Fructífera alternativa productiva

Desde hace décadas, una mayor conciencia ambiental y nutricional, enfocada a moderar y estabilizar la presión sobre los recursos naturales, económicos y humanos, así como a mejorar los índices de salud del consumidor, ha sido la coyuntura principal que ha llevado a la industria alimenticia nacional e internacional a una constante y ascendente demanda y utilización de ingredientes más sanos y sustentables, en esa línea, el aceite de girasol alto oleico es un referente actual de dicho incremento en su requerimiento, al ser uno de los más saludables para el consumo dado su alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados siendo así menos susceptible a cambios oxidativos durante la refinación, el almacenaje y las frituras, por lo que su mercado y su producción primaria en campo han sido objeto de un fuerte impulso en varios estados del país, posicionándolo así como un cultivo alterno de significativo valor y beneficio para el productor.

Además de su alta demanda, la integración de esta oleaginosa a los diferentes esquemas productivos del agricultor, es debido a que representa una eficiente opción de reconversión, que intenta romper con la práctica del monocultivo, la cual va en detrimento tanto de los suelos como de la misma productividad al generar problemas con plagas y enfermedades, entre otros. Por su sistema radicular profundo y las sustancias que secreta, está considerada como una planta que mejora la estructura de la superficie, por tanto, promueve un óptimo desarrollo en el cultivo subsecuente; asimismo su raíz pivotante de gran crecimiento le da un bajo consumo de agua y le otorga la capacidad para poder extraerla de zonas más bajas, dándole con ello gran resistencia al estrés hídrico, característica que a su vez disminuye el consumo de fertilizantes o nutrientes dada su gran capacidad de exploración subterránea, lo que directa y positivamente impacta en los costos de producción.

Cabe reconocer que aunque dichas ventajas han sido un motivo importante de evolución, el cual asegura la producción con la expresión de considerables rendimientos y otorga certidumbre en la comercialización, la complejidad al entrar en una condición de riesgo representada por el temor natural a lo desconocido, a cambiar los cultivos tradicionales por uno del que poco se sabe, fue una de las principales limitantes en el inicio del programa productivo de girasol en el estado, sin embargo, poco a poco se ha ido superando dicha resistencia en base a la necesidad y el deseo por encontrar opciones claras y rentables en la agricultura, mediante el enfoque de estrategias que abonan a un buen equilibrio gracias a una conveniente rotación, con mecanismos que permiten estimar el nivel de riesgos, determinar la capacidad de trabajo, fijar los costos de producción y definir el precio comercial del producto; por lo que hoy después de varios años de esfuerzo y dedicación se ha logrado articular una robusta y efectiva red de valor que posiciona a dicho cultivo como una valiosa alternativa de diversificación para el campo, dinámica en la que interactúan con decisión e inteligencia sus diferentes figuras de cambio como técnicos, investigadores, instituciones públicas y privadas, proveedores, comercializadores e industrializadores, quienes de la mano del eslabón principal, que es el productor, han colocado a Zacatecas como símbolo de liderazgo productivo de la oleaginosa a nivel nacional.

“Trazar las bases para un campo más moderno y competitivo, a través del desarrollo de una útil conversión productiva asociada a un confiable acceso a nuevos mercados, y sustentada mediante el abanico de oportunidades y ventajas competitivas que conlleva el cultivo de girasol, es la razón por la cual como técnicos nos dimos a la tarea de convertirnos en el eslabón que une la demanda de la industria aceitera, con la oferta que el agricultor está generando con la producción en campo, además de desempeñarnos en una interacción constante tanto con organismos del ámbito público como privado, bajo el fin de diseñar y operar estrategias de asistencia que promuevan un correcto sistema de rotación o diversificación, el cual mitigue el desgaste de recursos y maximice la productividad y competitividad del sector”; así lo compartió el Director General de Grupo Agrocime, Juan Manuel Martínez García.

“Es digno de recordar que con la siembra de 300 hectáreas hace alrededor de 8 años, se dio inicio al programa productivo de girasol alto oleico en Zacatecas, del cual somos satisfactoriamente pioneros, y que hoy en día con fortuna y con el esfuerzo de muchos se ha consolidado como una valiosa opción que paulatinamente ha ido incrementando en superficie y rendimiento, posicionando con ello a la entidad como la principal productora del país; destacado crecimiento en los principales indicadores de este cultivo, que dan la pauta para que a través del respaldo de importantes instituciones se desarrollen y articulen exitosos modelos de negocio en agricultura por contrato, ambiciosos esquemas que actualmente son de beneficio para un gran grupo de productores, parámetros que sin duda alguna nos motivan para seguir trabajando en conjunto, sin bajar las miras y siempre cuidando cada uno de los puntos críticos que pudiesen llegar a representar una amenaza para ésta cadena productiva, teniendo en mente las causas de fondo que generaron esta transformación como sustento para una mejora dinámica y continua”.

