Cosecha alentadora

Su notable proyección agrícola, social y economía, posicionan a cultivos como el frijol y el maíz, dentro de la columna vertebral que sostiene el auge del país y causa estratégica de progreso y bienestar para la entidad; sin embargo, en términos generales sus rendimientos son relativamente bajos, sobre todo en condiciones de secano, pero a pesar de ello Zacatecas ha sido por muchos años el proveedor mayoritario de la leguminosa en México y una importante fuente abastecedora del cereal.

En el caso del frijol, tal es su repercusión, que su cosecha coloca al estado en el liderato productivo a nivel nacional; aunque en realidad la problemática en campo sigue siendo histórica, con temas álgidos como el de la comercialización, y principios que acotan su productividad y competitividad, como la permanencia de costumbres e ideologías conservadoras, una pobre diversificación e innovación, carente valor agregado aplicado al producto, sistemas de trabajo demasiado tradicionales que llevan a un deterioro constante de los recursos naturales, entre otros elementos que lamentablemente limitan el desarrollo. Por ello los esfuerzos que se realizan con la intención de superar dichos obstáculos son de gran valor, sobre todo aquellos encaminados en el sentido de la innovación y el desarrollo de herramientas tecnológicas de respaldo, las cuales buscan disminuir los costos de producción atenuando el alto grado de presión aplicado sobre los recursos económicos, naturales y humanos, logrando rendimientos estables los cuales expresen resultados positivos y rentables para el agricultor, concepción proyectada mediante la correcta ejecución de técnicas de probada eficiencia como son la siembra en camas con altas densidades de población, aplicación al suelo de materia orgánica, trazo de surquearía en curvas a nivel y realización de pileteo para cosecha de agua de lluvia, rotación de cultivos y mínima labranza principios de agricultura de conservación, así como disminución en la utilización de insecticidas, herbicidas, fungicidas y demás moléculas sintéticas, cambios que al integrarse al sistema de cultivo tradicional plasman un avance sostenible de la producción, propensa a una preferente comercialización basada en una mayor calidad del producto.

“En la universidad nos dan las bases para poder salir a practicar la teoría en campo, y como es sabido, es muy diferente lo que dicen los libros a la realidad, por ello, y basado en la experiencia obtenida directamente en el manejo productivo de diferentes cultivos, desde un punto de vista personal consideramos que la agricultura mexicana tiene mucho potencial, con grandes oportunidades, lamentablemente creo que nos hace falta un poco más de organización, de liderazgo y de innovación, sobre todo cuando comparamos el desarrollo obtenido por otras naciones, lo que nos da una dimensión precisa de que aunque hay cosas que definitivamente han mejorado, todavía nos falta mucho por hacer y un largo camino por recorrer, la vida afortunadamente me ha dado la posibilidad de conocer alrededor de 70 países, y sin duda alguna, de ellos, México es una tierra increíble y privilegiada, que tiene lo que muchas otras regiones del mundo desearían tener, con un balance correcto entre cultura, historia, recursos naturales, y lo más valioso, su gente, por ello creo que existen muchas ventajas en lo agrícola que estamos desaprovechando, lo cual pudiese cambiar con el desarrollo y adopción de nuevos y apropiados esquemas productivos, convirtiendo al campo en una ocupación sustentable, siempre y cuando se realicen los ajustes necesarios en la forma de trabajar y principalmente en la ideología, pasando de pensamientos o prácticas tradicionales a un desempeño más moderno y evolutivo, abiertos y sin miedo al cambio, motivados a emprender nuevos proyectos”; así lo compartió acertada e inteligentemente Marco Antonio González Camacho, productor por vocación e ingeniero agrónomo de profesión, sucesor de generaciones dedicadas al campo, involucrado en ello desde niño, lo que le impregnó un gran amor por la tierra, siendo esto lo que lo motivó una vez teniendo la edad requerida, a cursar su preparatoria en la Universidad Autónoma Chapingo, de donde posteriormente surgió la oportunidad de viajar a Japón para estudiar su licenciatura en la Universidad de Agricultura de Tokio, así como su maestría, y una vez terminada su preparación académica ingresar a laborar dentro de una prestigiada compañía japonesa en la que se mantuvo intermitentemente viajando, siendo de ahí sus lazos y raíces fuertemente arraigadas, las que lo traen nuevamente a su tierra, donde ha mantenido desde siempre el sueño de realizar sus proyectos, y afortunadamente es así como con gran capacidad y experiencia hoy trabaja una importante superficie agrícola entre cultivos de frijol y maíz, establecidos en su Rancho El Yume, próximo a la localidad de Rancho del Cura, perteneciente al municipio de Chalchihuites, Zacatecas, cercano a los limites con el Estado de Durango.

