Clave para mejorar la producción ganadera 2ª parte

La diversificación forrajera, como se definió en la primera parte de este reportaje, es una alternativa útil para rotar cultivos tradicionales como maíz o avena, integrándose correctamente a las condiciones de los diferentes sistemas de alimentación del ganado para obtener mejores parámetros de calidad y cantidad de derivados propios como la leche y la carne, además, es un tema bastante amplio con un extenso abanico de información, razón por la cual se da seguimiento al desarrollo del contenido, en esta su segunda entrega, a través del amable intercambio de experiencia vertido por el Ing. Erick Marcos Ortega Valdez, agricultor y ganadero, quien en el pasado ciclo sembró diversas vitrinas de innovación, promovidas y asistidas por el Programa Crédito Ganadero a la Palabra de la SADER dentro de su componente de complementos alimenticios, bajo una superficie de poco más de 4 hectáreas con cultivos como triticale, girasol, rábano, sorgo, canola y 11 diferentes variedades de maíz, todos ellos destinados a la producción de forraje para la alimentación del ganado, módulos productivos establecidos en las privilegiadas tierras de la sierra templada subhúmeda del municipio de Monte Escobedo, Zacatecas, quien a grandes rasgos recalcó la necesidad de perder el miedo al cambio, dado que sería ilógico esperar resultados diferentes si se sigue sembrando y cultivando igual que hace décadas, idea por la que se ha dado a la tarea de evaluar nuevos cultivos que puedan adaptarse satisfactoriamente a las condiciones de su región.

“El agricultor que no aplique en tiempo y forma los insumos estará perdiendo, por ello, si queremos crecer y ser eficientes tenemos que meternos a fondo en el campo, dado que la condición natural de la agricultura le asigna espacios o periodos precisos, más aún bajo esquemas de temporal como los nuestros, que requieren de una mayor exactitud en la aplicación de componentes como los fertilizantes, las fechas de siembra, el control de malezas, plagas y enfermedades, entre otros, los cuales definitivamente tienen su momento en base a un sinfín de variables que como productores debemos de dominar para poder tomar ese tipo de decisiones más específicas, dejando así de basarnos en ocurrencias, sino en lo que realmente la planta, el suelo, el clima y el entorno en general indican, de lo contrario, si seguimos haciendo aplicaciones al tanteo o fuera de la etapa indicada, vamos a continuar desperdiciando los recursos y perdiendo económicamente”; así lo señaló el Ing. Ortega Valdez.

“La gran mayoría de actividades que realiza el productor implican un desembolso de recursos, pero también hay otras labores que requieren simplemente de una buena planeación, conociendo el efecto que pueden llegar a tener y enfocarlas a mejorar el desempeño; como por ejemplo es el caso de la profundidad de siembra, donde muchas veces no hay ese cuidado de que tan abajo estamos colocando la semilla, algo que tendría que ser un punto muy estricto, pero realmente cuando vamos a campo, como empezamos a sembrar así mismo terminamos sin siquiera fijarnos o estar al pendiente de como es que vamos haciendo el trabajo, situación por la que andamos sembrando a 8 o 9 centímetros y a veces hasta mayor profundidad, razón que obviamente dificulta que las plantas germinen o nazcan, para después echarle la culpa a la semilla de que esta no servía, cosa que se puede evitar desde un principio siendo más consientes y que para nada implica un recurso adicional, sino solo una mayor coordinación y atención”.

Para finalizar, el Ing. Erick Marcos Ortega añadió; “algo que pudimos observar con la integración de estos nuevos cultivos, sobre todo en el caso del triticale, es su adaptación al clima templado en esta parte de lo alto de la sierra, con mayor humedad y frío, además prácticamente no presentó problema hablando de plagas o enfermedades, por lo que no se aplicó ningún insecticida ni herbicida, la maleza la combatí culturalmente, elimine la primer nacencia, sembré, y el triticale rápidamente amacollo lo que no dejo que volviera a nacer la hierba, significativas ventajas que nos hacen pensar en esta especie como una verdadera alternativa que nos ayude a mejorar nuestra producción”.

“Tenemos que hacer una calendarización de nuestras actividades, cuando es cuando debemos muestrear, cuando debemos de encalar, cuando debemos de barbechar, rastrear, sembrar, aplicar los insumos, que no pase de cierto límite de etapa fenológica, lo que nos ayudaría mucho para una buena producción”.

 

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