Línea de partida para un exitoso ciclo productivo

Con la plantación se da inicio a la temporada de cultivo en muchos de los sistemas hortícolas intensivos, asimismo representa uno de los pasos más críticos en la producción dado el grado de estrés que sufre la plántula como resultado de su trasplante al campo definitivo; por ello, el objetivo principal debe ser minimizar los factores de tensión creando las condiciones idóneas para que cada planta comience su desarrollo cuanto antes lo más sano y uniforme posible, mediante la distribución de acuerdo a un diseño que provea el espacio adecuado y que facilite el manejo del cultivo durante todo su ciclo, ya que la forma inicial en que se establezca el huerto incidirá directamente en el curso de labores posteriores, tales como el control de malezas, plagas y enfermedades, aplicación de fertilizantes y agroquímicos, suministro de agua, pasos con maquinaria y equipo, tiempo a cosecha, etc.

Descrita en la primera entrega de este reportaje como una técnica productiva que requiere de cuidados y capacidades específicas, el trasplante de hortalizas, es un tema con un amplio abanico de información, acreedor de gran envergadura económica y social, no sólo por la derrama y la mano de obra que genera en la región, sino también por el tipo de alimento que se produce de gran valor nutritivo para la dieta de la población; en base a tal concepción se da seguimiento en ésta la segunda parte de la crónica, a través del intercambio de experiencias que amablemente comparten productores y técnicos especialistas en la metería, quienes coinciden en señalar que a pesar de que la plantación es una tarea complicada que demanda mucha atención dado el extenso número de variables que se deben manejar, como la buena preparación y humedad del suelo, la densidad y profundidad adecuada, además de todas aquellas que son incontrolables, ésta práctica productiva definitivamente ayuda a una mejor planificación, crecimiento y ganancia de tiempo, ya que son llevadas a campo plantas con estructuras fisiológicas preformadas, lo que a la vez enriquece la eficiencia en costos, facilita el uso de semillas con dificultad de germinación y de alto valor económico como las híbridas, incrementa la uniformidad en el crecimiento del cultivo, incide en una floración temprana e intensifica la precocidad en la producción, lo que al final del día mejora la calidad y maximiza los rendimientos y la competitividad.

“Antes de trasplantar al campo, hay algunas maniobras que seguimos con el fin de acondicionar lo mejor posible al suelo, como lo son pasos con subsuelo y rastra tratando de crear una superficie suave y uniforme que facilite labores posteriores. Con el terreno en condiciones apropiadas formamos camas y acolchamos, al mismo tiempo se aplica la fertilización base o de fondo con 18-46-00, fosfonitrato y sal bajo una relación aproximada de 450 kilos por hectárea, ya en el transcurso del ciclo se continua con el suministro de más nutrientes; colocado todo el plástico también instalamos la cintilla, conectores y demás componentes necesarios para un eficiente sistema de riego por goteo, con el que se suministrara el agua necesaria para la plantación y para todo el desarrollo del cultivo”; así lo señaló Juan Arellano Ibarra, productor de hortalizas como tomatillo, jitomate, cebolla, pero principalmente chile para verdear, sobre todo anchos híbridos de variedades como Don Matías y Vencedor de Seminis, de los cuales ha establecido una superficie aproximada de 40 hectáreas en el presente ciclo, además de algo de pasillas y una mínima

proporción de guajillos criollos para secar, plantados en diferentes predios de la localidad de Trujillo, situado en Fresnillo, Zacatecas, y en otros puntos del mismo municipio.

“El vigor de la planta y de la raíz de Don Matías ha permitido que se adapte satisfactoriamente a nuestras condiciones productivas, además de poseer un alto potencial de rendimiento con frutos grandes y de alta calidad hasta el último día de corte. Por su parte Vencedor tiende a generar chiles muy uniformes de hombros amplios, con paredes gruesas, características que en cosecha le dan un extraordinario tamaño y gran peso, propiedades que principalmente buscamos con la idea de obtener la mayor cantidad de kilos por unidad de superficie. Todo el material vegetativo que plantamos proviene de maquila en invernadero, y siempre tratamos de que toda la planta original se establezca en puras tierras nuevas, esto con la intención de darle las mejores condiciones a los híbridos originales para que expresen todo su potencial de rendimiento, además de que al ser semillas de un alto valor comercial (alrededor de 40 mil pesos libra, cantidad suficiente cuando mucho para una hectárea y media) se busca trabajarlas con toda la mano para que la inversión sea retribuible, o bien el costo-beneficio sea positivo”.

“El sistema productivo que manejamos es en campo abierto, con acolchado plástico a una cintilla por cama. El trasplante se realiza a doble hilera, con una densidad de población de alrededor de 45 mil plantas por hectárea; una distancia entre plantas de 35 centímetros, con camas de 80 centímetros de ancho y separación entre camas de 60 centímetros, diseño con el que se busca una distribución apropiada que disminuya la competencia por el agua y los nutrientes, permita el paso de una mayor cantidad de luz y oxígeno, estimulando con ello un mejor y rápido crecimiento vegetal”.