“Mi especialidad son los agronegocios, y la clave para que estos funcionen es tratar de integrar a todos los eslabones de la cadena, y aunque ahorita en nuestro sistema dentro del rancho vamos en la parte básica o agrícola el objetivo es seguir avanzando para conectar el siguiente eslabón y así sucesivamente dándole valor agregado a los productos, buscando 3 características principales, seguridad, calidad y viabilidad económica, sin embargo, el proceso no ha sido fácil, nos ha tocado enfrentar muchas barreras normales como en cualquier otro negocio, lo que nos ha detenido un poco, pero seguimos caminando a través del aprendizaje que nos han dejado los errores cometidos y gracias a el apoyo de especialistas en la materia representantes de la estrategia CIMMYT-MasAgro ; además, uno de nuestros objetivos es poder compartir el conocimiento y la experiencia con productores de la región, razón por la cual decidimos de inicio encaminarnos al frijol y al maíz, para conocer a fondo su proceso y su problemática, y como resultado poder transferir los buenos cambios”.

“Llevamos 4 años trabajando aquí en el rancho, y en el reciente ciclo agrícola sembramos alrededor de 15 hectáreas bajo el sistema de riego por goteo, de frijol Pinto Saltillo, la mitad de ellas dentro de la modalidad de labranza de conservación en camas de 80 centímetros a doble hilera, en siembra directa sobre pata o residuos de cebada, con una cintilla al centro para la aplicación de agua, un espaciamiento entre hilos de 50 centímetros y aunque en un principio habíamos pensado en dejarlo a 60 centímetros, decidimos cerrarlo un poco tratando de mejorar la uniformidad en la distribución de agua, lo que ha dado buenos resultados, manteniendo el objetivo de suministrar 45 kilos de semilla por hectárea; y la otra parte, establecida en camas anchas de 1.60 metros con 3 líneas de plantas y 2 cintas de riego, surquería a 80 centímetros, y una separación entre líneas de 38 centímetros, considerando así una densidad de alrededor de 10 plantas por metro, siendo realmente está la primera vez que lo hacemos de está forma. Además, también metimos algo de maíces en riego por goteo, mediante una interesante validación o vitrina de variedades de alrededor de 10 diferentes materiales, con la intención de identificar el mejor genotipo para esta zona, así como un diseño experimental de maíz en siembra directa sobre residuos de avena a doble hilera”.

“Hablando de lo que es el frijol en labranza de conservación, en ese terreno el año pasado sembramos cebada para el grupo modelo, mediante un sistema de 4 líneas con una cintilla, e inmediatamente después de su cosecha, introdujimos la leguminosa, tarea que comenzamos a realizar el día 1° de julio, aunque el objetivo era empezar a sembrar un poco antes, por ahí del 22 al 25 de mayo, sin embargo, por algunos detalles alargamos su inicio hasta el 1° de julio y finalizamos con las siembras alrededor del día 15 de julio; la razón por la que en esa parte de labranza mínima metimos solamente dos líneas de frijol, fue porque al tener una sola cintilla y tratar de abrir un mayor espaciamiento sería menos homogénea la distribución de fertilizante. En lo que se refiere al sistema de camas anchas a triple hilera, que posteriormente estaremos también iniciándolo en el programa de conservación, decidimos hacerlo así bajo la hipótesis de que si la densidad de población aumenta y con las condiciones adecuadas, también los rendimientos se incrementan, e igualmente por la cuestión del riego, invirtiendo un poco más con el objetivo de introducir doble cintilla, pensando en que el agua y los nutrientes abarquen una mayor superficie, y en el cultivo que sigue de invierno una vez que salga el frijol, que en este caso planeamos será una parte de cebada y otra de triticale, donde meteremos camas de 6 líneas, y al tener ya las 2 cintillas tendremos una mejor distribución del fertirriego”.

