Joya nutritiva

En los últimos años, el brócoli ha incrementado su consumo dadas sus características organolépticas y sus posibles beneficios para la salud ya que son una buena fuente de compuestos bioactivos, entre ellos destacan los glucosinolatos, metabolitos secundarios de las plantas que contienen azufre y nitrógeno en su estructura química y se encuentran casi exclusivamente en esta familia botánica; además, existen otras sustancias bioactivas como los compuestos fenólicos, entre ellos flavonoides, antocianos y ácidos fenólicos, así como los carotenos, vitaminas y ciertos elementos minerales.

A la par de sus beneficios nutraceúticos, hay que reconocer que en la actualidad la dinámica del comercio mundial, donde la única constante es el cambio, es necesario que los mercados se adapten a nuevas formas, prácticas y políticas comerciales; y de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) el mercado de frutas, verduras y hortalizas en fresco se ha convertido en uno de los más dinámicos dentro del sector agroalimentario mundial, esto debido, en parte, a la modificación en las prácticas de selección de productos por parte de los consumidores quienes buscan ciertas características estéticas, nutricionales e incluso las relacionadas con el proceso de producción, desde la selección de semilla hasta su transportación, esto ha provocado un crecimiento importante en este sector agroalimentario, pues si bien es cierto que el consumidor es más exigente, también es cierto que está dispuesto a pagar lo necesario por obtener comestibles frescos, limpios y, sobre todo, saludables, en ese sentido alimentos como el brócoli que son clasificados por la FAO como de alto contenido nutrimental, son productos con una alta demanda, pues contribuyen al cuidado de la salud humana a través de una dieta balanceada.

Cabe señalar, como marco de referencia e histórica, que, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1994, en México, se diversificó y amplió el sector hortofrutícola, así en 2016 representó el 8.7% de las exportaciones agroalimentarias, convirtiendo al país en uno de los principales exportadores de hortalizas frescas y congeladas hacia Estados Unidos; bajo tal escenario, el brócoli ha tenido un auge importante, siendo que en los últimos 30 años la superficie sembrada se incrementó a un ritmo de 13.8%, llegando a cultivarse en más de 30 mil hectáreas dentro de 17 estados de la república, entre los que destacan Guanajuato, Puebla, Michoacán, Jalisco, Sonora y Aguascalientes, consolidándose así en la actualidad como una agroindustria de gran pujanza.

“No obstante de tales indicadores, también es cierto que, en términos generales, el sector agrícola en nuestra región desde hace años que se encuentra en una profunda crisis, sobre todo porque si no va uno a la vanguardia en tecnología y no somos cada día más productivos y eficientes, nos vamos quedando rápidamente fuera del juego, podríamos compararlo metafóricamente con una criba, en donde el productor sin la capacidad de tecnificación necesaria está cayendo y desapareciendo, incrementándose así cada día el abandono de tierras, siendo que en esta zona agrícola existen alrededor de 63 unidades de riego de las cuales vemos que de un 10 a un 15% hoy están abandonadas dado que la agricultura está siendo incosteable, por ello la necesidad de encontrar un cultivo que en realidad nos reditué de tal manera que siga siendo conveniente trabajar la tierra”; así lo compartió amablemente Felipe Hernández Guerrero, ingeniero agrónomo de profesión y agricultor por vocación, descendiente de generaciones dedicadas al campo, quien lleva algunas décadas manejando y produciendo diferentes cultivos, dentro de la unidad de producción San Felipe ubicada en el Valle de las Arcinas o Pie Verde, perteneciente al municipio de Trancoso, Zacatecas, donde en el reciente ciclo cosechó una importante superficie de brócoli para su aprovechamiento y proceso por la industria alimenticia.

“Aquí prácticamente hemos probado de todo, frijol, maíz, chiles, lechugas, jitomate, zanahoria, incluso llegamos a establecer plántula de fresa para su comercialización a los estados de Guanajuato y Michoacán. Y tenemos alrededor de 5 años plantando brócoli dentro de esta propiedad que comprende aproximadamente 22 hectáreas de tierras cultivables, con temporadas en las que el total de la superficie llega a estar toda cubierta por esta planta en diferentes etapas de desarrollo, rotando en ocasiones con coliflor o zanahoria, dependiendo de lo que la demanda empresarial nos indique, dado que trabajamos bajo contrato con la congeladora de La Huerta, lo que de cierta forma nos concede un precio de garantía, que es algo también sumamente necesario en el campo, para que el agricultor tenga un poco más de certidumbre, ya que por lo general donde más se batalla es en la cosecha y comercialización, porque de repente no haya uno ni a quién venderle el producto ya hecho, y dentro de estos esquemas de negocio mínimo se tiene esa facilidad o garantía de que la compañía levantara la producción y sino es así de cierta manera nos bonifica, de otra forma es sumamente complicado y más tratándose de hortalizas frescas, siendo que es más probable que podamos almacenar o guardar por más tiempo un chile seco o una semilla de maíz, frijol o trigo, pero un perecedero como este es más difícil de conservar, por lo que definitivamente es un producto que inmediatamente después de la cosecha se tiene que estar distribuyendo para su consumo”.

