Raíces del éxito

Forjar buenas raíces, es el comienzo del éxito dentro de un sistema productivo comercial de hortalizas, permitiendo así un apropiado inicio de temporada basado en el vigor y el tamaño de la plántula que se usara en la plantación, base de una futura y fructífera cosecha, lo que directamente depende de la combinación de diferentes condiciones, como lo es el tipo de semilla seleccionada, la clase de sustrato, la desinfección y preparación de la charola de siembra, los protocolos de inocuidad, los programas nutricionales y de riego, y en general de un manejo agronómico integral que englobe cada una de las variables inherentes para la expresión de las mejores cualidades del material vegetativo, teniendo en cuenta que el semillero o plantero es donde empieza la vida de las plantas, por lo que es ahí donde se deben aplicar las mayores medidas preventivas y de cuidado intensivo, para garantizar la sobrevivencia y buen crecimiento de las diminutas plántulas, brindando condiciones óptimas de luz, temperatura, fertilidad y humedad, a fin de lograr la mejor emergencia y desarrollo durante sus primeros procesos fisiológicos hasta que es trasplantada al terreno definitivo.

“Producir plántula, sembrando y germinando la semilla de la que surge una diminuta e insignificante planta la cual con los cuidados necesarios crece hasta el punto de darnos sus mejores frutos, sin duda para nosotros es una tarea realmente satisfactoria y apasionante, dimensionando sobre todo que es en estás primeras etapas de vida donde se crean las bases que consolidarán el desempeño exitoso en campo”; así lo compartió amablemente el Ingeniero Juan Martín Díaz Hernández asesor y representante técnico del Consejo Estatal de Productores de Chile del Estado del Aguascalientes, liderado a su vez por el Ingeniero Erilio Sutti Marín, destacada organización que presta diferentes servicios entre ellos la producción de plántula, así como la deshidratación de chile mediante secadora solar, empaque de chiles secos y molienda para obtención de chile en polvo, además de contar con maquinaria especifica para beneficiar semilla lo que mejora y garantiza su germinación.

“Nuestros invernaderos están ubicados en suelos pertenecientes al Ejido San Rafael del municipio de Rincón de Romos, en el Estado de Aguascalientes, contando así con 6 naves, 5 de ellas de 1,000 metros cuadrados y otra de 600 metros cuadrados, lo que nos da una capacidad de albergar un total de aproximadamente 19,200 charolas de poliestireno expandido de 338 cavidades, cantidad que podría cubrir una superficie de alrededor de las 180 a las 190 hectáreas; en cada invernadero tenemos poco más de un millón cien mil plantas siendo que caben cerca de 3500 charolas. Hay dos tamaños diferentes de invernaderos, unos un poco más altos, utilizados con un doble propósito, que es tanto para la producción de plántula, así como para la plantación, desarrollo y cosecha del cultivo, y otros un poco más bajos, que se emplean específicamente para la producción de plántula”.

“Aquí contamos con un sistema de riego flotante para aspersión semiautomática, el cual tiene sus aguilones y diversas boquillas. Bajo este tipo de tecnología manejamos la producción de prácticamente todo tipo de planta, y aunque por el momento tenemos en su mayoría chile de diferentes tipos y variedades siendo que nos encontramos en su temporada alta, ya que esta ha pasado continuamos con la producción de plántula de brócoli, coliflor, lechuga, repollo, tomatillo, jitomate, pepino, cebolla, y en general todo lo que el productor nos trae a germinar”.

“El primer proceso que realizamos para la producción de plántula, es precisamente el lavado de charolas, para lo cual contamos con una maquina lavadora, dando así hasta cuatro lavadas por charola con agua limpia; de ahí realizamos su desinfección sumergiendo la charola dentro de una tina con agua y cloro, y otra con sales cuaternarias, es decir, después de que se lavo la charola con agua se deja reposar, y de 2 a 3 días antes de la siembra vamos sumergiendo de 3 a 4 charolas dentro de una solución con cloro al 10%, dejándolas dentro hasta que sale la ultima burbuja de los orificios de la charola para asegurarnos así de que este perfectamente clorada, posteriormente se elabora otra solución a razón de 3.5 mililitros por litro de agua de sales cuaternarias, realizando ahí la misma inmersión de las charolas, con lo que garantizamos su completa desinfección”.

