Producción sustentable de chile 6ª parte

Una vez descritas algunas de las principales bases para comprender la correcta nutrición vegetal, y un monitoreo y manejo del agua de riego eficiente, presentadas en entregas pasadas publicadas en ediciones anteriores, se da continuidad con el tema, mediante el amable intercambio generado por el M.C. Mauricio Navarro García dentro del ciclo de conferencias de la pasada Expo Chile, destacando con ello el hecho de que en agricultura se trabaja con seres vivos que dependen e interactúan con un sinfín de condiciones de su entorno, las cuales se tienen que entender para poder dar el mejor cuidado posible.

“El monitoreo y observación constante de las condiciones inherentes a la producción de chile, y la adecuación de los insumos necesarios a dichos factores, implica que utilicemos una menor cantidad de recursos transformando con ello al cultivo en uno más sustentable. Sino sabemos que elementos minerales hay en nuestro suelo y cuáles son los que faltan, la realidad es que andamos fertilizando de más o dicho de otro modo, estamos tirando el dinero, o de menos que es donde se dan las deficiencias nutricionales y con ello los bajos rendimientos; por ejemplo, estamos pasados de calcio y andamos aplicando calcio, o lo que tenemos es Fusarium y estamos aplicando fungicidas para Phytophthora”.

“Por ello medir es parte de la clave del éxito, ya que nos ayuda entre otras cosas a involucrar menos insumos externos y a promover la sustentabilidad. Si incrementamos los niveles poblacionales de hongos, bacterias y microorganismos benéficos, eso nos ayudara a disminuir la cantidad de insecticidas, fungicidas y bactericidas necesarios; entre más benéficos y menos patógenos existan se presentara una mayor rentabilidad del cultivo, por ello hay que recordar que la sustentabilidad se basa en el máximo rendimiento con el mínimo de insumos, y si esos insumos son locales mejor, o dicho de otra forma más sintetizada, producir más con menos”.

“Reitero, que necesariamente tenemos que conocer nuestra fertilidad biológica, medir que cantidad de patógenos y benéficos tienen nuestros suelos, para entender a fondo la parte viva de nuestros terrenos; un balance microbiológico positivo significa tener viviendo en el suelo la mayor cantidad de organismos benéficos con la misma cantidad de organismos patógenos. Realmente existe un universo de especies, se estima en un millón de tipos de bacterias, poco más de 1.3 millones de hongos y nosotros solamente conocemos alrededor de 3 mil; como ejemplo y dato tenemos que más del 80% de las especies de Fusarium son benéficas, y nosotros le tenemos un miedo porque pensamos que todas son patógenas, es por ello que aún tenemos mucho por descubrir y aprender, por lo que aquel que diga que ya lo sabe todo es el más equivocado”.

“Por ejemplo, existen productores en Guanajuato que realizan análisis fitopatológicos para checar la microbiología, y si en él sale Sclerotium, no siembran una hectárea de ajos o cebollas, ni rentan el rancho para nada; hay otros que manejan papas, en Puebla, Michoacán o Sonora, y si llegan a encontrar Rhizoctonia en el suelo, no vuelven a sembrar el tubérculo por un buen periodo de tiempo. Pero también estamos otros que sembramos o plantamos a la pura buena de Dios, y decimos -ojalá primero Dios nos va a ir bien- pero la verdad es que no tenemos que dejarle toda la responsabilidad a Dios, por lo que definitivamente tenemos que hacer un análisis fitopatológico previo y saber a ciencia cierta en lo que nos vamos a meter”.

“Definitivamente esos tiempos ya se acabaron, hoy tenemos que monitorear constantemente para entender a fondo en qué lugar nos encontramos parados, quienes son nuestros principales enemigos y quiénes son nuestros aliados”.

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