Fértiles rasgos de innovación

Hablar de la producción de ajo en la región, es enunciar todo un bagaje histórico moldeado a través de décadas de trabajo por hombres y mujeres de campo, quienes con esfuerzo han ido estableciendo las bases para la obtención de un mejor producto, impulsados sobre todo por la gran necesidad de irse adaptando a los incesantes cambios que la demanda comercial impone, buscando con ello una mayor rentabilidad y competitividad, entendiendo que su continuidad depende de una constante innovación, donde no existe una sola forma de hacer las cosas y mucho menos una forma perfecta de hacerlo, ya que dada la naturaleza enigmática del ajo su calidad se determina en campo conforme a un sinfín de condiciones, por lo que integrar la mejora continua y la introducción de nuevas técnicas o metodologías de cultivo son fundamentales para no quedarse rezagados dentro del mercado, circunstancias que paulatinamente lo han llevado a mayores niveles de especialización dentro del ámbito genético con el desarrollo de variedades de mayor adaptación, potencial de rendimiento, precocidad y cualidades organolépticas deseables, así como en los sistemas de producción con la implementación de tecnología de riego, nutrición y protección de las plantas, además de diseños de siembra cada día con mayores densidades de población que posibilitan el incremento de las cosechas; por lo que definitivamente cada nuevo ciclo es una oportunidad para emprender y seguir avanzando, utilizando lo que ha expresado buenos resultados y modificando o perfeccionando aquellas ideas innovadoras basadas en la experiencia obtenida, con el potencial o la capacidad de renovar una pequeña o gran parte del proceso para una mayor utilidad.

“Hoy es evidente el desarrollo tecnológico y al ser integrado al sistema de producción, es el concepto que potencia el cultivo de ajo, esto en conjunto con la adquisición ciclo tras ciclo de experiencia y conocimiento que nos permite avanzar poco a poco, pero a pesar de ello, tenemos también que reconocer el constante incremento en los costos de producción, seria limitante que mantiene una marcada tendencia ascendente lo cual ha convertido al sector en un demandante de altas inversiones y con ello un acreedor de grandes riesgos”; así lo compartió el señor Antonio Medina Cerda, agricultor con más de 20 años de experiencia dentro del sector, quien en el reciente ciclo agrícola estableció y cosechó una superficie de alrededor de 2 hectáreas de ajos manzanos, variedad de notable precocidad, sembrados del 27 al 30 de agosto del 2021 y enchufados o engavillados del 18 al 20 de abril del 2022, bajo la modalidad de alta densidad en camas de 2 metros de anchas con 12 hilos de plantas, interesante trabajo desarrollado en el Rancho Palma Chata, situado en suelos pertenecientes a la comunidad de El Bordo, del municipio de Guadalupe, Zacatecas.

“Si hacemos una comparación con años o décadas pasadas, a hoy en día, donde va en aumento el uso de variedades mejoradas con una mayor cantidad de plantas por hectárea, la diferencia es bastante grande, aún más si vemos los avances en herramientas como maquinaria y equipo, cuidado y nutrición vegetal, pero sobre todo en el manejo del agua, pasando de riegos rodados que humedecían excesivamente el suelo desperdiciando y propagando enfermedades, a sistemas de riego de mayor precisión como el goteo, que controlan y equilibran mejor la humedad, esto entre otros adelantos han cambiado las perspectivas incrementando los rendimientos y mejorando la calidad del producto y con ello su aceptación por parte del consumidor”.

“En nuestro caso particular, cabe precisar, que somos productores chicos, sembrando por lo general de 2 a 3 hectáreas de ajo y cuando se puede un poquito más, llegando a sembrar hasta en 4 hectáreas en ciertas ocasiones, pero nada más a doble hilera, después comenzamos a meter camitas a 6 hilos, y en este último ciclo optamos por bajarnos solo a 2 hectáreas, pero a 12 hilos, lo que lógicamente expresa una menor superficie, pero un incremento en la densidad de plantas por hectárea, intentando con ello lograr una mayor cosecha. Por ello sentimos que hemos mejorado en algo la situación de nuestro cultivo, esto gracias a una buena sinergia entre la gente que nos asesora y la poquita experiencia que tenemos y que seguimos adquiriendo, avanzando de esa forma poco a poco”.

“Cuando sembrábamos nada más a doble hilera en surco sencillo, traíamos un rendimiento que rondaba de las 13 a las 17 toneladas aproximadamente, dependiendo de como se presentara el año. Ahora con este incremento en la densidad esperamos alrededor de las 40 a las 45 toneladas de ajo por hectárea, lo que representa más del doble de lo que sacábamos con el sistema tradicional, aunque obviamente también se duplican costos como el de la semilla y el fertilizante principalmente, no obstante, estamos ciertos que la relación costo-beneficio será favorable, con ajos de buena calidad ya que hemos estado al pendiente aplicando todo lo que las plantas necesitan, obteniendo en menor terreno un mayor rendimiento”.

