Semilla de frutos promisorios 2ª parte

Delineado en la primera parte de este reportaje como el origen para la expresión de mejores resultados, la siembra de charolas para la producción de plántula es un tema con un amplio abanico de información, razón por la cual se da seguimiento en esta su entrega a través del amable intercambio de experiencia vertido por el MVZ Misael Castañón Campos, coordinador operativo de Agropark Zacatecas, empresa orgullosamente mexicana con calidad mundial, ubicada cerca de la localidad de Colonia Osiris, perteneciente al municipio de Guadalupe, Zacatecas, unidad enfocada en la producción de tomate bajo apego a buenas prácticas agrícolas, quien entre otras cosas señaló que en el periodo de germinación, se deben de estar monitoreando diariamente parámetros como temperatura, humedad y luminosidad dentro del cuarto para garantizar las condiciones óptimas y evitar cualquier tipo de contratiempo.

“Posterior al proceso de germinación o una vez que la planta emergió, pasa al área de semilleros, donde se le da un cuidado similar al aplicado en la cámara de germinación, cuidando la humedad, la temperatura y se coloca una malla sombra dentro del invernadero, ya que como la planta sale de un lugar obscuro y está muy tierna, el impacto de los rayos del sol puede ser algo severo o estresante, esto durante unos 5 días, después, ya que la plántula se adapta y adquiere mayores fortalezas, se retira la malla; en términos generales, dentro del semillero la planta permanece alrededor de 30 días, donde se trata de darle las condiciones óptimas para que se desarrolle perfectamente bien con un robusto tallo y un cepellón lleno de raíces o con una excelente cobertura radicular, lo que le da la forma correcta para pasar al campo definitivo sin problemas y con grandes ventajas”; así lo precisó el MVZ Castañón Campos.

“El rango de temperatura ya en el semillero es un poco más fresca, de 24 a 25° centígrados, y la humedad de 75 a 80%. Se busca que la planta paulatinamente vaya adaptándose a las condiciones climáticas de nuestro entorno, así una vez que ya pasa a piso, no reciente tanto el choque térmico, ni se estresa, por lo que su desarrollo no se retrasa, gastando menos energía en acoplarse arrancando de inmediato su crecimiento vegetativo”.

“Son ciertos puntos los que debe de reunir la planta para considerar que ya esta completamente apta para el trasplante, entre ellos, una parte fundamental es la raíz, con una excelente cobertura radicular en el cepellón, que sea de un color blanco con microvellosidades, ya que son las encargadas de mover los nutrientes; el tallo debe ser fuerte, con hojas verdaderas, y en general que sea una planta sana, con todas las características de inocuidad y vigor, lo que garantiza una plántula resistente y productiva”.

“Antes de comenzar con la plantación, es necesario dar una desinfección del invernadero o del terreno donde se trasplantará, para minimizar los riegos de daños por patógenos del suelo. Si se acolcha, hay que considerar que existe algo que se llama efecto chimenea, por lo que el plástico debe de estar bien colocado para evitar este problema, que son temperaturas altas que salen por los orificios del acolchado donde se coloca la planta y queman el tallo, siendo este un inconveniente serio; también juega un papel importante la hora del día en que se plante, nosotros preferimos hacerlo temprano para que la temperatura este fresca, y una vez que ya se colocó la planta hay que dar un riego abundante para que todo el cepellón quede cubierto de humedad”.

“Ya en los invernaderos de producción, también estamos midiendo lo que es humedad y temperatura; el tomate desarrolla bien entre los 18 y los 25° centígrados. Al plantar no aplicamos nada de fertilizante solo agua, y hasta el quinto o séptimo día metemos algo más de agua, y una vez que la planta se adaptó, que el desarrollo radicular se extiende fuera del cepellón, empieza uno con lo que es la nutrición, algo suave no muy fuerte, principalmente con microorganismos benéficos como Bacillus subtilis, Trichoderma harzianum, y micorrizas, enfocados principalmente a crear un ambiente favorable para la raíz, ya conforme se vaya desarrollando la planta se inicia con el fertirriego, el cual va por etapas, adaptando la nutrición conforme a la edad del cultivo, en plantas de 40 días, de 60 días, cuando ya tienen frutos, etc.; asimismo, los riegos dependen de las condiciones ambientales, si es una temporada lluviosa el riego se hace más espaciado porque la planta no demanda de tanta agua, o si son días muy calurosos el cultivo requiere de bastante agua, por lo que estos dos apartados, tanto el de la nutrición como el del riego, deben ser manejados bajo programas muy flexibles basados en un monitoreo constante de las condiciones tanto de las plantas como de su ambiente”.

Para finalizar, el MVZ Misael Castañón agregó; “al plantar uno de los principales problemas o alteraciones que se presentan es la llamada secadera o Damping off, por lo que tenemos que estar muy al pendiente de ello, y en charola también existe, ya que como se trabaja con mucha humedad se presta para que los hongos proliferen sino se cuidan bien los puntos críticos, de este modo hay problemas fúngicos, bacterianos, las cenicillas también juegan un papel relevante, y mecánicos ocasionados por factores externos, como por ejemplo, nosotros hacemos la siembra en tiempos donde se presentan fuertes vientos, y esto provoca daños o rupturas en los hules exponiendo las plantas por completo”.

La producción de plántula, evoluciona notablemente en medida que avanza la tecnología y el entendimiento integral del comportamiento y condiciones de las plantas.

Espera la 3ª y última parte de este reportaje, en próximas ediciones…

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