“Una vez que la charola se sanitizó y está seca, la pasamos al área de llenado y siembra, donde tenemos una revolvedora que mezcla y homogeniza bien el sustrato, utilizando por lo general el TS1 de Klasmann, revolviéndolo así con un poco de agua y otra parte de Interguzan, fungicida que previene enfermedades ocasionadas por hongos; preparado esto, ahora si se procede al llenado de la charola de forma automatizada mediante maquinaria especializada”.

“Ya con la charola llena de sustrato, sigue el proceso que llamamos cepillado, el cual consiste en pasar por encima de la charola un tipo de rodillo que tiene ciertos bordes que ayudan a dar profundidad creando el orificio en el sustrato que es donde se depositara la semilla; posteriormente, ahora si pasa a lo que es la siembra de la charola, la cual realizamos mediante una sembradora semiautomática de vacío, que cuenta con diferentes platos que se utilizan dependiendo del tipo de semilla que se vaya a sembrar, entonces esta máquina a través del plato succiona la semilla, se coloca sobre la charola y se corta la succión dejando caer así cada semilla en cada orificio o cavidad de la charola. Manejamos tanto materiales híbridos así como criollos, que al momento de su siembra estos difieren solamente porque en el híbrido se deposita una sola semilla y en los criollos generalmente van 2 semillas por cavidad, aunque hay quienes nos piden de una sola semilla cuando están muy seguros de la calidad de ésta y de que su porcentaje de germinación sea el adecuado, pero incluso también hay quienes nos piden hasta de 3 semillas por cavidad, dependiendo esto directamente de la decisión del productor, nosotros solamente nos encargamos de sembrarla, germinarla y cuidarla apropiadamente”.  

“Después de la siembra, la siguiente labor que realizamos es la inspección o supervisión para asegurarnos que la charola este perfectamente sembrada, por lo que donde vemos que por algo no hay semilla colocamos una, o donde se ve que hay semillas de más, se retira, esto de forma manual a través del personal, tarea que nosotros llamamos raleo o reacomodo de semilla”.

“Una vez depositada la semilla correctamente, se procede a su cubrimiento, lo cual realizamos con un material muy ligero llamado Vermiculita, empleando también fibra de coco, y en algunas ocasiones realizamos una mezcla de perlita con sustrato tratando de evitar que haya compactación y así la semilla o la planta no tenga ningún problema en emerger”.

“Ya que hemos tapado la semilla, seguimos con lo que es el riego, y ya que esta regada cada cavidad, paletizamos tarimas con 150 charolas, es decir, que se riegan las charolas y se van acomodando sobre una tarima para posteriormente ser emplayadas o envueltas en un tipo de plástico trasparente, esto dado que nuestra cámara de germinación aun no esta concluida, ya que si estuviese terminada podríamos meter humedad constante de 90%, por ello en este caso que aun no esta al cien por ciento optamos por emplayar las charolas para que no pierdan la humedad y la germinación sea favorable”.

“De esa forma llevamos y metemos las charolas emplayadas y acomodadas en tarimas a la cámara de germinación, y aunque no esta completamente terminada como lo comentaba, si nos da las condiciones necesarias para germinar las plantas, siendo que cuando bajan las temperaturas prendemos los calentones manteniendo con ello un ambiente de 18 a 22 grados centígrados, lo que nos ha dado buenos resultados; ya dependiendo de la especie es el tiempo que tarda en germinar, que puede ser desde 48 horas hasta 22 días, pero por lo general el chile germina de 10 a 12 días, tomatillos y jitomates de 4 a 5 días, brócoli 3 días y napa 48 horas. Aquí, nosotros recibimos desde quien venga a solicitar desde una charola hasta todo un invernadero completo, y últimamente, por ejemplo, contamos con algunas pruebas de apio”.

“Una vez que pasa el tiempo mencionado dentro de la cámara de germinación, comenzamos a destapar las charolas para empezar a revisar si ya esta germinando la semilla o si ya va emergiendo la planta, y si en ese muestreo vemos que efectivamente ya va saliendo la plantita, entonces si ya iniciamos a sacar las charolas de la cámara de germinación para pasarlas al invernadero donde se van extendiendo para posteriormente aplicarles el riego. Por ejemplo, para lo que es el chile, todo el proceso, desde que sembramos la semilla hasta que la planta ya esta lista para entregarse dura aproximadamente 60 días”.