“Cabe destacar, que este sin duda es un valle muy generoso, donde la temperatura por las noches baja y aporta ciertas horas frío necesarias para el desarrollo de algunos cultivos y por el día los grados se incrementan junto con el nivel de radiación lo que promueve un mayor desarrollo vegetativo, esta condición hace que todo lo que aquí se produce sea muy consistente y de primera calidad, incluso aquí nuestros vecinos elaboran los mejores vinos del país dadas las grandes cualidades de sus viñedos, y así como ello cualquier otra especie logra desarrollarse perfectamente, papas, ajos, etcétera, lo que definitivamente nos otorga una gran ventaja y fortaleza, aunque no por ello estamos exentos de problemas, y algo de lo que considero que más nos golpea aquí a nivel de campo es la presencia de la maleza, la cual sino la controlamos efectivamente nos puede llegar a afectar seriamente, y por muy sencillo que esto parezca la invasión por malas hierbas influye bastante en la producción, sobre todo teniendo en cuenta que al ser estos suelos tan prodigiosos como los hemos catalogado, también la propagación de la maleza se refuerza y se dispara, además de lo que son plagas y enfermedades, pero que hoy afortunadamente su manejo y control es conocido”.

“A grandes rasgos, para nosotros el brócoli es una alternativa más de producción comercial que nos ha traído buenos resultados dadas nuestras condiciones particulares. Y su manejo agronómico es prácticamente como cualquier otro cultivo hortícola, comienza con una buena preparación del terreno, lo que es lo normal u obligado, desde pasos con subsuelo, volteo, rastra, hasta darle a la tierra la consistencia idónea para llegar y establecer la plántula sin problemas, rayando, tirando la cintilla, mojando y trasplantando, algo bastante similar al chile, lechuga o repollo y en general a todo lo que sea trasplante, en realidad no es mucha la ciencia, y aunque el cultivo de esta hortaliza no es muy común por esta zona, el trabajo que implica para mí es de lo más normal”.

“Las plantaciones de brócoli en nuestra región prácticamente se pueden estar rotando todo el año, con trasplantes escalonados desde el mes de febrero hasta noviembre, tratando de evitar únicamente el mes de enero, que es cuando comúnmente baja más la temperatura, y si alguna helada demasiado fuerte ocurre cuando la planta está aún muy tierna con 15 o 20 días de plantación es probable que el hielo le ocasione daños; cabe precisar que este cultivo tiene un rango de maduración aproximado de 90 días de trasplante a cosecha. Además, es la empresa quien nos proporciona la plántula, aquí simplemente la establecemos, por lo que son ellos quienes nos van recomendando que tipos o variedades manejar, buscando sobre todo el satisfacer los requerimientos del mercado, el nivel de productividad, calidad y la rentabilidad tanto para nosotros como productores, así como para ellos como comercializadores e imagen ante el cliente o consumidor final”.

“El sistema productivo que implementamos es en camas de 1.20 a doble hilera con una cinta para el riego por goteo en la parte central, el espaciamiento de una planta a otra es recomendable dejarlo de 30 centímetros, con estas dimensiones el producto se ve beneficiado ya que cuenta con el abasto necesario de tierra, agua, aire y nutrientes, evitando con ello la competencia de recursos, mejorando así tanto el rendimiento como la calidad de la hortaliza. Más o menos es una densidad de 30 mil plantas por hectárea, que es lo indicado para poder alcanzar la meta que tiene La Huerta para ser competitivos, ya que como productores se nos paga por kilos, y si lamentablemente obtenemos 5 toneladas por hectárea ya no nos sería rentable, la empresa como quiera toma el producto, pero el agricultor estaría perdiendo, en ese sentido es donde uno se tiene que preocupar por desarrollar los paquetes tecnológicos y sistemas más eficientes, para producir más y con mejor calidad, con menos desgaste de recursos, y así a final de cuentas nos quede una mayor utilidad”.

“En cuanto a nutrición para un buen desarrollo de la planta y el fruto, el brócoli demanda como cualquier otra especie vegetal la aportación de elementos esenciales como el nitrógeno, fósforo y potasio además de microelementos. Por lo regular metemos 300 kilogramos de fertilizante por hectárea durante el ciclo, cierta cantidad solida o granular de base o fondo antes del trasplante, y lo demás mediante mezclas solubles a través del sistema de riego”.