“Definitivamente el implementar este tipo de sistemas, tiene muchas más ventajas que desventajas, sobre todo si lo comparamos con las practicas tradicionales, y aunque es poco el tiempo que llevamos usándolo, ya podemos ver como principales beneficios lo que es la conservación ambiental, lo que incluye varios recursos esenciales, como son agua y suelo, sobre todo reconociendo que estamos en una cuenca donde existe mucha erosión, y aunque históricamente se ha tratado de minimizar, no se ha logrado como se debiera, dada la falta de conocimientos y de dinero, por lo que realmente tenemos suelos muy degradados. Es así que uno de los primeros buenos resultados que obtendremos con la agricultura de conservación, será un cuidado e infiltración de agua con mayor facilidad y una acertada retención del suelo, enseguida vendrá un positivo efecto económico, ya que el hecho de hablar de un tipo de labranza mínima, hace referencia a la disminución de muchos gastos inherentes a la preparación del terreno, olvidándonos de lo que conocemos como barbecho o volteo, pasos de rastra, nivelación y algunas escardas, lo que en términos generales implica una gran ahorro en el uso de combustibles, desgaste y mantenimiento de maquinaria, tiempo y trabajo, entre otros conceptos; asimismo incrementar la densidad de población, como lo hicimos en las camas de frijol a triple hilera, también tiene sus ventajas significativas, entre ellas la principal, el incremento del rendimiento por unidad de superficie, ya que lógicamente al haber más plantas en una hectárea con un buen manejo se espera una mayor producción, además de que por una mayor cobertura dejan de emerger malezas, dado que el sombreado del cultivo las detiene, aunque cabe señalar que precisamente ese fue uno de los puntos críticos que este ciclo más nos ha enseñado y en el que pondremos mayor atención en el siguiente, dado que analizando cual pudiese haber sido el problema, ya que realizamos ciertas aplicaciones de herbicidas buscando que no fueran residuales y que nos permitieran combatir las malezas de la mejor forma, a pesar de ello se nos presentaron algunos sectores con hierba, creemos que hubo un desfase de tiempo a la hora de la aplicación por el retardo en los preparativos, ya que como lo mencione al ser este el primer año que lo implementamos, la preparación previa a la siembra nos llevó bastante tiempo, salieron muchas irregularidades inesperadas y esa situación hizo que nos tardáramos un poco más de lo normal, talvez la aplicación de agroquímicos tenia que ser 4, 3 o 1 semana antes, y otra cosa, es que gracias a Dios nos llovió mucho, y fue precisamente después de haber aplicado los herbicidas, lo que sentimos que le dio fuerza a la hierba para resistir las aplicaciones, al final el resultado es que en esos sectores se nos elevaron un poco los costos porque tuvimos que meter gente para poder disminuir el problema”.