“Para comenzar con el proceso propio del trasplante, antes es necesario checar que la planta esté lista, para lo cual nos fijamos básicamente en la macices, es decir, en que el grosor del tallo sea el correcto, altura idónea y que la cobertura de raíces sea lo más amplia posible, ya que dicha característica es la que permite que se arraigue perfectamente. Buscamos que sea de talla regular, no muy grande, porque al momento de la plantación se puede caer, en cambio de tamaño pequeño, de 10 a 15 centímetros máximo, no es tan fácilmente derribada, quedando así bien erguida con lo que inmediatamente inicia su desarrollo”.

“Otro factor importante para decidir iniciar con la plantación, son las condiciones climáticas, afortunadamente ya más o menos tenemos medido el tiempo, por lo que sólo es cuestión de esperar a que deje de hacer frío, el cual aquí se retira por allá del 20 de febrero, fechas en las que regularmente comenzamos con el trasplante, de ahí nos llevamos alrededor de un mes para culminar con dicha tarea”.

“Ajustadas las diferentes variables, arrancamos con la labor del trasplante, el cual se realiza de forma manual por medio de personal encargado de introducir la plántula con el dedo en el orifico del acolchado situado sobre la cama de suelo. Al momento de la inserción siempre es conveniente introducir la planta lo más verticalmente posible justo al centro y cuidar que las raíces o el cepellón no se doblen, ya que si eso sucede se puede ligar o con el mismo hule se puede quemar;

por lo mismo colocamos lo antes posible un puño de tierra para cubrir bien el orificio y darle soporte a la planta, evitando además que entre aire o que pueda acumularse agua”.

“Otro punto importante a la hora de plantar, es cuidar que la profundidad a la que se coloca la planta sea la adecuada, de 5 a 6 centímetros máximo, y no encajar más de lo necesario, solo hasta que el cuello de la raíz quede a nivel del suelo. Este trabajo lo realizamos por la mañana buscando las temperaturas más frescas, normalmente de las 7 de la mañana a la 1 de la tarde; y se va programando la superficie que se debe de regar para el trasplante, según las cuadrillas o la cantidad de gente que estará disponible”.

“Para un trasplante correcto, el terreno tiene que estar bien mojado, lo que garantiza que cuando se coloca la platita, ésta tenga la cantidad de agua suficiente para que no se estrese, facilitando además la labor de encajar la planta con el dedo; por ello la humedad del suelo debe rondar un 80%. Empezamos a regar en la madrugada, esto dependiendo de la situación del clima, pero normalmente mojamos la cama por un lapso aproximado de 10 horas antes de plantar, en cuanto la humedad pase el orificio del acolchado, y tratamos de mantener una gota de agua cuando se va realizando la plantación, para que no se reseque y la tierra conserve la saturación adecuada; acabamos de plantar y se aplica un riego firme por unos minutos para que selle la parte superior”.

“Desde el trasplante hasta que la planta arranca completamente su desarrollo, que ya prendió, pueden transcurrir de 8 a 10 días, lo cual depende de un sinfín de variables. En realidad es por ahí de los 2 meses a partir de su plantación en adelante que comenzamos a intensificar el riego y la nutrición, llegando a suministrar agua hasta cada tercer día, por ejemplo, 2 riegos sin nutrición y 1 con comida; pero ahorita en esta etapa de plántula la demanda es mínima, abarcando de 10 hasta 15 días sin la necesidad de aplicarles agua”.

“Hablando de los chiles anchos que manejamos, desde su plantación hasta entrar a cosecha, se llevan alrededor de 4 meses, por lo que más o menos en julio es cuando empezamos a cortar; en ese intervalo de tiempo es muy importante dar un manejo agronómico integral, nutrición eficiente, control en forma de malezas, plagas y enfermedades, a grandes rasgos ir observando y corrigiendo en tiempo cada una de las deficiencias que se pudiesen llegar a presentar”.

Para finalizar, Juan Arellano concluyó; “cabe agregar que la recolección de ésta hortaliza dura en promedio un mes, periodo en el que por lo general realizamos alrededor de 4 cortes por planta; obviamente entre un corte y otro tenemos que ir dándolo su tiempo dependiendo de cómo va quedando el cultivo, algo así como un intervalo de 10 días para que las matas se recarguen, es así que en términos generales hemos llegado a obtener en verdes hasta 40 toneladas de chile por hectárea, esto siempre y cuando todo camine bien, y sobre todo en tierras nuevas las cuales cuentan con las condiciones más favorables para expresar altos rendimientos”.