“Aquí se conocieron primero los ajos chinos, después se cambio a Ensenada, y luego a coreanos, de ahí pasamos al garra de tigre y ahora a los llamados manzanos, variedad que realmente tenemos poco de conocerla, pero ya tiene tiempo desarrollándose para el lado de Chaparrosa, Villa de Cos, y afortunadamente hemos visto que han expresado buenas características, como su excelente color y entre mayor tonalidad más es su consumo y su valor, además, destacan porque se han adaptado bien al clima de la región y por su gran homogeneidad en la forma y tamaño del bulbo, predominando medidas que van del 8 al 10, que por lo general son las dimensiones más comerciales, de ahí que sean los tamaños que como productores más buscamos”.

“El sistema productivo que implementamos este año fue una idea que nos surgió a raíz de una presentación que se hizo en campo para el lado de Chaparrosa, razón por la cual optamos en realizar este tipo de siembra en camas de 2 metros con 12 hileras de plantas, a una distancia aproximada de 10 centímetros entre plantas, con una cintilla para el riego por goteo en la parte central de cada 2 hilos, o bien, 6 cintillas por cama, diseño con el que más o menos metimos alrededor de 600 mil plantas por hectárea, densidad de población que hasta cierto punto es alta, pero nos ha permitido una buena aireación u oxigenación y creemos nos ha dado un espacio justo para que los bulbos se desarrollen uniformemente”.

“Estos ajos se empezaron a regar desde los primeros días del mes de septiembre del 2021, entendiendo que por lo regular a principios del ciclo del cultivo, cuando la planta es aún pequeña, la demanda de agua es mínima por lo que de inicio es poco el riego necesario, dado el reducido nivel de radiación y las bajas temperaturas las cuales detienen el crecimiento vegetativo de la planta, por lo que sería contraproducente aplicar riegos fuertes, ya que además de estar desperdiciando o desaprovechando el agua estaríamos generando condiciones favorables para la propagación de enfermedades; pero una vez entrado el calor, con un mayor crecimiento del cultivo y una mayor radiación lo que a su vez aumenta la evapotranspiración, naturalmente la demanda de agua por parte de las plantas también se incrementa, por ello poco a poco los requerimientos de agua se intensifican tornando cada vez más sucesivos los riegos, reconociendo que a final de cuentas el cultivo del ajo es uno de los que mayor cantidad de agua demandan, e igual que cualquier otra determinación agrícola, el riego debe ser definido en base a las necesidades reales de la planta y a las condiciones ambientales presentes”.

“De igual forma la nutrición del ajo depende de cierto tipo de variables, principalmente de los requerimientos naturales de las plantas y de la cantidad de elementos que contiene el suelo, en base a ello es como se programa la fertilización o fertirriego, partiendo pues de lo que realmente demanda el cultivo como lo son componentes minerales básicos, nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), además de los microelementos que también son de gran importancia, siendo la cantidad la que varía de acuerdo a un sinfín de condiciones, como el estado del suelo y la planta, el ambiente, la densidad de población, y al ser en este caso alta, también fue alto su nivel de fertilización; por lo que definitivamente el plan nutrimental es muy flexible, y ciertamente para el manejo del ajo no existe una receta exacta, ya que, como todo en la agricultura, depende de una gran cantidad de factores, sobre los cuales el productor debe de tener conocimiento, y estar constantemente observándolos y midiéndolos como fundamento de una acertada toma de decisiones para una mejor producción”.

Por último, el señor Medina Cerda añadió; “las mezclas de fertilización que realizamos derivan de un previo análisis de suelo, aplicando así a grandes rasgos una nutrición base o de fondo cercana a la tonelada por hectárea de diferentes componentes, destacando sobre todo que casi el 80% de los productos nutritivos que aquí se emplearon pertenecen a la reconocida marca COSMOCEL, especializada en el segmento de la nutrición vegetal con un amplio abanico de soluciones”.

