FEBRERO 2019

 

El sector agropecuario mexicano ha cruzado desde hace años por crisis de tipo estructural, para cuya solución es necesario plantear una nueva estrategia que considere, entre otros muchos aspectos, una redefinición del papel que debe jugar la tecnología y determine el tipo de desarrollos más convenientes para apoyar a los distintos sectores productivos.

México cuenta con una larga experiencia en el proceso de la investigación agrícola y alimentaria, y este campo de trabajo ha recibido apoyo y ha estado permanentemente promovido en el sector educativo, así como en instituciones gubernamentales. El mejoramiento y producción de semillas ha sido una de las áreas centrales de estudio y desarrollo.

Sin embargo, se cuenta con muy poca información sobre las características de la investigación en áreas agrícolas, así como sobre las potencialidades de su capacidad para la solución de los problemas en campo que aquejan a este sector. Por ello, se puede decir que la investigación en el país ha presentado una gran heterogeneidad, debida a la gran diversidad de instituciones que intervienen, a la falta de integración de actividades entre ellas, y a la variada gama de temáticas que analizan; además de presentar una gran dispersión, ya que se trabaja con un número muy grande de especies y de cultivos agrícolas, no siempre relacionados con las necesidades apremiantes de la población.

En otro renglón, una de las circunstancias o aspectos que han puesto en dificultades al campo y que ha sido bastante polémico, es el tema del minifundio en tanto se refiere a la forma de tenencia de la tierra, lo cual es producto histórico de cambios institucionales generados por políticas gubernamentales encaminadas al control político más que al desarrollo rural.

Para confirmar tal aseveración se debe delimitar la naturaleza y las causas del minifundio tanto en el sector ejidal como en el privado; lo cual se logra a través de un desglose cronológico del proceso de transformación de la tenencia de la tierra durante las dos reformas agrarias, la del Siglo XIX y la del Siglo XX, y correlacionando el papel de las instituciones ligadas al sector primario con el desarrollo del minifundismo. Este análisis conduce, ineludiblemente, a la puntualización de las consecuencias de la tierra fragmentada y al esbozo de ciertos elementos, como la educación, organización, financiamiento y reformas legales en materia agraria, que deben ser considerados en el planteamiento de alternativas de solución que permitan hacer del minifundio una institución de la agricultura mexicana socialmente integradora, ecológicamente sustentable y económicamente competitiva.

Una vez más agradecemos su atención, y lo invitamos para que nos comparta sus comentarios, tratando con ello de crear un vínculo dinámico, mediante el cual se promueva una mayor pasión por el campo y sus valores.

El Despertar del Campo, La Nueva Visión Del Agro…

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