Por otra parte, y con la intención de reforzar el intercambio de información, el Ing. Juan Carlos Acuña Veyna, productor de hortalizas y sucesor de generaciones dedicadas al campo, líder de la empresa agrícola Horticultores AV Hermanos, innovadora unidad de producción con desempeño en diferentes ranchos de la entidad, entre los que destacan el Talancon y San Rafael situados en el

municipio de Morelos, Zacatecas, enfocada principalmente al cultivo de chile, ajo y cebolla, en una superficie aproximada de 100 hectáreas de riego, cerca de 70 de chile en su mayoría para secado, con materiales criollos seleccionados y mejorados del tipo guajillo o mirasol principalmente, ancho y pasilla, pero también en la modalidad de híbridos con variedades como los guajillos Castillo, los anchos H1, y los pasillas Apaseo, amablemente compartió parte de su conocimiento, señalando así que; “toda la planta de híbrido la producimos en nuestros propios invernaderos, ósea que para la actual temporada criamos plántula de charola para un aproximado de 35 hectáreas, por otro lado, el 70% de la planta criolla la manejamos en almácigo, y el 30% restante, según la disponibilidad de los semilleros, la metemos a trabajo en condiciones controladas”.

“El sistema productivo que implementamos es acolchado para trasplante en campo a doble hilo, con sistema de riego por goteo de una cinta por cama, esto dada la gran necesidad de ahorrar agua; tiempo atrás trabajábamos con prácticas más tradicionales como es el riego rodado por compuerta, desgraciadamente las condiciones climáticas han cambiado y están en constante transformación, lo que ha ocasionado entre otras cosas, una gran irregularidad en las precipitaciones y la disminución en los niveles de agua de los acuíferos, por lo que los pozos cada día dan menos líquido, y definitivamente con el plástico y el riego focalizado de bajo volumen todo es más eficiente, se conserva más la humedad, se controla maleza, se pierden menos nutrientes, y disminuye el costo de combustibles y de mano de obra, entre otros conceptos”.

“Estamos trabajando con el hule 30-30, nombre que se le da debido a que deja una distancia entre planta y planta de 30 centímetros y también entre hilera; pero cuando el plástico se comienza a tirar, tiende a extenderse un poco, por lo que aproximadamente queda un espacio entre plantas de 35 centímetros, lo que ha grandes rasgos nos da una densidad de poco más de 35 mil plantas por hectárea. El hule es de 1.20 metros, con ello la cama queda de aproximadamente 90 centímetros de ancho, más el espacio cubierto en los laterales; y la distancia entre camas es de 1.60 metros de centro a centro”.

“Para iniciar con labores de trasplante, debemos de conjuntar condiciones idóneas tanto del material vegetativo, del suelo, así como del clima; en cuestión de planta debemos de tener principalmente una excelente raíz y macices o madurez, que no esté tierna, porque uno de los problemas más recurrentes en la entidad, son los fuertes aires, sobre todo en esta etapa de plantación, por ello plántula débil batalla más para agarrarse y es más susceptible a fuertes daños por viento; respecto del suelo, éste debe de estar lo mejor preparado posible y con la humedad suficiente para poder ingresar a la planta sin ninguna dificultad e inmediatamente irla cubriendo; y conforme al clima, tenemos que cuidarnos principalmente de la presencia de temperaturas extremas, esperar a que pasen las temporadas con riesgo de heladas, y evitar hacer trasplantes en horas o días demasiado calurosos, circunstancia que puede ocasionar estrés hídrico en la planta”.

“Todo el proceso de plantación es manual, aunque estamos por iniciar con el trasplante mecánico, solo que por cuestiones de tiempo no pudimos hacerlo así para el presente ciclo, pero la idea para la próxima temporada es comenzar a meter la maquinaria especializada en dicha tarea sobre hule, equipos que ya son una realidad, no totalmente automatizados, porque de cierta forma tiene que

ir un operador maniobrándola, metiendo en el revólver la planta, mecanismo que la va bajando, va abriendo el hule y la va insertando en el suelo, proceso que se hace con tierra venida. De forma manual, es la gente la que va sumiendo la plántula en el suelo; actualmente lo que estamos haciendo es que vamos plantando y atrás van tapando, lo que nos permite asegurar más a la planta, para que no queden raíces expuestas al aire y no se sequen, cubriéndolas perfectamente, y como al mismo tiempo está funcionando el sistema de riego, propicia que dicha cubierta se moje y prácticamente se selle, con lo que la planta no sufre tanto el estrés ocasionado por el trasplante”.

Para cerrar, en esta la 2ª entrega, el Ing. Acuña Veyna añadió; “debemos aprovechar al máximo nuestras capacidades, y tener bien en claro nuestras limitaciones las cuales se deben de convertir con coraje en nuestro principal impulso, con el afán de ir a la par en la innovación dentro de los temas de manejo del cultivo, tanto en tecnología como en conocimiento de cada una de las variables naturales que influyen en el desarrollo de las plantas, lo que nos permita encontrar las llaves para abrir nuevas ventanas de oportunidad, produciendo más con un menor desgaste de recursos económicos, naturales y humanos”.

El éxito de un sistema productivo comercial de hortalizas, radica en gran medida, en dar el primer paso de forma correcta, haciendo con ello referencia a un apropiado trasplante, proceso sumamente estresante para las plantas, por lo que el esfuerzo debe ser el máximo para disminuir condiciones adversas causantes de alteraciones dañinas.

Espera la 3ª parte de este valioso reportaje, en próximas ediciones…

 

Salvador Juárez / El Despertar del Campo

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