Despertar del Campo

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

Escriba una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?