“Las condiciones cambian una vez que las charolas pasan de la cámara de germinación al invernadero, ya que como lo mencione, cuando vemos que está a punto de emerger la sacamos de la cámara y la pasamos al invernadero para que haga su emergencia completa, y para este caso del chile, como nosotros realizamos el ciclo de producción de la plántula en invierno, en los meses de diciembre, enero y febrero, que son tiempos de bastante frío, hacemos uso de un sistema de calefacción por gas, para evitar problemas o daños por bajas temperaturas ocasionadas por heladas, y generalmente prendemos dicha calefacción conforme vaya estando el clima, por ejemplo si vemos que habrá una noche fría a partir de las 11 pm a las 12 am, configuramos los calentones para que enciendan cuando la temperatura llegue a los 8 grados centígrados, y si vemos que estará un poco más relajado, que no habrá bajadas muy bruscas de temperatura, podemos permitir que los calentones enciendan hasta un nivel de 5 grados centígrados; con esto quiero decir que vamos trabajando conforme a un monitoreo diario de las condiciones climáticas, así como en la cuestión del riego para determinar aplicaciones necesarias. Aunque ya por las fechas en que estamos no ha sido necesario prender los calentones lo que ha reducido el gasto de gas, ya que las temperaturas en esta región han empezado a elevarse, por lo que incluso dejamos las ventanas abiertas para que refresque más dentro del invernadero”.

“Entonces tanto las bajas temperaturas como las altas pueden llegar a afectar, si por ejemplo, dentro del invernadero las temperaturas alcanzan los 45 grados centígrados la planta deja de trabajar, cierra sus estomas y se detiene por completo, por ello tratamos siempre de que no sobrepase los 35 grados centígrados, la cual es una temperatura alta pero hasta cierto punto adecuada, aunque el óptimo y que es la temperatura en la que mayor parte del tiempo se encuentra es alrededor de los 26 a los 28 grados centígrados. Cuando se da el caso que las temperaturas se elevan mantenemos las ventanas arriba para que circule el aire y realizamos un sombreado en la parte superior del plástico de los invernaderos mediante la aplicación de un poco de pintura; aquí cabe mencionar que hay una cierta característica natural de la planta, y es que cuando esta llega a cierto tamaño realiza una regulación de la temperatura a través de su misma transpiración, viéndolo sobre todo al saber que no es la misma entrar a un invernadero sin plántula y que le esta pegando el sol directamente, a otro donde si hay planta que esta realizando su proceso de transpiración y que se le está metiendo regularmente humedad”.

“Aunque sin duda uno de los mayores riesgos que corremos en esta labor de la producción de plántula, son las heladas, sobre todo en la época en la que hacemos los chiles, siendo que a pesar de que tengamos los sistemas de calefacción hay un limite natural permisible; por ejemplo, hace años recuerdo nos llegó una helada de -8 grados centígrados, y en aquel entonces la verdad es que si nos la vimos muy complicada, incluso tuvimos que tomar ciertas medidas de manejo con humos y poner algunos calentones externos. Por ello para mi el tema del frío es muy preocupante, más que enfermedades o plagas que de cierta forma se pueden llegar a controlar, pero una helada extrema difícilmente se controla; y otro problema que también tenemos son los fuertes vientos por lo regular en los meses de febrero y marzo, ya que nos llega a volar los plásticos, y tenemos que repararlos rápidamente, teniendo que volver a fumigar y sanitizar el invernadero”.

Para finalizar, el Ing. Martín Díaz agregó; “el producir planta es una tarea que realmente nos llena de satisfacción, pero a la vez representa una gran responsabilidad, siendo que el productor viene y deposita toda su confianza en nosotros al dejarnos su semilla, mientras él se va a realizar el trabajo de campo necesario para recibir en las mejores condiciones posibles a esa nueva planta, preparar la tierra, acolchar, fertilizar, etc., y si por alguna razón nosotros le llegáramos a decir que no estará lista la plántula en el tiempo planeado o programado, eso representaría algo muy delicado y complicado para él, por lo que definitivamente es un tema que implica un gran compromiso, pero con el mayor esfuerzo y dedicación es posible sacarlo adelante siendo realmente grato cuando el agricultor nos comparte que le esta hiendo muy bien en su cosecha”.

Espera la 2ª parte de este reportaje, en próximas ediciones…

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Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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