“Otra limitante importante que se nos presentó al inicio de este ciclo, fue el no contar con la maquinaria necesaria, sobre todo en el caso de una sembradora especial para este tipo de sistemas, y por el momento no teníamos los recursos necesarios para adquirirla, por lo que pensábamos hacerlo de manera rudimentaria con una cultivadora tradicional y con unos botes armar una sembradora, pero justo cuando comenzaríamos con ese trabajo amablemente nos ofrecieron prestarnos una ya acondicionada para ese tipo de siembra en 3 líneas, que la están utilizando para sembrar parcelas de temporal para el lado de Sombrerete donde ya hay quienes tienen este tipo de sistema establecido, de esa forma lo único que hicimos fue tomar la sembradora y adaptarla a nuestro programa de riego, colocándole los rodillos para la cintilla, que fue algo relativamente fácil, pero como en esta zona, está muy poco desarrollada la tecnología, a veces se nos complica, afortunadamente todo salió bien, el único detalle que nos gustaría mejorar para el siguiente año es poder utilizar una sembradora de precisión neumática, que tenga la capacidad de juntar los carros para poder sembrar en varias líneas, con el objetivo de tener mayor eficiencia en la cantidad de semilla que utilizamos, y controlar mejor la profundidad de siembra, sin duda eso nos ayudaría bastante”.

“Superados los contratiempos, sembrado y una vez nacido el frijol, el siguiente paso es nutrir efectivamente la planta para que desarrolle, aunque inicialmente cabe precisar que realizamos un análisis de suelo para en base a ello poder diseñar un buen programa nutrimental, siendo así que traemos una fertilización de fondo con materiales granulados, utilizando la línea de Yara, en este caso específicamente YaraMila Star que contiene un balance de NPK que promueve el crecimiento en las fases iniciales del cultivo, aportando una gran cantidad de fósforo para cubrir su demanda energética, complementado con cloruro de potasio y MAP; de ahí pasamos a lo que fue el fertirriego, donde se metieron sulfatos, MAP técnico, magnesio, zinc y algunos otros productos como arrancadores y enraizadores; en la parte foliar se plantearon también algunas aplicaciones, donde van microelementos, hormonas, y algo de insecticidas preventivos, también arrancadores, fungicidas, potasio, insecticida sistémico y por ultimo un fungicida de amplio rango de acción”.

Para terminar esta primera parte, el Ing. González Camacho agregó; “con estos trabajos tratamos de aportar nuestro granito de arena al desarrollo general, lamentablemente en muchas ocasiones hemos chocado con pared, ya que no estamos acostumbrados como mexicanos, como zacatecanos, a trabajar en equipo e innovar, se nos complica mucho la parte de tomar las riendas de la responsabilidad, en su momento conformamos una cooperativa con el objetivo de hacer compras consolidadas y de esta forma poder ofrecer nuestros productos en otros lugares, con valor agregado, y en 3 años logramos concretar muchas cosas, infraestructura, tren de beneficios, tenemos bodega y en general estamos listos para trabajar, pero la falta de conciencia a la hora de trabajar en equipo es algo que nos ha limitado mucho, hasta cierto punto la irresponsabilidad e impuntualidad, son vicios que tenemos totalmente en contra, por lo que lamentablemente no hemos podido lograr ese desarrollo, y ahora con la implementación de estos sistemas buscamos no solo platicar o ver la teoría, sino mejor ver directamente la práctica, ya que no perdemos la esperanza de que en un futuro podamos desempeñarnos en equipo, y que ese trabajo en conjunto de los resultados necesarios para poder crecer como región y disminuir con ello nuestra migración, dado que en nuestra comunidad de Rancho del Cura más de la mitad de las personas viven en Estados Unidos, lo que verdaderamente es una lastima por el potencial que se nos está escapando de las manos, por ello, ojalá a los productores les despierte el interés y abran su mentalidad para poder aprender juntos, esto que estamos haciendo no es exclusivo, reconociendo que tenemos por delante muchas cosas que ir perfeccionando, pero sin duda, juntos podríamos mejorar más rápidamente”.

Espera la 2ª parte de este valioso reportaje, en próximas ediciones…

El desarrollo sustentable del campo es la respuesta ante el reto de producir más con menos, al integrar la experiencia e innovación, al sistema de cultivo tradicional de frijol, con lo que se expresan mejores resultados y se fortalecen las condiciones del productor.

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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