Con la intención de valorar planteamientos como las densidades de población, fechas de siembra, manejo de suelo y agua, nutrición vegetal, controles sanitarios, cosecha y comercialización, además de la comparación y evaluación de 6 híbridos, entre otros componentes en observación, se estableció en una superficie de 2.5 hectáreas el sugestivo e interesante módulo de validación de girasol alto oleico dentro del reciente ciclo agrícola , parcela de innovación implantada en terrenos de producción comercial del Sr. Antonio Ortiz Becerra, unidad situada próxima a la localidad de Francisco E. García (Los Rancheros), del municipio de Guadalupe, Zacatecas, a cargo de la Ing. Beatriz Adriana Martínez, técnico auxiliar del área agrícola de Grupo Agrocime, y responsable del sondeo y seguimiento de dicho ensayo generador de  preciada información a través de la cual se trata de dimensionar el impacto ambiental, social y económico que dicho cultivo confiere al productor y a cada uno de los eslabones que confluyen dentro de su entorno, por lo que amablemente compartió parte de los parámetros aplicados y obtenidos en tal estudio, precisando así que; “acorde a la idea de probar una serie de híbridos, tanto precoces como tardíos, se diseñó un esquema de siembra experimental que refleje las características peculiares de cada variedad así como cada una de las condiciones con las que interactúa, obteniendo con ello señales que corroboren su adaptabilidad a los sistemas productivos y a las propiedades naturales particulares de la región”.

“La vitrina de materiales sembrados en esta parcela con fines tanto comerciales como de investigación, consta de 6 híbridos de girasol, desde el más precoz hasta el más tardío, desarrollados por la compañía semillera Nuseed; en los de período más corto tenemos a Cobalt y a Daytona; por otra parte los de ciclo intermedio son variedades que aún no han sido liberadas, por lo que apenas están siendo probadas como el N4H4M411 y el N4HM354; y finalmente dentro del segmento de tardíos o de ciclo largo, más enfocado para la parte de riego, contamos con el nuevo N4HP470 el cual está siendo prácticamente comparado con el conocido girasol Sierra; todo ello con el fin de evaluar y determinar con precisión cuales materiales son los que mejor funcionan en la zona, definiendo aspectos como rendimiento y mayor desarrollo fenológico, entre otros atributos”.

“De los girasoles precoces más o menos estimamos de 1 a 1.5 toneladas de semilla por hectárea en condiciones de temporal, y cerca de las 3 toneladas en riego. Para los de ciclo más tardío regularmente hemos sacado hasta 3.5 toneladas por hectárea con un buen programa de riego básicamente”.

“La siembra de estos híbridos fue establecida el día 26 de mayo de 2018; para temporal se recomienda la disposición de 3 a 4 semillas por metro y para riego de 4 a 5 semillas, esto con la intención de que el capítulo, que es la parte floral del girasol, crezca lo más posible, ya que si se siembra a muy corta distancia tiende a ser más pequeño, espaciamiento que más o menos nos dan una densidad de población de 50 mil plantas por hectárea. Partiendo de dicha fecha de siembra, las variedades de ciclo precoz se cosecharon a finales de septiembre, las intermedias en noviembre, y las de ciclo tardío más o menos para principios de diciembre se estarán trillando”.

“Dado que esta parécela viene de la producción de ajo, aunado a que el girasol no es un cultivo que demande de muchos nutrientes, prácticamente se optó por no fertilizar, por lo que de cierto modo es una siembra orgánica ya que además no tiene herbicidas ni ningún otro agroquímico; básicamente se realizó la preparación de terreno convencional, se sembró y se realizaron 2 cultivadas, una a los 30 días después de la siembra y la segunda a los 10 días de la primera, esto a grandes rasgos son todas las labores que se realizaron”.

“La idea inicial era el establecimiento del cultivo bajo la modalidad de temporal, pero observamos que el temporal no fue tan favorable en esta región, por lo que al ser una siembra temprana decidimos mejor realizarla en tierra venida, es decir, el productor regó y posteriormente una vez que el suelo dio piso y con las condiciones óptimas de humedad se sembró; de ahí únicamente se le dio un riego de auxilio, y todo lo demás ha sido de temporal”.

“Algunos de los factores que han favorecido al desarrollo de este cultivo en Zacatecas, son las generosas condiciones ambientales apropiadas para este tipo de planta, con un clima relativamente seco de baja humedad, y aun cuando no es sensible al fotoperiodo, si responde a las condiciones de luz que se tienen en la entidad; además la altitud y el tipo de suelo son favorables, ya que hasta cierto punto tiene un pH adecuado de entre el 6.5 y 7.5, asimismo uno de los puntos importantes es la germinación, y en este tipo de superficie que es un tanto cuanto medio arenosa, por el desgaste que se tiene, el girasol emerge con mayor facilidad. Además al ser una región frijolera, la incidencia de plagas y enfermedades estaban bastante arraigadas por el monocultivo, así como una fuerte compactación del terreno, barreras que poco a poco se han ido rompiendo con la llamada reconversión cambiando de la leguminosa a girasol, el cual como se ha dicho por su profunda raíz pivotante es capaz de atravesar la capa arable formada después de mucho tiempo de haber sembrado frijol, y llegar a zonas donde puede extraer agua con mayor facilidad; estos elementos son algunos de los que han ayudado a que el cultivo de la oleaginosa se haya adaptado bien en la entidad”.

