Manejo biorracional

Los beneficios del manejo biorracional, muy diferente al convencional, apenas se están develando, pero no cabe duda su necesidad para mantener la producción sustentable, por esta generación y las subsecuentes. La transformación del manejo de plagas y enfermedades a uno biorracional puede tomar muchas formas y variará según las condiciones propias del productor.

Ahora bien, aunque las investigaciones produzcan conclusiones muy alentadoras y esclarecedoras, estos avances científicos no implican automáticamente que se pueda facilitar una transición sencilla de un manejo químico a uno biorracional dentro del campo productivo.

Los primeros pasos, como lo describe la ponencia del Ing. Mauricio Navarro García, consisten en el análisis del suelo y la evaluación de terrenos para determinar qué productos biológicos se deben aplicar y cuándo sería el momento oportuno para esta estrategia preventiva y sustentable.

Por su parte Esteban Macías, coordinador de protección de Grupo U, en Cortázar Guanajuato, ha estado trabajando con productos biorracionales, especialmente de control biológico, por cerca de dos décadas, pero enfatiza que sigue aprendiendo y que queda mucho más por descubrir.

Como productores de cultivos como lechuga, apio, maíz y tomate, Macías y el equipo de trabajo del Grupo, han tenido experiencia tanto en convencional como en orgánico. En ambos tipos de producción, ha favorecido la implementación de los productos biológicos y con técnicas que no dependen totalmente de las aplicaciones químicas, “lo primero que nos motivó fue que la producción convencional estaba cargada de químicos, y no necesariamente daba los mejores resultados”.

Antes de obtener los resultados deseados, como todos los productores que quieren emprender un manejo biorracional, a Macías y su equipo les tocó elaborar el arduo proceso de la evaluación, “a la hora de buscar alternativas biológicas, uno encuentra un sinfín de productos disponibles, pero hay que estar alerta en cuanto a la variación en calidad y confiabilidad de estos productos, además, saber cuáles de estos productos tendrán un buen desempeño en el terreno es otro aspecto complicado de evaluación, pero a la vez no se puede quitar este elemento de la ecuación”.

Por lo tanto, Macías urge a los interesados que empiecen a leer, estudiar y familiarizarse con las numerosas investigaciones que se están realizando en las universidades agrónomas del país en cuanto a aplicaciones de productos biológicos.

Una vez concluida la evaluación, algunas de las soluciones que Macías y su equipo han implementado incluyen un consorcio de bacterias para las raíces, el hongo Trichoderma, extractos vegetales como el de chile de árbol, derivados de hongos, otros promotores de fertilidad biológica y mucha composta. Tal vez su éxito más impresionante en la implementación de estos productos fue el aislamiento de las cepas de Trichoderma en su suelo para después poder reproducirlas en un laboratorio.

Resumiendo su estrategia de manejo biorracional, comenta que tales técnicas “se convierten en un paquete de manejo, que en su conjunto con la dosis correcta en el momento adecuado, puede rendir la calidad que todos deseamos”.

Aunque el manejo biorracional no siempre quede muy claro en su implementación, para Macías, los esfuerzos valen la pena; admite que puede dejar más preguntas que respuestas, pero esta clase de innovación e ímpetu para encontrar alternativas sustentables debe ser parte del legado de la actual generación de productores.

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