“Otro punto importante, no solo en este sino en todos los cultivos, es el manejo eficiente del agua, por lo que nosotros tratamos de crear programas de riego flexibles y acordes a las condiciones reales del entorno, basados en el monitoreo constante del mayor numero de componentes que integran el sistema productivo, por lo que en nuestro caso estamos muy al pendiente de la lamina de humedad que la planta requiere, observando más que nada el estado del suelo y el nivel de agua presente, tratando de evitar con ello que el cultivo se estrese por falta o exceso del vital líquido. Por lo general podemos estar regando cada 8 días, por lapsos de 1 o 2 horas, obviamente dependiendo del clima, ya que, si por ejemplo nos ha llovido, el terreno mantiene un buen rango de humedad, por lo que no se necesita mucho regar, a menos que se ocupe meter fertilizantes, pero en sí no es un cultivo muy exigente de agua, aunque no por ello debemos de descuidar ese aspecto, habiendo momentos críticos como al cierre donde si nos falta el ultimo riego el fruto no nos llena correctamente, como pasa en los ajos, por eso es que en la agricultura no hay recetas exactas, todo depende de un sinfín de factores sobre los que cuenta mucho la experiencia, el conocimiento, el tacto y hasta la suerte de cada productor”.

“Dentro del tema sanitario del cultivo de brócoli, podemos decir que lo que más nos ataca es el gusano cabeza de diamante, también un tipo de pulga que daña un poco la hoja, pero su deterioro es mínimo en comparación al gusano, ya que este se mete en el tallo y ahí se nos puede echar a perder la hortaliza, convirtiéndose así en una perdida total del producto, esto en conjunto con lo que mencionaba de la fuerte invasión por malezas, yo creo que son los principales obstáculos de campo de esta hortaliza. Al respecto de las estrategias que empleamos para el control de estas plagas e impedimentos, hay que subrayar que esta unidad productiva se desempeña bajo un reglamento de buenas prácticas agrícolas al ser una área certificada, por lo que no podemos meter ningún tipo de herbicidas e insecticidas sintéticos, todo tiene que ser prácticamente manual a través de personal y algo mediante el uso de ciertos productos casi orgánicos, sin residuos, porque al momento de inspeccionar el producto y, se encuentre algo indebido en él, automáticamente se desecha, además de poner en riesgo nuestro acceso a este tipo de agroindustrias, las cuales obviamente también están regidas bajo estrictas normas de calidad e inocuidad con rigurosos protocolos de gestión tanto nacionales como internacionales, dado que sus mayores volúmenes de comercialización se destinan a la exportación lógicamente para consumo humano”.

“El trabajar bajo esa normatividad, como productor nos implica un cambio de mentalidad para una mayor precisión y organización, logrando con ello implementar acciones especificas de cuidado al producto, al suelo, al agua, al personal, a la fauna y en general al agroecosistema, como es la utilización de baños portátiles en las parcelas de producción, con agua y jabón suficiente para que la gente se lave las manos perfectamente, además de usar cofias para el pelo, guantes y botas de hule, también manejamos lo que son las áreas de comedores para la ingesta alimenticia y el correcto manejo de residuos que de dicha actividad se producen. Viene un inspector 2 veces al año, para checar el terreno, que este limpio, no haya basura en lo posible ni malezas, así como para revisar que el pozo este en perfectas condiciones, realizando también análisis de agua para asegurar que no esté contaminada con algún elemento extraño, entre otros reglamentarios ejercicios de verificación”.

Para concluir con esta primera parte del reportaje, el Ing. Hernández Guerrero agregó; “aunque este tipo de manejos implican una mayor inversión y tiempo, son sistemas que valen la pena conocerlos e implementarlos, primero porque estamos protegiendo nuestros recursos naturales y segundo porque estamos produciendo alimentos de alta calidad y sanidad para nuestras familias, con el incentivo de que esta manera de hacerlo se puede convertir en un negocio exitoso para todos, siempre y cuando nos apeguemos a las condiciones que nos marca la industria agroalimentaria, sin las cuales simplemente no pasaríamos la prueba y no podríamos ingresar dentro de ese segmento del mercado, por lo que en lo personal creo que es una buena cultura que se necesita fomentar en el agricultor para tener un poco más de responsabilidad productiva, y avanzar así al siguiente nivel de conocimiento y aprendizaje, entendiendo sobre todo la tendencia mundial hacia una mayor seguridad, reconociendo con ello que esta puerta es la que nos abre el camino para transitar hacia la agricultura del futuro”.Espera la 2ª parte de este interesante reportaje productivo, en próximas edicione

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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