“Aunado a ello ha sido un cultivo muy simple y realmente de baja inversión; en temporal hemos sacado análisis que arrojan costos de hasta $2,300 pesos por hectárea, y si esto lo equiparamos con el valor comercial por tonelada que está en alrededor de $6,700 pesos, con un rendimiento mínimo de 500 kilos por hectárea ya se alcanzan a cubrir los gastos y queda algo de utilidad, por lo que sin duda alguna nos atrevemos a decir, que el girasol es sobre todo un negocio rentable para el agricultor”.

Para terminar, la Ing. Beatriz Martínez concluyó; “finalmente es el propio productor quién tiene la decisión de que sembrar y que no, sin embargo la opción esta puesta sobre la mesa, entendiendo y reconociendo que la producción de girasol nunca ha tratado ni tratará de desplazar a ningún otro cultivo, más bien representa una meritoria alternativa para una conveniente sinergia que permita dar una apropiada rotación a las tierras, y pueda llegar a garantizar una importante fuente de recursos mediante una mayor certidumbre en la comercialización del producto”.

Por su parte, el productor cooperante de la parcela de ensayo, Antonio Ortiz Becerra, con la intención de reforzar el intercambio de experiencias añadió; “en términos generales, la agricultura en su apartado productivo ha ido poco a poco mejorando, donde no es tan claro el avance es en la situación de la rentabilidad, ya que los costos de producción cada día son más altos y el precio de nuestros productos es muy inestable, no obstante, el cultivo de girasol nos ha dado una opción para un buen equilibrio comercial y mayores beneficios en la cuestión de mejoramiento de suelos, por lo que paulatinamente, a través de 4 años que llevamos sembrando dicha oleaginosa, hemos ido incrementado su superficie, empezamos con 3 hectáreas, después 8, el tercer año aumentamos a 50, y hoy en el más reciente ciclo sembramos cerca de 60 hectáreas de girasol, entre las que se encuentran las 2.5 hectáreas del módulo de validación”.

“En el aspecto de campo, podemos decir que es un cultivo muy rustico, el cual para su manejo no requiere de nada extraordinario o diferente a lo que se utiliza comúnmente en siembras como frijol o maíz, prácticamente son las mismas sembradoras, solo con ciertas adecuaciones y mejor calibración, la misma preparación de suelo, surcado y dos escardas; presentándose algo de diferencia únicamente en la trilla, lo cual se ha ido regulando satisfactoriamente con el acceso a cabezales exclusivos para girasol, los cuales son de fácil adaptación a cualquier trilladora conocida”.

“Nosotros estamos sembrando el girasol con una surquería de 82 centímetros. Lo que es la variedad Sierra, aquí en esta zona nos ha llegado a dar hasta 3.5 toneladas en riego; Cobalt y Daytona nos han rendido de 1.5 a 2 toneladas de semilla por hectárea en condiciones de temporal”.

“Aparte del daño que puedan causar los pájaros antes de la cosecha, hemos observado que prácticamente no tiene plagas de consideración; además es un cultivo muy resistente a la sequía, ayuda en la recuperación del suelo, ya que el girasol funciona prácticamente como un cincel dado que su raíz llega a crecer cerca de 1.5 metros, por lo que afloja los terrenos compactados y les da una mejor estructura. Pero sobre todo la principal ventaja que podemos ver, es que la comercialización no es tan complicada como en otros cultivos, factor que nos motiva a entrarle y a seguirle, ya que si es poco o mucho ya lo tenemos vendido, siempre y cuando se mantenga la calidad requerida, condición donde entra la capacidad de cada quien y las ganas de desempeñarnos lo mejor posible”.

Para finalizar, el Sr. Ortiz Becerra enfatizó; “en conclusión podemos señalar que el girasol es un cultivo rentable y sustentable dado que da la posibilidad de rotación, y al moler o reintegrar la parte vegetativa que queda una vez que el capítulo es cosechado, se aumenta la cantidad de materia orgánica disponible en el suelo”.

“Tenemos que perder el miedo a la innovación, a realizar cosas nuevas, en base a ello la recomendación es probar con la siembra de girasol, más que nada porque no se desembolsa  mucho dinero dado sus bajos costos de producción y nos puede llegar a dar buenos rendimientos con poco trabajo e inversión, lo que al final del día se traduce en mayor competitividad para el productor”.

En definitiva el girasol alto oleico es un cultivo que se ha venido desarrollando favorablemente día con día en la región, al grado de representar actualmente una potencial alternativa de producción con importantes ventanas de oportunidad comercial.

Una gran y creciente demanda, así como un considerable potencial en superficie y capacidades tecnológicas de producción, posicionan al cultivo de girasol como un negocio rentable, competitivo y sustentable para el productor.

Espera la 2ª parte de este valioso reportaje, donde se dará continuidad al tema productivo de dicha oleaginosa, en próximas ediciones… 

 

 

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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