Asimismo, con la intención de fortalecer el intercambio de experiencias e información, el Ing. Enrique López, asesor técnico de la parcela de alta densidad y representante de COSMOCEL en la región, agregó; “de base se utilizaron 450 kilogramos de MAP por hectárea, de Superfosfato Simple 250 kilos, 100 kilogramos de Triple 16, y también se metieron 20 kilos de Mainstay Calcio granulado, para en lugar de meter toneladas de yeso, suministrar algo que fuera más localizado y que se pusiera más disponible, porque como estamos hablando de 12 hilos y la alta competencia que esto genera, necesitábamos tener todo concentrado hasta darle la disponibilidad necesaria para que la raíz fuese lo más dinámica posible en el suelo, y con ello absorbiera con mayor facilidad los nutrientes, además se incorporaron 15 kilogramos de Vigostart, bioactivador del suelo en forma granulada que estimula el desarrollo en las primeras fases de cultivo gracias a que aumenta la eficiencia de los fertilizantes aplicados, induce el crecimiento de la raíz, moviliza el fósforo secuestrado, promueve la actividad microbiana del suelo, enriquece la uniformidad del crecimiento durante la fase inicial y mejora la retención de humedad, todo esto buscando que la parcela tuviese las condiciones idóneas para que principalmente las raíces no estuviesen obstruidas y que el desarrollo fuese lo más homogéneo posible, evitando que los mismos fertilizantes sean competencia de otros, para lo que tenemos que encontrar un balance donde a la planta lo primero que le aportemos sea la entrada de agua y no de sales para impedir su obstrucción”.

“De inicio, comenzamos con la curada de la semilla, mediante una dosis de 3 mililitros de Maxi-Grow por litro de agua, 1.5 mililitros de Varón (tebuconazole), de Inex-A se añadieron 3 mililitros por litro de agua, 4 gramos por litro de agua de Terramicinas, y de Rootex potente promotor de pelos absorbentes 3 gramos por litro de agua, esto para curar hasta 2 toneladas de semilla”.

“La fecha de siembra fue del 27 al 30 de agosto del 2021, momento en el que se aplicó herbicida; de ahí, ya después de la germinación se metió el 13 de septiembre del 2021 dentro del plan de fertirrigación, 1 kilogramo de Aminocel 500, bioestimulante con alto contenido de L-aminoácidos libres balanceado con macro y micronutrientes, ideal para reforzar a la planta, 10 litros de Fertigro 8-24-00, otra aplicación más de Rootex a razón de 2 kilogramos, y por ultimo 3 litros de Barrier que es un calcio el cual fortalece la pared celular, generando plantas con tejidos de alta resistencia frente a plagas y enfermedades, así como frutos más consistentes, generando que la planta despegara más rápido y los tallos se reforzaran”.

“Posteriormente, realizamos una aplicación más el 26 de septiembre del 2021 a base de otros 3 kilogramos de Rootex, 10 litros de BioMax Solum de la nueva línea de bioactivadores de Cosmocel al igual que BioMax Magnum del cual también se suministraron 10 litros para promover el crecimiento vegetativo y acumulación de biomasa, además de 1 kilogramo de Kelatex Multi excelente para la prevención y corrección de deficiencias de microelementos, y 2 litros de Fertigro Zinc”.

“De ahí, volvimos a realizar otra aplicación hasta el 12 de octubre del 2021, con 75 kilogramos de Fosfonitrato, otros 10 litros de BioMax Magnum, 20 litros de Fertigro 8-24-00, 6 kilos de MKP, 5 litros de Mainstay Calcio, 10 kilogramos de Nitrato de Magnesio, 2 kilos de Kelatex Multi, y 2 kilogramos de H85 que es un complejo a base de diferentes fracciones de extractos húmicos de muy alta calidad que mejora el grado de fertilidad del suelo, y lo metimos porque decidimos ya no cultivar para evitar dañar las raíces”.

Para cerrar con esta primera parte de la reseña, el Ing. Enrique López complementó; “8 días después, el 20 de octubre del 2021, realizamos una aplicación similar a la anterior del 12 de octubre, con 75 kilogramos de Fosfonitrato, 10 litros de BioMax Magnum, 20 litros de Fertigro, 6 kilos de MKP, 5 litros de Mainstay Calcio, 10 kilogramos de Nitrato de Magnesio, 2 kilos de Kelatex Multi, y 2 kilogramos de H85”.

“Desafortunadamente 3 días después, el 23 de octubre del 2021, los ajos se nos empezaron a enfermar con lo que es la mancha purpura, dadas las condiciones que teníamos de humedad y el hecho de no cultivar, para lo cual decidimos aplicar vía foliar 500 gramos de Aminocel 500, 2 litros de Humifert nutriente enriquecido con ácidos húmicos, 300 gramos de Amistar 50 efectivo fungicida a base del ingrediente activo Azoxystrobin, 1 kilogramo de Trazex ideal para incrementar el nivel de eficiencia de la planta evitando deficiencias de microelementos, 500 mililitros de Dimetoato, 1 litro de Inex-A, y 2.5 litros de Powerplex para hacer hojas más amplias y con mayor fortaleza”.

Espera la 2ª parte de este interesante reportaje productivo, en próximas ediciones…

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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